Critica de RICK SPRINGFIELD - Rocket Science

RICK SPRINGFIELD vuelve a la carga con “Rocket Science” sin apenas descanso entre el último álbum, publicado en 2012, y la gira que le siguió. Me ahorro la presentación de este músico australiano porque quién no ha escuchado ni ha cantado “Jessie’s Girl”... Eso sí, no busquéis otro hit de semejantes proporciones porque hace tiempo que aquello quedó atrás.

Los más acérrimos seguidores de este rockero están convencidos que es capaz de reinventarse con cada entrega; veremos hasta dónde es esto cierto. Su anterior disco, “Songs For The End Of World” (2012), tiene poco que ver con este “Rocket Science”; mantiene la esencia de la música de RICK SPRINGFIELD, que siempre pone en un lugar primordial la melodía, los estribillos resultones y pegadizos y un cuidado especial por la armonía, pero al contrario que el nuevo álbum, que se encamina hacia sonidos pasados, empapados por el Rock And Roll más elemental y el Country, “Songs For The End Of World” miraba hacia el futuro, hacia el Rock más electrónico, más moderno, con ritmos entrecortados, cercano, incluso, a LINKIN PARK. El anterior del anterior, “My Precious Little One: Lullabies For A New Generation” (2009), es básicamente una colección de nanas que escribió para sus dos hijos; es eminentemente acústico, calmado y con melodías dulces.

No sé si haber visto que en estos tres últimos discos no ha repetido ni un sólo patrón, nos serviría para extenderlo a toda su discografía. No obstante, para lo que sí nos sirve es para darnos cuenta de que RICK SPRINGFIELD, pudiendo dedicarse a pasear sus canciones de vieja gloria, aún trata de buscar nuevos sonidos (con mayor o menor acierto) y renovarse si quedarse cómodamente en el hueco que tenía ya reservado para él.

En este ”Rocket Science” vuelve la mirada al pasado para darle una vuelta de tuerca al sonido que ya manejaba en los ochenta y nos trae, como decía, un álbum lleno de Rock Melódico, que en ocasiones recuerda a BRYAN ADAMS, con algunos guiños al Country y cargado de positivismo y buen rollo, incluso en las baladas. La vida le sonríe.

Algunas de las mejores canciones de este compacto son la inicial “Light This Party Up”, que resulta ser un buen adelanto del resto de canciones; las positivas “The Best Damn Thing” y “Pay It Forward”; el medio tiempo “Let Me In”; o la sureña “All Hands On Deck”, mi favorita de este disco.

En definitiva, “Rocket Science” es un álbum amable, agradable y que se escucha muy fácilmente; no inventa la penicilina, pero es estupendo para subir a tu coche y conducir por infinitas carreteras mientras te alejas del mundanal ruido.

Sensi Cuadrado