Crítica de WOLFHEART - Tyhjyys

Las cosas le van bien a los finlandeses WOLFHEART y a su líder Tuomas Saukkonen. Parecen haber entrado de lleno en el ciclo de disco y gira y vuelta a empezar con el loable objetivo de labrarse una carrera y ganarse la vida con ello. Su tercera entrega, que les llevará otra vez a los escenarios (a los de Madrid, Murcia y Barcelona en marzo), es "Tyhjyys".

La banda de Death Metal Melódico nos congrega alrededor de la hoguera. Mientras, nos hostiga la nieve y el gélido viento del crudo invierno finlandés mece los árboles. Una vez arropados, WOLFHEART nos contará con su música las ocho historias contenidas en "Tyhjyys".

Para entrar en calor, y ya que el grupo ha decidido ir a por todas a la carretera, qué mejor que una poderosa introducción que incite a sus seguidores a alzar el puño y gritar en cada concierto. “Shores Of The Lake Simple” será ideal para iniciar sus shows, así como un buen anticipo de lo que sigue. Lo que viene justo después es el sonido burbujeante de las guitarras de “Boneyard”, un corte imparable y potentísimo, con un interludio relajado a modo de pausa para recuperar fuerzas y arrancar de nuevo.

El brioso arranque del álbum se frena un poco con “World On Fire” y sus teclados sacados del Black Metal melódico de finales de los 90, pero sin dejar de ser efusivo. Escuchamos aquí también unos riffs a lo AMON AMARTH que repetirán presencia más adelante en “The Rift”.

El poso de misterio y lo sugerente de su sonido melancólico se incrementan en el delicado inicio de “The Flood”. No obstante, el tema despierta con rabia y se dispara con una aflicción que fluye desde el pecho. Especialmente en sus instantes finales gana épica y bestialidad, con el grito de Tuomas Saukkonen combinado con su gutural.

Un giro de 180 grados llega con la mencionada “The Rift” y sus riffs y ritmos feroces, si bien la melodía se adueña del protagonismo en “Call Of The Winter”, contrapeso de las partes más rotundas; y “Dead White”, un corte aventurero y grandilocuente, de lo más contagioso.

"Tyhjyys" despide el álbum con pesadumbre, dejando que el frío se apodere de la despedida. Un doliente solo de guitarra acentúa la sensación de final, enarbolando la bandera de la épica.

Cambios, subidas y bajadas, tristeza, recogimiento, fiereza y explosividad… En definitiva, mucho contraste y diversidad. Así es "Tyhjyys", variado, gris y blanco como la piedra nevada y rojo como la sangre. Otro exquisito recurso para que WOLFHEART siga dando a conocer su talento y captando seguidores.

Enrique Herrero