Crítica de SAD EYES - Ad Dicti On

No conozco personalmente a Santi González, músico soriano que hace unos años decidió que SAD EYES fuera mucho más que una nota al pie de página de su camino con REX DEVS. Padre y creador, absoluto maestro de ceremonias de una idea que cambiaba el Black Melódico de su otro grupo por un Death Metal que ha ido evolucionando a lo largo de ya tres discos. Digo que no conozco a Santi González aunque, con este, he reseñado los tres discos de SAD EYES y le entrevisté vía mail a raíz del debut, “…And Another Week”. Así que le tengo aprecio a este proyecto y sé que seguramente su creador me leerá. Opinar sobre discos hechos aquí es muy gratificante en algunos casos y no tanto en otros. Sabes que a diferencia de la mayoría de grupos de fuera, y aunque sólo sea por la abolición de la barrera idiomática, lo que escribes llegará de primera mano a su origen. Pensaba en esto porque “Ad Dicti On” no me ha gustado. Y no me ha gustado que no me haya gustado, pero no puedo decir otra cosa. Sería cobarde y le quitaría valor a cualquier cosa que vaya a escribir o haya escrito de cualquier otro disco. Incluida, por ejemplo, la excelente impresión que en su día conté que me había causado “…And Another Week”. Por desgracia, me gustó menos el segundo “9H0B1A” y me ha gustado menos todavía “Ad Dicti On”.

Este disco, como su predecesor, es una batalla entre puntos fuertes y débiles verdaderamente cruenta, un camino de luces y sombras en el que esta vez ganan las sombras. No sucedía así en aquel primer trabajo, mucho más homogéneo y emocional que los siguientes, en los que parece que demasiadas cosas compiten hasta darse codazos por hacerse con la voz solista. Demasiadas ideas, demasiados intentos, demasiadas voces… Como en “9H0B1A”, Santi González se rodea de un montón de colaboradores de la escena española y lleva su música, esta vez todavía más, a una amalgama de Deathrash, Melodeath, Death Metal Clásico y hasta Metalcore que produce cierta confusión formal. Las ideas del núcleo son buenas, pero hay un pecado de exceso que no tenía aquel primer disco, en el que además las voces corrían a cargo de Dave Rotten. Ahora el trabajo es fundamentalmente de un Kike Capilla (REX DEVS) que hace aguas. Cumple en las guturales pero se hunde en las agudas, casi blackers, que se quedan cortas de fuerza y largas de un efectismo estéril. Y como este trabajo, conceptual, incluye mucha carga vocal y mucha historia que contar (en castellano, por cierto) hablamos de un problema de enorme magnitud. Además, la producción brilla en algunos momentos pero patina en otros, con un barullo que no pretende y un peso a veces excesivo en las baterías programadas (no molesta pero se nota) con respecto a unas guitarras a las que habría que desatar de forma unívoca: son la gran estrella de este disco.


He rastreado la web y he visto buenas críticas para este disco pero a mí me parece como mucho correcto, aceptable. Y esos adjetivos no llegan al nivel que me exijo para recomendar la escucha, no digamos la compra. Dicho esto, aquí hay un trabajo cuidado, un buen puñado de momentos de redención y una lista de colaboradores que incluye a músicos de FOSCOR, AS LIGHT DIES, UNREAL OVERFLOW, BAALPHEGOR, APOSENTO, AVULSED… personalidad y distinción en solos que brillan y que rematan un brillante trabajo a la hora de sacar riffs que en muchos casos se pierden, desgraciadamente, en una batidora excesiva a la que las voces no siempre dejan respirar en un disco con muchos vértices y estilos enfrentados pero que se acaba haciendo largo, monótono, quizá no tanta porque repita ideas sino porque repite errores en su intento por abarcar un espectro musical cada vez más abierto, variado y melódico. No hay nada malo en ello, desde luego, y resulta muchas veces plausible. Pero sencillamente me gustó más la concreción más extrema y melancólica de aquel “…And Another Week” que, para mí, sigue siendo el gran disco de SAD EYES, que vuelve a profundizar en los laberintos de la mente, esta vez con una historia de desorden emocional que cierra una trilogía que comenzó en el hastío del ciclo vital en una sociedad enferma y siguió con las luchas de la mente contra el propio miedo. La historia que cuenta “Ad Dicti On” es, en palabras de su creador, “un ejemplo de desfase en las intenciones llegando a sobrepasar el límite del control de su propia ansiedad para caer definitivamente en el caos de la adicción”.

De repente, en plena escucha, deslumbra el potencial perdido de este disco cuando a “Cognitio” le sigue “Tangere”, dos piezas de mucha inclinación melódica y las mejores atmósferas del disco junto al cierre con la brillante instrumental “Ad Dicti On”. O cuando ese aire a DARKANE de “Vulnus” abre el camino a la impecable “Somnus”. Buenas canciones en las que las guitarras son la estrella pero no la afanosa tabla de salvación que son durante casi todo el resto del disco, especialmente en algunas composiciones que apenas dejan rastro por mucho que se escuchen: “Lunium”, “Vincere” o “Ipse”, en la que las voces me incordian especialmente. No se trata de ceñirse a un estilo musical o abrirse a otros. Este disco no me gusta menos por eso. Es una cuestión de ejecución y resultado. Y aunque “Ad Dicti On” no es un naufragio absoluto, tampoco es un disco especialmente brillante ni especialmente atractivo ni especialmente recomendable. Incluye buena música de un buen músico pero no me ha parecido una buena pieza integral de música. Supongo que se capta la diferencia. Y esa, aunque me gustaría poder decir lo contrario, es la opinión más sincera que puedo dar.

Juanma Rubio

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