Los suecos se distancian de sus inicios con “Overdriver”
Me gustaría saber con certeza qué piensan o qué percepción tienen los miembros de THE HELLACOPTERS, que hoy registran el aquí presente “Overdriver”, acerca de la que fue su carta de presentación hace casi tres décadas, ese laureado y aún recordado "Supershitty To The Max". Y me gustaría saberlo porque esos instantes quedan lejos pero no solo en un plano de temporalidad, sino también estilístico. Aquí podríamos sacar a la palestra multitud de factores, normalmente bastante recurrentes, para hablar de las causas que llevan a una banda a distanciarse, que no divorciarse del todo ni mucho menos, de sus inicios.
Madurez musical; la cuantiosa cantidad de vivencias que una formación, a nivel colectivo, o sus instrumentistas, a nivel individual, pueden experimentar según van acumulando años e incluso décadas a sus espaldas; la pérdida de seres queridos, algo irremediable conforme tu existencia tiene más cuotas de veteranía que de adolescencia, y un sin fin de circunstancias y experiencias que hacen, como en el caso de THE HELLACOPTERS, que las agrupaciones puedan sufrir cambios leves, quizá algo más notorios e incluso considerablemente drásticos, siendo estos últimos los que más críticas suelen recibir por parte de los seguidores primigenios de dichas agrupaciones.
La banda sueca se desvincula del sonido más garajero y atolondrado de los 90
En el caso de los suecos comandados por esa mente inquieta y brillante que es Nicke Anderson podríamos encontrar un término medio. De hecho, no hacerlo sería injusto. Desde luego, THE HELLACOPTERS, actualmente, no pretende continuar por esa senda musical garajera, atolondrada y tan pasada de vueltas en la que, por aquel entonces, se movían plácidamente unos entusiastas veinteañeros que, además, casi con toda seguridad, fueron de algún modo algo esclavos de un encuadre temporal delicado, como poco, para los formatos más clásicos. Y es que cabe recordar que el debut de la banda se produjo en 1996.
THE HELLACOPTERS se muestra más refinado en su nueva obra
THE HELLACOPTERS, más bien, sigue los pasos que ya te encontraste en "Eyes Of Oblivion" o en trabajos algo más alejados como “By The Grace Of God”. El Rock en su sentido más genérico sigue siendo como hace diez, veinte e incluso casi treinta años, la base de todo y los rasgos más identitarios del quinteto, pero ese garaje algo polvoriento y desordenado de hace tres décadas hoy presenta un aspecto más refinado. Los impulsos eléctricos y esa envalentonada acidez que solían tener y lucir con orgullo unos jóvenes recién aterrizados en el circuito musical han dado paso a un mayor espacio para la melancolía, las miradas intimistas, un pronunciado sentido de la mesura, el buceo por las raíces más clásicas del movimiento rockero y una explosividad mucho más controlada y menos temperamental.
Anderson y los suyos siguen creyendo y mucho en MC5, los STONES, THE WHO, la CREEDENCE, THE KINKS, mucho más aun si cabe en los KISS y CHEAP TRICK setenteros y algo menos, eso sí, en el Punk y en el Power Pop. Cosas de la edad, supongo. Pero ese empuje peleón arraigado a otros tiempos pretende seguir dormido y no parece que haya visos de que despierte, al menos a corto plazo. Aunque, eso sí, unas pocas y disfrutables trazas del Protopunk de agrupaciones como THE STOOGES o NEW YORK DOLLS seguirás encontrando en este nuevo material. ¡Y que no falten!
¿Habíamos hablado ya de madurez? Pues eso. Supongo que habrá, y lo entiendo, quien mire con recelo lo que pueden dar de sí actualmente unos cincuentones a los que no les importa sacar del armario muy puntualmente sus galas más juveniles, pero sin dejar de ser realistas ni de pretender disfrazar sus canas y arrugas o camuflar las cicatrices que deja el natural transcurso del tiempo.
Por eso, en “Overdriver” tienes mucha acentuación en las melodías de los estribillos, con ese regustillo a Hard Rock clásico que, en el fondo, ni siquiera en sus primarios comienzos dejó de tener la banda escandinava. También, por supuesto, hay teclados, bastantes. Teclados de corte fino y sobrio, que no pomposo, y de aroma retro y un perfil rockanrolero del que ya calzaba galones en la época del blanco y negro. Y, por supuesto, hay mucho guitarreo marca de la casa. Fraseos de los que entran a la primera por su sencillez y mágica eficacia. También, seguramente, porque detrás de esa falta de complejidad y de esa aparente austeridad compositiva se halla un talento bien armado, una creatividad tan innata como confeccionada a base de digerir vinilos y más vinilos durante años hasta tener el oído bien curtido. Pura marca sueca y arraigo cultural rockero. Una inversión en tiempo y dinero que, con discos como el aquí presente “Overdriver”, queda patente que valió la pena llevar a cabo.
THE HELLACOPTERS está en un momento fino y viviendo una especie de segunda juventud en la que su reciente orientación musical brilla por su naturalidad y desparpajo y por mostrarnos un concepto que, aparte de ejercer de puente fronterizo con esos remotos inicios de los que hablaba antes, se nos presenta tan abrigado de clichés del gremio y tan desprovisto de prejuicios que a título personal me resulta casi imposible no conectar con este álbum. Si logras ver y entender en su totalidad donde está y quiere estar la banda a día de hoy, disfrutarás de la beatleniana “Token Apologies”, la setentera y evocadora “I Don't Wanna Be Just A Memory”, la elegante a la par que grisácea “Soldier On”, la contagiosa “Doomsday Daydreams” y la bailonga y eléctrica “Faraway Looks” o la bonita y sentida “Do You Feel Normal” entre otras canciones que contiene este gran lanzamiento.
Hace ya años que el combo sueco viene apostando por un Rock N Roll más sofisticado, respetuoso con sus orígenes pero de presentación más pulcra. Y este nuevo “Overdriver” es la más clara evidencia de esos vigentes sentimientos, de esa forma de concebir la música en el 2025. Otro acierto más en el casillero personal de una de las bandas de Rock definitivas.
Discográfica: Nuclear Blast Récords
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