Crítica de SABATON - The Last Stand

SABATON - The Last Stand

"The Last Stand" es un disco más de SABATON; está bien hecho, bien concebido y encaja bien en la trayectoria de la banda. No enganchará a nuevos fans, pero tampoco decepcionará a los fieles

Si haces algo que funciona, ¿por qué cambiarlo? Eso deben de pensar los suecos SABATON que ya llevan tres lustros y un buen puñado de discos a sus espaldas haciendo, básicamente, lo mismo. Esto no es malo si consigues tu objetivo, que cada nuevo disco, aunque su recuerdo dure lo que tardas en sacar otro, tenga el mismo efecto de entretenimiento que el anterior. “The Last Stand” lo vuelve a hacer, usando los mismos clichés bélicos, el mismo estilo compositivo y la misma forma de presentar los temas. Sin embargo consiguie una vez más que coros, teclados y hasta gaitas, te hagan reaccionar como si tuvieras ganas de meterte en un ejército de guerreros dispuesto a morir por la causa.

Después de dos trabajos muy buenos, cada uno con su temática propia, “Carolus Rex” y “Heroes”, todo sigue igual para SABATON con “The Last Stand”. Una buenísima portada nos adelanta de qué va el trabajo: ejércitos dispuestos a dar hasta su última gota de sangre por la causa para la que luchan, ya sean espartanos, samuráis o soldados de la Segunda Guerra mundial. Con esta temática la épica consigue su objetivo: incrementar la sensación de batalla final, de grandilocuencia y de poder.

Y nuevamente, para qué cambiar, detrás de los controles se ponen los señores de Abyss, el caballero Jonas Kjellgren con la masterización y el señor Peter Tägtgren en todo lo demás, cobrándose parte del trabajo en forma de colaboración de Joakim Brodén en el último disco de PAIN. Se vuelve a conseguir así una producción profunda y centrada en la contundencia rítmica en los cortes más Power, pero también en la melodía y el efectismo en los coros y elementos orquestales. Coros entre los que encontramos a una tal Floor Jansen por cierto, entre otros y otras.


Con un sello como Nuclear Blast detrás de ellos para apoyar cualquier cosa que saque, SABATON se puede dedicar con tranquilidad (y aún así siendo prolíficos) a perfeccionarse a sí mismos y así lo hacen disco tras disco, no siendo “The Last Stand” una excepción sino todo lo contrario, si bien se mantienen en sus trece de no cansar al personal y ofrecen sus trabajos en pequeñas dosis que no suelen superar los 40 minutos. Este disco es otro ejemplo de esto.

No obstante, en la versión limitada encontraremos un par de versiones bastante excitantes como son el “Camouflage” de Stan Ridgway, que viene muy al pelo con la temática y en terrenos más auténticos el “All Guns Blazing” de los JUDAS PRIEST. Ambas son mera anécdotas que redondean el trabajo y le dejan para el final algo que corear desde el primer minuto, pero el resto del disco a pocas escuchas que le des hará lo mismo. El poso que luego deje dependerá de lo rápido que saquen un nuevo disco.


Después de una introducción en suspense, “The Last Stand” comienza fuerte a golpe de teclados y gritos de guerra en honor de “Sparta”, en forma épica e hímnica, sin poner toda la carne powereta en el asador. Para eso ya está “Last Dying Breed” a medio tiempo, con un trasfondo más moderno y actual y donde destacan las guitarras de Rörland y Englund (quien por cierto ya no está en SABATON) y sobre todo “Blood of Bannockburn”, con gaitas incluidas (me recuerda a GRAVE DIGGER) y un hammond que le da un aire muy retro, casi a lo DEEP PURPLE, tema que en directo debe funcionar enormemente. De hecho quien quiera comprobarlo lo podrá hacer en breve pues SABATON pasará por la península junto a ACCEPT en enero de 2017.

El trasfondo más épico profundo con aire también renovado vuelve en “The Lost Battalion” y sobre todo la propia “The Last Stand”, siendo estos cortes donde más protagonista se vuelve la voz de Joakim. En este caso multiplica con múltiples coros con ganas de batalla, dejando el desfase de velocidad y energía para “Rorke's Drift” y “Hill 3234”. Finalmente “Shiroyama”, dedicada a los Samurai, recupera ese aire moderno festivo y “The Last Battle” cierto aura hard rockera ochentera para dejar buen sabor de boca antes de las versiones que antes mencioné en la edición limitada. Te volverás a poner el disco y volverás a disfrutar y en cada nueva escucha te sorprenderás hasta tarareando los coros y estribillos. Pero tampoco hay que ser más exigentes, es lo que ofrece SABATON y lo que se espera de ellos.

Si quieres comer carne, aquí tienes carne. Sin más. “The Last Stand” no es ni lo mejor ni lo peor de SABATON, es un disco más, bien hecho en su concepción, que encaja bien en su trayectoria y que ni te convertirá en nuevo fan del grupo si no lo eras ni te hará dejar de serlo si ya lo eras. Un nuevo eslabón en la serie de batallas que desde los albores del nuevo milenio el grupo sueco viene ofreciendo con constancia y dedicación.

Raúl Ureña Salgado

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