Crítica de THE BROWNING - Isolation

THE BROWNING no es plato para todos los paladares. Su fórmula musical causa inquietud con solo leerla: Deathcore con música electrónica. Por ello, hay que tener apertura de miras para escuchar “Isolation”, su tercer disco -o cualquiera de sus obras, ya puestos- que, por otra parte, es un auténtico placer para mentes enfermizas como la de este redactor.

“Isolation” es disfrute. Brutalidad, pero no excesiva, y mucha electrónica “oscura” -rocosa pero con más de un momento discotequero- que define ese estilo tan particular y denso de la banda estadounidense. En esta ocasión, además, parece que los chicos de Kansas están más motivados que nunca, y nos brindan más variedad para matar el tiempo gozando como cochinos en el barro. No obstante, la condición indispensable para llegar a este nirvana cósmico de fusiones antagónicas, es que el oyente ocasional supere el trauma que le puede suponer la escucha. Y esto no es sencillo, como ya he comprobado empíricamente con varios conejillos de indias.


“Isolation” no solo cuenta con la mejor portada hasta el momento de THE BROWNING, sino que, entre la maraña de canciones espesas, aberrantes y tremebundas de la banda, encontramos un tema con una gran dinámica como “Cryosleep”, cuyo tempo y toque festivo desafía al resto del conjunto y refresca nuestros oídos cuando la escucha del disco va avanzada. Sin dejar de lado el desenfreno, este corte rápido y pegadizo se aleja de los demás, en los que los sonidos pesados y tenebrosos son la tónica general. “Fallout” es otra las canciones que más me ha convencido, por su cadencia lenta y, atención, voces claras, limitando el aspecto tecnológico con el suave aporte del sintetizador - piano; por el motivo contrario me han llamado la atención un potente “Spineless” y un agobiante “Phantom Dancer” cuyos contrastes entre diferentes tempos, en especial sus partes aceleradas, son puro deleite.

Por lo demás, cortes como “Cynica”, el machacón y discotequero “Pure Evil”, el industrial “Isolation”, el más “divertido” y siniestro “Dragon” son cortes poco amables, demoledores. Por otro lado, “Vortex”, con un inicio sugerente que recuerda al “Hallo Spaceboy” de David Bowie, y el denso “Hex” juegan con el misterio. En cualquier caso, THE BROWNING siempre lleva la electrónica por bandera, así como ritmos devastadores y cólera para dar y tomar.

En resumen, “Isolation” es un álbum que motiva tanto como huir de una estampida de bisontes dentro de una discoteca, pero es sobre todo una obra atrevida y un reto que llamará la atención de aquellos que quieran escapar de lo convencional.


 

Enrique Herrero

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