Crónica de OOMPH! y UNZUCHT en Madrid

Más de diez años desde la última vez que OOMPH! se pasó por España (hace unos cuatro años suspendieron por enfermedad de Dero) y con 25º aniversario aún celebrándose en su seno, con un disco bastante completo y retrospectivo que ya reseñé por estas páginas, hacía suponer que la visita del 15 de abril en la Sala Arena de Madrid no iba a pasar desapercibida. Lo que no me pude imaginar era la gran cantidad de gente que ya aguardaba en los alrededores a falta de bastante tiempo para abrir puertas y el tipo de público que rondaba la sala: un alto porcentaje de adolescentes, algunos acompañados de sus padres para ver a Dero, Andreas y Robert… Una banda que tiene en su historia tantos discos y que ha pasado todos los años noventa grabando regularmente, ¿tiene un público tan joven como seguidor? Cuando esto pasa siento el peso de los años en mis espaldas…

UNZUCHT

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Como teloneros OOMPH! se trajeron a sus compatriotas UNZUCHT, que visitaban por primera vez España. Como suele ser habitual la puntualidad en la apertura de puertas fue la nota dominante, pero en esta ocasión hubo un problema con la acreditación de los fotógrafos que hizo que mi compañera Laura Ruiz no pudiese acceder a la sala con garantía de colocarse bien para hacer fotos, algo fundamental en Arena cuando no hay foso. Parece ser que una de las bandas obligó a que los fotógrafos donasen “algo” a una ONG. Que lo obliguen no está bien, pero bueno, sea por una buena causa, pero que mientras pasa todo esto dejasen pasar al público y entre unas cosas y otras pasara más de un cuarto de hora hizo que lo de colocarse bien para dejar documento visual del evento fuera casi imposible. Un contratiempo que sólo afectó a los medios, sí, pero que no está demás reflejarlo por aquí.


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La puntualidad se tornó en adelanto cuando eran las ocho menos diez y UNZUCHT ya salió a escena (el running order los colocaba a las ocho). Teniendo como vocalista a un carismático Daniel Schulz con orígenes españoles, y aunque su trayectoria se reduzca a tres discos y su estilo fuese algo más agresivo que OOMPH!, la garantía de éxito la tenían asegurada. Además, de nuevo para sorpresa mía, la chavalería reaccionaba a la salida del grupo alemán como si fueran los cabezas de cartel. Arena aún no estaba llena (después lo llegó a estar aunque sin apreturas ni la segunda planta habilitada), aunque el adelanto en la salida y que todavía había gente entrando lo explicaba, pero el público chillaba como si fuera el Palacio de los Deportes lleno. Sin embargo, tanto “feeling” entre público y banda, no se tradujo en un sonido a la altura. Viendo el equipo de sonido y los técnicos que luego sacarían OOMPH! (dos mesas de mezclas de última tecnología y sus correspondientes técnicos, que dejaban a la mesa auxiliar de UNZUCHT como un juguete para niños), y la diferencia de ecualización entre UNZUCHT y OOMPH!, se demuestra una vez más que con independencia de la sala (y la acústica de Arena es nefasta), llevar un buen equipo humano y técnico es esencial. UNZUCHT no lo llevó y su actuación se deslució.

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Los alemanes empezaron con dos cortes de su último trabajo, “Venus Luzifer”, al que ya están a punto de dar el relevo pues tiene dos años de vida, y desde el primero de ellos, “Unendilich”, con partes rápidas y voces guturales, quedó claro que aquello iba a ser una bola de ruido. Daniel cantaba bien y se le entendía, pero la música era bastante caótica. Con “Selenblind”, donde quedó claro que llevaban todos los efectos electrónicos grabados, la cosa no mejoró, y aunque “Deine Zeit Läuft Ab” de su primer trabajo, “Todsunde 8”, al ser más pegadiza y arrancar las palmas del público lució más, con “Kettenhund” -single de adelanto de lo que está por venir y que es uno de los temas más agresivos de la historia de UNZUCHT-, siguió siendo patente su lacra sonora, caos total. El más damnificado era Daniel De Clercq, su guitarrista, cuya voz gutural y agresiva de apoyo a Shulch apenas se distinguía. La continua sucesión de acoples con que se llenó el concierto lo acababan por hacer desesperante, a pesar de que la banda daba todo lo que podía, de eso no cabe duda y tuvo al público en el bolsillo desde el principio, gracias a su buen hacer y al carisma de su cantante siempre agradecido y empeñado en que el público se lo pasara bien.

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La parte final de su descarga se centró en “Todsunde 8”, cayendo “Der Letzte Tanz”, que gozó de mejor sonido, aunque no se olvidó de los acoples; “Unzucht”, en la que Daniel aprovechó para que el público cantase el nombre de la banda, no estando quieto ni un minuto en el poco espacio que tenían en el escenario con toda la parafernalia de OOMPH! detrás; y después de un breve recuerdo a “Rosenkreuzer” con “Nur Die Ewigkeit”, que dedicaron a amigos y familiares fallecidos y en la que Schulchz aprovechó para lanzarse al público y darse un baño de masas.

Se despidió después de 40 minutos largos con “Engel Der Vernichtung” en la cual ¡por fin la voz gutural sonó bien! (¿No se habrían olvidado de conectarle el micro a De Clercq hasta ese momento?). Siendo la primera visita de UNZUCHT a España creo que dejó buen sabor de boca por entrega y carisma de Daniel, pero deben mejorar su parte técnica si no quieren deslucirse ante grupos con las tablas de OOMPH!. Aún así entretuvieron y no dejaron indiferente a nadie.


OOMPH!

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Siendo una gira retrospectiva de 25º aniversario uno podría sospechar dos cosas: repertorio extenso y cuidado en la presentación. Pero lo que no podía suponer es que lo segundo iba a ser tan descomunal, porque el repertorio ya lo conocía y estaba muy equilibrado tocando de todas las épocas (salvo su disco de transición, “Sperm”) incluso su fase discotequera de su trabajo homónimo de debut. Insisto en el buen equipo técnico que llevaban, pero también se notaba que llevan un año con esta gira de XXV (que además de ser su cumpleaños es el título de su último trabajo) y que todo estaba muy calculado y programado, lo cual tampoco restaba pasión, todo lo contrario. Eso sí, el auténtico maestro es Dero. Vale que OOMPH! son tres, pero salvo Robert Flux, muy risueño y activo, Andreas Crap está más centrado en sus instrumentos (ya fueran teclados o su colección de guitarras huecas, transparentes y psicodélicas), y por supuesto los músicos de sesión para el directo (aunque alguno como Hagen Godicke el bajista lleva con ellos doce años…) son mero atrezzo.

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Siendo tantos (además del trío principal, el teclista jovencísimo Felix, la batería acústica de Michael Merkert, muy efusivo toda la noche, las percusiones electroacústicas de Patrik Lange y el ya citado Hagen), el escenario de Arena resultaba pequeño, máxime con tanto efecto de luz que llevaban también consigo en forma de focos hollywoodienses, pero lograron aún así sacar todo el partido que pudieron al recinto, especialmente e insisto en su fuerza y presencia, Dero, ya se dedicase solo a cantar o a compartir su labor vocal con dos timbales que esporádicamente aporreaba para mayor peso rítmico. Desde el principio quedó claro que OOMPH! no quería dejar a nadie indiferente y además de un sonido de matrícula de honor desde el principio, el juego de luces y los efectos de la pantalla de leds convertían el escenario en una fiesta sonora y visual. Por otro lado, Dero tiene una voz sobresaliente. Tenía yo miedo en cómo afrontaría la voz más “industrial”, pero en todos los tonos, y son muchos los que usa, estuvo fenomenal, sólo apoyado en las partes melódicas por el teclista Felix y ocasionalmente Robert y Andreas.


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El repertorio, como ya comentaba, era muy completo. No se dejaba ninguna fase por cubrir, ni su época electrónica, ni sus momentos más industriales, ni los cortes más Gótico-festivos ni algún momento de intimidad y ternura en la última parte del concierto. Desde que los germanos salieron a escena a falta de cinco minutos para las nueve y durante la hora y cincuenta minutos que estuvieron en escena, si no tenían ya al público en el bolsillo (alguna hasta hizo de grupie sesentera lanzándole un sujetador a Dero), se lo terminaron de meter a golpe de grandes temas y entrega en la ejecución. Además muy pocas cosas, por no decir ninguna, las llevaban enlatadas (dejando a un lado obviamente que los efectos son electrónicos, pero los reproducían en directo).

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Comenzaron con uno de los grandes cortes de “XXV”, el coreable “Alles Aus Liebe”, y aunque por descontado el disco más representado fue el último, no fue protagonista absoluto y sin darnos cuenta empezaron a navegar hacia atrás con “Labyrinth”, el éxito de “Monster” que fue coreado por todos y donde Dero se salió, “Träumst Du” y “Mein Schatz” de “GlaubeLiebe Tod”, ambas de sonido muy industrial y percusivo y “Das Weisse Licht” de “Plastik”.

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En este momento una de las incógnitas que tenía se despejaría: ¿cómo sonarían los cortes de “Oomph!”, que ya tienen 24 años de vida y por aquel entonces eran electrónica industrial pura y dura? Andreas y Robert se pusieron detrás de los teclados y Arena se convirtió en la discoteca que en realidad es y cayeron “Mein Herz” y “Der Neue Gott” con sonido y ambiente espectacular, la segunda de ellas con batucada incluida. Despejada la incógnita, volvieron hacia delante con “Unzerstörbar” y de nuevo a “XXV” (después de casi una hora ya que se había pasado en un suspiro) con “Als Wärs Das Letzte Mal” y “Jede Reise Hat Ein Ende”, ambas sacando la vena más Gótica de OOMPH!, siendo entrelazadas por “Wunschkind” del disco de igual nombre, recuperando sus años más industriales. Dero seguía siendo un frontman magnífico, interactuando en ingles, alemán y algo de castellano macarrónico (le faltaba los orígenes hispanos de Daniel de UNZUCHT y los tendría a todos a sus pies) y agradeciendo la reacción del respetable hasta cantando fragmentos del “We Will Rock You” de QUEEN antes de “Labyrinth” o “You Are Unbelievable” de EMF tras “Unzerstörbar”.

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Después de este momento de mayor tranquilidad siniestra, se sucedieron una serie de cortes en donde el público no dejaría de saltar animados por Dero, como “Bis Der Spiegel Zerbricht” de “Des Wahnsinns Fette Beute” y sobre todo “Jetzt Oder Nie”, una de las más pegadizas del último disco y que Dero dedicó al público como su himno particular, muy apta por su aire marcial. No fue menos efectiva “Niemand” pero el momento “freak” de la noche vino cuando iban a tocar “Mitten Ins Herz”, del “Defekt” y que es una de las más industriales a la RAMMSTEIN. Inicialmente Dero pidió que el público montase un pogo, pero teniendo en cuenta la composición del mismo, tal cosa no iba a ocurrir, así que ni corto ni perezoso subió a tres chicas al escenario para que estuviesen allí con la banda, dos adolescentes que supieron estar en un segundo plano y la estrella de la noche Mayte, que tuvo su momento de gloria bailando en escena como podía y allí se quedó hasta que Dero decidió lanzarse al público y los roadies invitaron a las chicas a hacer lo mismo (las adolescentes con cierta timidez y miedo…). Si no allí se hubiera quedado la muchacha toda la noche si hiciera falta…

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Después de la tempestad venía la calma y vino el momento íntimo con “Unter Diesem Mond”, con Dero ante el peligro sólo con el teclado de Felix y algún aporreamiento de sus timbales (que hubiera sido mejor obviar), pasando con nota e incluso acabando en castellano diciendo “hijo de la luna”, motivado por la propia letra de la canción. La continuación fue la exitosa “Auf Kurs”, donde Robert se armó con la acústica, y para seguir con “Monster”, no podía faltar su gran éxito, “Sandmann” que fue coreada y saltada por todos. Un nuevo guiño industrial vendría con “Gekreuzigt” de “Unrein” y se despidieron para tristeza del respetable con “Augen Auf!”, uno de sus himnos con Dero en su tono más personal, medio rasgado, medio limpio, que es el que más me gusta.

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Obviamente quedaban los bises (uno en particular que no debe faltar…), y el público al principio tímidamente y luego más animado pidió más. Así volvieron a salir y enlazaron dos temas en donde el público no deja de saltar, “Kleinstadtboy” y por supuesto el single que no debe faltar, el controvertido “Gott Ist Ein Popstar” (curiosamente en ambos el único pero al sonido, la guitarra de Robert estaba muy alta). Dero salió con la cara pintada de sangre y con chistera y terminó de actuar y dejar a todos con la boca abierta, poniendo el broche con un Dankeschön a ritmo de cabaret jazzístico mientras sus compañeros ya se daban un baño de multitudes.

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OOMPH! dio un grandísimo concierto, sin fisuras, completo en repertorio, en entrega, en concepto visual, en ritmo y sobre todo en ejecución. Casi todo el mérito es de Dero y de la propia música que invita a saltar, pero esta noche el grupo alemán estaba especialmente enchufado y dio un espectáculo que difícilmente podrán repetir. Dejando a un lado problemas organizativos con los medios al principio y el mal sonido de UNZUCHT, una noche memorable donde Alemania invadió la capital por unas horas.

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Crónica: Raúl Ureña Salgado

Fotografías: Laura Ruiz García

 

Promotora: Madness Live! Prod

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