CURSE - Void Above, Abyss Below

De primeras “Void Above, Abyss Below” me parecía uno de esos discos de sí, sí, sí… pero no. Sin embargo un puñado de escuchas me ha hecho recalibrar un trabajo de esos a los que según el momento y la circunstancia puedes dar desde un aprobado raspado hasta un notable alto. Así que aunque no alcanza para un ¡SÍ! jubiloso, es un disco sólido y atractivo, sí. CURSE, un poco de contexto, es un proyecto en vías de convertirse en grupo. El retoño de un Eidur (Einar Thorberg) que ha caminado siempre acompañado y que ahora se encarga de todo lo que no sea la batería, cosa de Daniel Theobald. Ambos son compañeros en los mucho más vikingos FORTID, y aquí Theobald hace de escudero de un Eidur que se ha mudado de Finlandia a Noruega y que parece dispuesto a dar más continuidad a CURSE. Hasta ahora más de una década de existencia y (con éste) tres discos muy espaciados en el tiempo y divergentes en estilo. Lo dicho: un proyecto en vías de convertirse en un grupo.

Advierto que si “Void Above, Abyss Below” me produjo de inicio una digestión pesada y me ha obligado a varias escuchas (las primeras especialmente pacientes, para desentramar su entraña) no es porque se trate de uno de esos discos llenos de recovecos y matices. En absoluto y muy al contrario, este es un disco directo y básico, muy poco cocinado y casi crudo: se gestó casi a la antigua usanza, escrito y grabado en 42 días y con casi la mitad de su contenido improvisado. Seguramente por eso a veces a veces parece que se deslava, encoge y cae en el saco de la mediocridad más rutinaria. Y no es el caso. No es ni rompedor ni extraordinario en ningún aspecto, pero es un buen disco de Black Metal añejo y primitivo casi hasta lo atávico.

Como no pocos grupos actuales, CURSE opta por rodear la corriente nórdica de primeros de los 90 y nutrirse de las fuentes originarias de los 80.  El que busque Black al uso más nihilista, obsesivo y habitual apenas lo hallará en los pasajes más ritualistas de la  final “Priests Of The Underworld”. Eidur y Theobald ponen los cimientos de este disco en los grooves a medio tiempo absolutamente añejos y viciosos, en la oscuridad viscosa y casi troglodita que parte de CELTIC FROST y acaba en los DARKTHRONE de “Sardonic Wrath” o incluso en los últimos SATYRICON si éstos fueran menos depurados, mecánicos, pulcros… y comerciales. Las partes rápidas, más apoyo que entraña, se quedan entre el Speed más bastardo y el proto Thrash y tienen ese eco con toxinas Punk a MOTORHEAD de la música maleducada y rockera. En esos momentos, para bien y para mal, trasciende especialmente el tono de improvisación compositiva y la vibración casi de directo. Quien quiera comprobarlo que escuche “The Mad Shepherd”, prueba viva de que CURSE puede ser un grupo absolutamente intrascendente si no se propone con ahínco lo contrario. Por lo demás mandan los grooves movidos y primitivos, los riffs marcados, la garganta rota a lo Nocturno Culto de Eidur y una producción que resulta viscosa, sucia, nada meticulosa y que entrega la música sin apenas aliñar ni condimentar. Otra vez, ninguna sorpresa.


Los medios tiempos son el armazón y la razón de ser de este disco y ellos son los que terminan resultado más de lo que a priori parecen. Divierten, contagian una energía condenadamente pura, resultan coherentes y tienen, si se les presta la mínima atención, más calado del que a priori parece y un sencillo pero interesante toque de heterogeneidad. Más macarras y machacones o más tenebrosos y atmosféricos, se permiten grooves sucios y old school en “Void Above, Abyss Below”, “Red Is The Deepest Black” o la más siniestra y decadente “Infernal Visions” (con partes muy DARKTHRONE), pero también una atmósfera más lánguida en “I am The Dead Guy” y hasta una sorpresa hasta cierto punto experimental, en su canon, llamada “Painting The Devil On The Wall”, que convence a golpe de un tono mucho más envolvente, un coro de voces entre oscuras y triunfales y una retorcida carga melódica que resulta inaudita ante lo que le precede y le sucede.

No sé si a CURSE le falta un punto de cocción y de materia gris o si precisamente esa ligereza casi improvisada constituye el gran atractivo de este disco. Por eso no sé si en el futuro este proyecto con pinta cada vez más de banda estable dará un salto de calidad importante o se retirará a los vagones de cola de la mediocridad. Tiene potencial para lograr lo primero y riesgo real de caer en lo segundo y eso creo que define bien a este “Void Above, Abyss Below”, en líneas generales un buen disco de Black Metal primitivo y crujiente. Uno de esos con los que dudas si el test del tiempo relanzará (en ningún caso demasiado) o desnudará (lo justo) pero del que hoy, mientras escribo, puedo decir con seguridad que me ha gustado. Sí.

 

Juanma Rubio

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