D.A.D. - Dic.Nii.Lan.Daft.Erd.Ark

Lo mejor de “Dic.Nii.Lan.Daft.Erd.Ark” y de la banda danesa

Inicialmente editado en 2011, “Dic.Nii.Lan.Daft.Erd.Ark”, décimo primer álbum de los veteranos rockeros daneses D.A.D., se ve ahora reeditado en una edición de lujo que incluye un segundo disco con nada menos que 16 temas que repasan en formato acústico y en directo lo mejor de “Dic.Nii.Lan.Daft.Erd.Ark” y de su extensa trayectoria musical.

Hablar de D.A.D. es hablar de la virtud de la paciencia y de la fe en lo que uno hace pase lo que pase. Nacieron al calor del Hard Rock europeo de los 80 sin querer subirse al carro de la NWOBHM y mirando allende los mares a todo el A.O.R. y el Hard Rock que grandes bandas como AEROSMITH venía ofreciendo con solvencia desde hacía años. D.A.D. editó su primer trabajo en 1986 pero no fue hasta el soberbio “No Fuel Left for the Pilgrims” cuando dieron el campanazo en toda Europa con un disco desenfadado, recio y lleno de energía. En Dinamarca y toda Escandinavia son verdaderamente grandes aunque en el resto del continente tal vez hayan sido un tanto eclipsados por bandas como HANOI ROCKS o los posteriores HELLACOPTERS. Una pena, porque la banda de los hermanos Binzer ha desarrollado en los últimos treinta años una carrera llena de grandes canciones en las que han logrado como pocos el difícil equilibrio entre crudeza y melodía. Sus continuas giras europeas han hecho del grupo una máquina rockera perfectamente engrasada.

“Dic.Nii.Lan.Daft.Erd.Ark” tiene la difícil tarea de demostrar que el grupo aún puede aportar algo al saturado mercado musical internacional y la verdad es que lo han logrado. Aliados una vez más con el eficiente productor Nick Fuss, responsable de la parte técnica de algunos de los mejores trabajos de la banda, el grupo ha decidido desnudar su música hasta dejarla en el puro esqueleto rockero que sostiene su música y han optado por no adornar apenas la producción con capas y capas de arreglos que, en su opinión, ocultan el verdadero espíritu rockero de la banda. Y lo han logrado. El disco es un cañonazo de rock en la línea de flotación de quienes gustan del barroquismo sonoro. Aquí el grupo suena como suenan en directo, o al menos eso es lo que ellos han pretendido por todos los medios.


Vídeo de "I Want What She's Got"

El arranque lo pone “A New Age Moving On”, un salvaje torbellino de Rock incendiario que, girando en torno al infeccioso riff de guitarra de Cobber Binzer, se apodera de los sentidos con su tremenda carga de Sleazy Rock. Nada mejor que empezar así para captar la atención de los fans, aunque sería el siguiente tema, “A Want What She´s Got” el que sedujo totalmente a Nick Fuss y le convenció para producir el disco. Fresco, directo, gamberro y salvaje, el corte recuerda a todos que el objetivo primordial del Rock de D.A.D. es volarte la cabeza con una sonrisa y darte un subidón de adrenalina con estribillos contagiosos, guitarras colosales y toneladas de desenfado. Todo un hit-single que en directo suena tremendo, como podemos comprobar en el disco anexo de esta edición Deluxe.

“The End” tiene un toque de sucio Garage-Rock gracias al sonido herrumbroso de la guitarra de Cobber, las voces descarnadas de Jesper y el tempo ralentizado e hipnótico de la batería de Laust Sonne, último en llegar a la banda pero una de las piezas claves del sonido y el tremendo empuje del grupo en directo. Más accesible y comercial es “Fast on Wheels” un tema en el que la voz de Jesper se asemeja más que nunca a la de su admirado Steven Tyler (AEROSMITH). Una canción de las que los guiris dicen “radio friendly”. O sea, que si la sacan como single la radio la pincha sí o sí. Lo cierto es que su melodía entra a la primera y a los pocos minutos no puedes sacártela de la cabeza. En este tipo de construcciones musicales adictivas D.A.D. son verdaderos expertos y es muy probable que este tema acabe siendo uno de sus clásicos.


Aires zeppelinianos soplan entre las notas de “The Place of the Heart”, un corte pausado, pantanoso y reconcentrado que poco a poco va ganando velocidad justo antes de abrir un hueco estupendo para que Cobber demuestre lo gran solista que es. Todo el grupo es, en definitiva, un compendio de oficio, talento y expresividad y eso se nota en temas como “Last Time in Neverland”, uno de los mejores temas del disco que, además, fue el segundo single extraído del disco. El arranque tribal de la batería de Laust se arropa enseguida de las voces de Jespper y los coros gamberros de Stig Pedersen, bajista y miembro fundador que, además, es todo un espectáculo en directo con sus bajos de una solo cuerda y modelos estrafalarios que son marca de la casa.

Otro de los temas más destacados del disco es “Breaking Them Heart By Heart”, un corte accesible, directo y lleno de melodía en los coros y en el contenido solo de guitarra. Nunca ha sido D.A.D. un grupo de grandes alardes técnicos, siempre han puesto su talento como músicos al servicio de las canciones y eso se nota. Lo que importa es que la partitura sea compacta, creíble y sobre todo accesible. Se nota que es así también en que no estiran los temas de manera artificial para que nadie se luzca injustificadamente y eso es algo que siempre va en beneficio de la propia canción. El piano de apertura de “We All Fall Down” (tercer single extraído del disco) nos presagia acertadamente lo que nos vamos a encontrar: una balada cargada de emoción y épica rockera en el que el grupo demuestra que también tiene su corazoncito a pesar de tanto decibelio y tanta gamberrada. Buen tema que va acercando el final de un disco que va dejando un buen sabor de boca.

“Wild Thing in the Woods” se abre con un riff de guitarra que recuerda a Rory Gallagher y que luego se va cargando de sentimiento Blues-Rock y energía. Tal vez sea un tema algo fallido en el sentido de que aporta poco al tono general del disco. A veces los grupos se empeñan en meter todo lo que tienen por dar más a los fans y pueden pecar por exceso. Menos mal que el solo de guitarra nos reconcilia un poco con el grupo y nos demuestra que hasta en los temas menos acertados encontramos cosas que merecen la pena.

La recta final del disco promete grandes emociones con el gran riff de apertura de “Can´t Explain What it Means”, un tema que alterna pasajes de gran fuerza sonora con remansos de paz matizados con pinceladas de un Blues de muchos quilates. Es, sin embargo, esta extraña combinación lo que hace del tema un quiero y no puedo que se queda en tierra de nadie. Una pena porque por separadas ambas partes son brillantes pero juntas no acaban de convencer.


“Drag Me To The Curb” viene a arreglar las cosas con un tempo más animado y unas guitarras musculosos que sujetan la voz rabiosa de Jesper a lo largo de un tema de corte clásico para una banda que tiene la fórmula ya lo suficientemente aquilatada como para perderse en extraños experimentos. Gran tema que da paso al cierre del disco con “Your Lips are Sealed”, una balada semiacúsitca en la que el piano cobra un protagonismo inédito a lo largo de todo el disco. Parece como si el grupo hubiera querido demostrar que guardan su as para el final y que para ellos es un tema muy especial. Realmente sorprende por su calidad y su emotividad aunque no sé si realmente es un buen cierre para un disco tan energético y vibrante. Sea como sea es una gran canción que demuestra que D.A.D es un grupo que tiene tan larga trayectoria a sus espaldas como capacidad de seguir adelante con dignidad.

Los temas del disco extra demuestran, precisamente, que el grupo factura grandes canciones capaces de superar la prueba del directo como la del acústico, que es donde se ve la calidad de las notas elegidas para cada canción. Ojalá vengan pronto por estos lares.

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