Crítica de "Let The World Burn", la resurrección de VIO-LENCE

Portada de Let The World Burn

VIO-LENCE resucita su mítico legado

HIRAX, SACRED REICH, EVILDEAD.... No son pocas las agrupaciones de Thrash de la vieja guardia que regresan a la palestra escapando del más absoluto ostracismo, del olvido de unos adeptos al género y del afligido recuerdo de otros. Bandas que, cual zombis de una película de terror ochentera, salen de sus lápidas, exhibiendo telarañas, putrefacción y cicatrices en algunas ocasiones y un envidiable estado de forma en otras. Este es el caso de VIO-LENCE, banda de culto en el género, que regresa tras casi dos décadas de silencio sepulcral con "Let The World Burn", un EP de cinco canciones del que hablaremos lo antes posible.

Robb Flynn de MACHINE HEAD se desentiende de esta reunión

Al hablar de VIO-LENCE no queda otra que hacerlo sobre Robb Flynn, líder de MACHINE HEAD y excomponente de los americanos en su etapa primeriza. Obviamente, y a pesar de haberse desentendido de esta reunión, con el paso del tiempo la presencia de este emblemático músico en los primeros discos de los estadounidenses ha ayudado a inflamar el afecto y el reconocimiento por la banda, algo que seguramente no se acabará trasladando nunca al ámbito comercial. VIO-LENCE, por su idiosincrasia, es un grupo cuyo estatus natural son y serán los locales de poca envergadura, donde el Thrash clásico mantiene más viva e incorruptible su esencia y donde su fisionomía se transmite de un modo más íntegro y cercano.

La banda da con la tecla del Thrash Metal Old School en "Let The World Burn"

He de decir que afrontar la escucha de este tipo de trabajos, los de todas las bandas que he mencionado, me tiende a proporcionar un variado surtido de emociones. Por un lado, esa capacidad que tienen todos estos incombustibles cincuentones de retrotraerte al pasado es innegable y, de primeras, placentera en su asimilación, y más, como en el caso que nos ocupa, cuando te cercioras de que en el seno de la formación se halla al menos el sesenta por ciento de la agrupación original, lo cual, tantos años después, me parece algo heroico y digno de admiración.

Por otra parte, siempre sobrevuela el fantasma de la posible decepción, esa que llega cuando tus expectativas, a veces infladas por pura sugestión e irrefrenable nostalgia, no se ven colmadas al comprobar cómo tu mente había diseñado un concepto alejado del que finalmente representa el producto que te llevas a las orejas. Temores, ilusiones, esperanzas, reencuentros. ¡Thrash Metal Old School!

Vaya por delante mi sentido aplauso para esta vuelta al ruedo de los de San Francisco. El quinteto nos presenta dos caras nuevas en su nueva aventura que, a decir, verdad, de nuevas como tal en el mundillo tienen poco. Por un lado, Bobby Gustafson, el que fuera guitarrista de la primera etapa de los neoyorquinos OVERKILL; por otra, el ex-FEAR FACTORY Christian Olde Wolbers, al que había perdido la pista desde hace años.

Creo que la banda, con este nuevo y breve trabajo, ha dado con la tecla prácticamente en todo. El EP, desde que arrancan los primeros segundos musicales, muestra esas viejas señas de identidad de su Thrash/Crossover de perfil norteamericano intactas pero con un sonido mucho más actual, como cabía esperar. Quizá, menos ácido y corrosivo que en los añorados tiempos de sus inolvidables "Eternal Nightmare" y "Oppressing The Masses", pero con una definición muy pulida en el estudio de grabación y con mucho brillo como contrapartida. Sonido contemporáneo, en definitiva, bien acoplado a un modus operandi compositivo de perfil old school y artesanal.

Por otra parte, esas cuerdas vocales tóxicas, enfermizas y desmadradas por parte de Sean Killian, una característica tan reconocible de la banda y diría que del género en sí, permanecen inamovibles, siendo uno de los factores que más facilitan el disfrute del álbum. Pura identidad Punk entremezclada con el Heavy Metal.

“Flesh From Bone”, con una línea de bajo muy gruesa y marcada, entra demoliendo a su paso, encontrando las mayores cuotas de virulencia sonora en el estribillo. “Screaming Always” tiene riffeado, un ritmo frenético y sobresale por las atolondradas líneas vocales de un inagotable Killian, que muchos años después sigue demostrando poderío en su labor. “Upon Their Cross”, curiosamente, tiene un arranque muy groovie y pesado, recordándome a MACHINE HEAD en sus dos primeros discos con ese estilo Post-Thrash/Groove Metal que hicieron tan característico durante los años 90. “Gato Negro” vuelve a apostar por la velocidad y ese estilo de riff más terco y penetrante, generando otra buena pieza de identificable Thrash estadounidense. “Let The World Burn” es cortante, punkarra y tremendamente áspera, siendo ese típico corte de confección algo más sencilla pero idóneo para generarte movimiento corporal.

“Let The World Burn” es un álbum que destila mucha voracidad. Siendo tan breve como es, queda más que claro que la banda le ha puesto empeño en diseñar un trabajo intenso, agresivo, sin bajones y con la mente puesta en el clásico fan del género. Tan corto y fugaz que deja con ganas de más, de mucho más. Material escueto pero muy disfrutable el que hallamos en este EP de 25 minutos de los renacidos VIO-LENCE.