DEW-SCENTED - Icarus

Parece mentira que hayan pasado ya 20 años desde que DEW-SCENTED iniciara su recorrido como banda, aunque no fuese hasta 1993 cuando editara su primera maqueta y 1996 cuando viera a la luz “Immortelle”, su primer lanzamiento profesional. Durante todo este reseñable período, DEW-SCENTED ha hecho más bien poco ruido en lo que a popularidad se refiere. Cierto es que en numerosas ocasiones hemos visto su nombre en populares festivales europeos como Hellfest, Summer Breeze o Wacken Open Air pero, para ser honestos, su nombre nunca ha estado excesivamente ligado al de los grandes del género en Alemania, su país natal. Quizá sea porque el quinteto hace ese tipo de Thrash más inclinado al Death Metal e incluso al Hardcore y que, por tanto, no cala tan bien entre los seguidores más clásicos de la vertiente en cuestión, o porque llegaron un poco más tarde que sus viejos compatriotas y en un momento de incertidumbre para la escena thrasher.

Con “Icarus”, la formación teutona nos abre las puertas a su novena obra, un álbum en el que se estrena el batería Koen Herfst como nuevo componente, siendo, si no me equivoco, el cuarto cambio acontecido en el seno de la banda en toda su historia y en lo que a este instrumento respecta.

A decir verdad, yo soy de esos seguidores del género a los que no les dice nada especial DEW-SCENTED, para qué engañarnos. Recuerdo que en su día me gustaron los discos “Impact” e “Issue VI”, pero más allá de hacerme disfrutar momentáneamente con la brutalidad con la que acometen sus composiciones, poco más me invita a resaltar una banda que, casi con toda seguridad, cumplirá bien con su cometido: ofrecer una apabullante dosis de salvajismo, sobre todo en directo, como pude comprobar en el Wacken Open Air de hace dos años, donde ofrecieron un show aplastante.


Lo que sucede es que si eres de los que te gusta el Metal Extremo en cualquiera de sus vertientes pero, a su vez, te mola memorizar una melodía, empaparte de un riff pegadizo, etcétera, es probable que DEW-SCENTED no sea el grupo adecuado para tus oídos, ya que si de algo peca el quinteto alemán es de ser lineal a más no poder, lo cual se acentúa más por el sonido tan grueso que profesa la banda y por la cavernosa y algo monótona voz de Leif Hensen, el cual dificulta más el poder discernir unas piezas de otras, así como el poder quedarte con pequeños detalles durante la primera escucha.

Como cabía esperar, “Icarus”, el disco que nos ocupa, vuelve a seguir las directrices escasamente inamovibles de sus predecesores. Un buen puñado de combativos y veloces riffs a contrapúa y una base rítmica donde prima una vistosa batería repleta de vertiginosos redobles de timbales aéreos, tan de la escuela SLAYER, rellenan un disco que al llegar a su ecuador me lo ha dicho prácticamente todo. Eso sí, si hay algo que le reconozco a DEW-SCENTED es su fidelidad y su tozudo empeño por seguir la marcada línea de un género ejecutado con una dinámica muy concreta y escueta.

Analizado en su conjunto, el grupo logra expandir en este nuevo lanzamiento toda la mala uva que atesora su música, con lo que el trabajo es efectivo, pero desguazado pieza por pieza, la lectura que saco de este disco es simplemente que no es mala banda sonora de fondo y a todo trapo para la típica tarde libre que utilizas para llevar a cabo una actividad que tenías pendiente en tu casa desde hace algún tiempo. Recomendado para fans del grupo y poco más.


 

Jorge Osoro

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