DIAMOND DAWN - Overdrive

Como una persona que está a dieta y repentinamente se pega un buen atracón de comida sin privarse de nada, haciéndose de este modo un pequeño homenaje. Así me he sentido yo al escuchar el disco de debut de la banda escandinava DIAMOND DAWN. Mis dos últimos contactos con las recientes obras de bandas suecas, CRASHDIET y CRAZY LIXX en este caso, no me dijeron mucho, por lo que necesitaba una inyección de fe que me devolviese la credibilidad hacia el Rock sueco, y es que siempre he sido devoto y fiel defensor de la teoría de que un grupo sueco de Hard Rock o derivados nunca defrauda. Pues bien, este trabajo me ha devuelto la fe por completo.

Haciendo un símil futbolístico, Suecia saca auténticas perlas y diamantes en bruto como la cantera del Barcelona moldea futuras estrellas mundiales (me fastidia reconocerlo, puesto que soy del Madrid, pero es lo que hay). En el caso del Rock Melódico, son muchas las brillantísimas formaciones que han ido emergiendo en esta última década en el país de las mujeres rubias y los nombres impronunciables, H.E.A.T., WIGELIUS, ECLIPSE, WORK OF ART, HOUSTON y, los algo más cañeros, DYNAZTY, abanderan una corriente imparable de gente joven y talentosa que tiene mucho, muchísimo que ofrecer y aportar en el género, siendo algunos de ellos grupos de corte más moderno y otros meramente ochenteros.

Hay muchas cosas que destacan en el compacto de los nuevos hijos adoptivos de esta factoría de ilusión y magia que es Frontiers Records, pero si hay algo que me ha llamado la atención, aparte de la potente y nítida producción y posterior mezcla, la cual ha corrido a cargo de Tobias Lindell (EUROPE, H.E.A.T.), ha sido la labor del teclista Niklas Arkbro. Normalmente, suele ser un denominador común en este tipo de trabajos el hecho de que luzcan los teclados pero, realmente, hacía bastante tiempo que no me encontraba con un uso tan depurado e inteligente de dicho instrumento, el cual parece ser en ocasiones parte de la base rítmica y no algo secundario a lo que recurrir eventualmente para decorar y redondear una pieza.


Por su parte, también cabe destacar la ejecución vocal por parte de Alexander Strandell, el cual no es que tenga una voz especialmente personal (en ocasiones me recuerda a Danny Vaughn de TYKETTO), pero sí plausiblemente cautivadora y con la suficiente calidez como para afrontar las majestuosas composiciones de sus compañeros de banda, sabiéndole dar el alicatado perfecto a cada tema y en cada instante.

Difícil cometido el de destacar canciones en un trabajo tan brillante, aunque, a modo de resumen, hablaré de las que me han parecido más llamativas. “Into Overdrive” emerge de la nada abriendo el disco con fuerza a través de una melodía de teclados muy de la escuela VAN HALEN que, conforme avanza dicho tema, va encontrando otros aliados que hacen que nos hallemos ante una pieza que navega con estilo dentro del AOR de corte ochentero de bandas como SURVIVOR, FORTUNE, ATLANTIC, JOURNEY o FM. ¡Esto sí que es una carta de presentación!

Cryin” es relajante y seductora, y posee un explosivo estribillo que le dota de un acabado más atractivo, mientras que “California Rush” tiene un deje más cercano al Hard Melódico americano de primeros de los 90. De hecho, curiosamente, aquí el joven Alexander vuelve a recordarme al gran Danny Vaughn, por el modo de afrontar el caluroso y adictivo estribillo y por la energía con la que devora la pieza en cuestión.


Indestructible” por su parte, es más sobria, aunque mantiene el tono Hard y, en esta ocasión, el modo en que el vocalista sueco engola y agrava levemente su timbre de voz hace que me acuerde de Ted Pilot de FIFTH ANGEL, aunque el estilo de estos sea más meramente Heavy. A su vez, luce el acertado estribillo. Gran pieza, más actual, eso sí, y cercana al Rock Melódico de bandas como ECLIPE o WORK OF ART.

Con “Turn It Up” vuelve el desenfado y la picardía, siendo como el “First Night” (SURVIVOR) o “American Girls” (FM) personal de los suecos. Canción hecha por y para enganchar desde el principio. Muy buena.

Finalmente, “Don’t Walk Away” no es una gran canción ni un medio tiempo que con el paso de los años vaya a ser recordado como una gran power ballad del género, pero es bonita y efectiva, debido a la melodía de guitarra y al suave y resolutivo estribillo, mediante los cuales me he acordado del mítico “Nobody Win This War” que nos dejó MITCH MALLOY en su primer álbum de estudio.

En definitiva, estamos ante otro gran producto gestado en tierras suecas y apadrinado por Frontiers Records. Si te gusta el AOR, el Hard Rock y en general el sonido melódico dotado de fuerza y gancho, no dejes pasar la oportunidad de escuchar el álbum de debut de DIAMOND DAWN, ya que tengo bien claro que es firme candidato a ser disco del año en el género.


 

Jorge Osoro

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