Crítica de HAREM SCAREM - Live At The Phoenix

“Live At The Phoenix” es el lanzamiento que HAREM SCAREM ha querido regalar a sus fans estas Navidades. La banda canadiense, con una trayectoria envidiable en la escena del Rock Melódico por su continuidad, declara con este directo que se siente tan activa como la que más y que no es ninguna vieja gloria.

Este trabajo, que incluye un DVD en Blu-ray y doble CD, es el resultado de la gira que HAREM SCAREM realizó para su último álbum de estudio, “Thirteen”. Editado el pasado año, fue el primer LP completamente nuevo del grupo en 8 años. Su presentación pasó por Japón, algunos países europeos -haciendo parada en Madrid- y Canadá, donde tuvo lugar la grabación de “Live At The Phoenix”. En Toronto, su ciudad de procedencia, HAREM SCAREM descargó nada más y nada menos que veinte temas, haciendo especial hincapié en sus dos primeros discos y en el último, que cuenta con 5 temas en el repertorio.

Tras una breve presentación, “Garden Of Eden” abre este directo, como ya hiciera con “Thirteen”. Siendo la elección obligada, resulta algo más apocado que en su versión de estudio y no es hasta “Hard To Love” que se saborea el feeling real que HAREM SCAREM suele desplegar.


Considerando que la banda se caracteriza por colorear sin rebasar sus propios márgenes, lo cual es tan bueno como malo, en “Saviors Never Cry” encontraréis una fantástica salida de tono. Una versión más moderna del tema, tanto a la voz como a la guitarra, marca la diferencia con sus grabaciones anteriores, que pecan de idénticas en ambas ediciones de “Mood Swings”. Esta puesta en escena más pesada es la transición perfecta que nos transporta al año 2005 y a su álbum “Overload” con “Dagger”, obra de nivel que registra un sonido totalmente diferente al delicioso y clásico AOR de HAREM SCAREM en el que se centra la primera mitad de “Live At The Phoenix”.

Alcanzando el punto medio del álbum se abre paso “Slowly Slipping Away”. Impresiona saber que  tres de los miembros originales tocan este tema veinticinco años después de ser su primer éxito. Sin embargo, y a pesar del buen acompañamiento coral de Lesperance y Smith, la voz de Harry Hess queda algo corta para este tema, notándose quebrada en sus tonos más altos, única queja que observar al respecto a lo largo del concierto.


La voz continúa siendo la protagonista en “Sentimental Blvd.”, que inaugura el segundo CD, de manos esta vez de Darren Smith. La fuerza que ya plasmó el batería en la regrabación de “Mood Swings II” se traslada aquí como un torrente increíblemente capaz de colapsar el boulevard. Sin duda, esta obra maestra de HAREM SCAREM se convierte una vez más en uno de sus puntos más potentes.

El final de los 90 arrastra el momento más flojo: “Turn Around”. Si bien he de reconocer que entre los demás temas se camufla de algún modo, admito también que sólo comprendo su inclusión como representante de lo que, subjetivamente, no me encaja en el recorrido de la banda. Si se trata de proporcionarle ritmo a la sucesión de medios tiempo, sin duda cumplen mejor “Saints And Sinners” o “So Blind”, que aunque puedan pasar algo desapercibidas, son movidas y están dentro de la línea melódica.

Para cerrar la actuación se agradece la vuelta a los clásicos con “Change Comes Around” y el siempre bienvenido “No Justice”. Lo cierto es que esta segunda mitad del concierto, como espectador desde casa, puede resultar pesado. La elección de los temas no es mala, pero intercalarlos de otro modo podría haber sido un acierto, quedando la sensación de que la artillería pesada descarga en la primera parte y la segunda se reduce a una combinación algo caótica de los años más experimentales de la banda. Aderezarlo con “Honestly” o “With A Little Love”, pudiéndose quizá considerar un abuso de los primeros álbumes, le hubiera proporcionado alma.

El nuevo directo de HAREM SCAREM es, como ya anunciaba, un detalle disfrutable para los fans; no así un instrumento para atraer nuevos seguidores. Como suma, vuelve a repetirse la historia de pretender exhibir las habilidades de una banda en directo y conseguir una publicación irreal. Sin desdeñarlo y desde el respeto, encontramos que por un lado los temas no sufren apenas alteraciones en directo con relación al estudio, lo cual muchos podríamos achacar a la calidad de la banda. Pero si bien es comprensible que una formación que cuenta con técnicos de sonido en su haber, considere natural retocar lo obtenido en la grabación, lo excesivo queda superficial y anular completamente el clamor del público elimina también la frescura y el dinamismo del producto. Sólo entre canción y canción, y gracias al sonido de la batería, adivina uno que se encuentra escuchando un directo y no un primer máster del material. Conviene que los grandes sellos del Rock se replanteen sus políticas de regrabado y lanzamiento de directos y apuesten por la creatividad de las bandas y la atención a sus seguidores.

Lorraine Pérez

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