Crónica del concierto de FM y DARE - 23 de febrero de 2019, Madrid (sala Copérnico)
El pasado sábado tuvo lugar en Madrid un acontecimiento muy especial para los amantes del Rock Melódico: FM y DARE, dos de los titanes del género desde hace décadas han unido fuerzas este año en una gira conjunta que se dejó caer en la capital, concretamente en la céntrica sala Copérnico, un local que es muy de mi agrado, aunque para la ocasión pertinente hasta se me antojó pequeño, puesto que se llenó hasta la bandera, y es que el público respondió a un cartel golosísimo conformado por dos bandas que siguen manteniendo un asombroso nivel tanto en sus trabajos discográficos como en sus directos.
DARE
A las 20:30, y con un recinto prácticamente a reventar ya a esas horas, salía al escenario el quinteto británico liderado por el incombustible Darren Wharton y por ese mago de las cuerdas que es Vinny Burns. Poco podía salir mal en el concierto de los galeses, teniendo en cuenta que “Sacred Ground”, su último trabajo en estudio si no contamos la innecesaria regrabación del “Out Of The Silence”, es un álbum jodidamente excepcional y, con toda probabilidad, uno de los tres mejores que, hasta la fecha, ha editado el combo británico. Y teniendo en cuenta que la banda defiende en directo la mitad de ese lanzamiento, raro hubiese sido que la presente gira de DARE se mostrase defectuosa, dado que además la agrupación se encuentra en un momento de forma espléndido. Diría, de hecho, que de las cuatro veces que me he topado con ellos esta ha sido la mejor y la más disfrutable de todas.
“Hola, Madrid”, espetó Darren Wharton al salir al escenario, refugiado como es habitual en sus sempiternas gafas de sol. “Walk On The Water” supuso el pistoletazo de salida y lo hizo con un sonido potente y sólido, pero excesivamente elevado. Con “Home” y “Until”, la calidad del sonido se fue reajustando hasta brillar con fuerza propia para que la banda nos dejara las primeras pinceladas de calidad dentro de ese AOR de la vieja guardia sabiamente combinado con diversos pasajes celtas y folkies con claro sabor galés.
“Days Of Summer” y “I’ll Hear You Pray” pusieron de manifiesto lo comentado en líneas anteriores: la banda sabe del potencial de ese soberbio “Sacred Ground” y de ahí la plena confianza que demuestra a la hora de rescatar piezas de dicho trabajo para llevarlas al directo. Ya no es solo eso, desde que regresó Vinny Burns al seno de la formación hace unos años, esta ha ganado consistencia en el apartado compositivo y, en los directos, a pesar de que los años pasen para todos, tanto Darren Wharton como el bajista Nigel Clutterbuck demuestran tener una encomiable vitalidad y complicidad, a lo que se suma para poner la guinda el gran momento vocal por el que pasa el ex THIN LIZZY Darren Wharton.
La lección de clase y templanza musical debía continuar, de modo que cayeron temas como “Every Time We Say Goodbye”, un medio tiempo con el que Darren Wharton comentó que estaba dedicada a esas veces en las que toca viajar y despedirse de amigos y familiares; “Wings Of Fire”, con la que el vocalista nos emplazó a escuchar algo más duro y diferente haciendo referencia al “Blood From Stone”, disco bastante más orientado al Hard Rock que vio la luz en 1991; o “We Don’t Need a Reason”, del mismo LP y con el que el quinteto demostró que aún le queda fuelle para seguir defendiendo ese material más heavy y embravecido, aunque puntualmente hubiese algún refuerzo vocal desde la mesa de sonido, lo cual no quiere decir que la banda hiciese lo que comúnmente se conoce como karaoke, sino que en las partes corales se añadía alguna línea de voz de más para reforzar el sonido de los británicos en ese instante en concreto. A título personal, daría lo que fuera por poder escuchar algún día más temas de dicha obra como “Surrender” o “Wild Heart”, con los que los de Wharton se acercaron indiscriminadamente a las sonoridades de bandas como BON JOVI o SKID ROW.
Los primeros acordes de teclado de “Abandon” levantaron del todo al respetable, como lo hicieron los del irrepetible “Into The Fire”, una de las grandes joyas del AOR de todos los tiempos y en la que Darren Wharton se paseó por el escenario con una minicámara de vídeo grabando al enloquecido público.
En el tramo final del concierto, “The Raindance” y su contagiosa melodía que lleva algo más de 30 años cautivando a muchos de los fieles del género continuó haciendo las delicias del respetable.
Cerveza en mano, y con un amable gesto en el que no faltó un “cheers” para el público, Wharton presentó “King Of Spades” que, intercalada con algunos leves fragmentos del “Black Rose” de THIN LIZZY y seguida muy de cerca por el tema “I Will Return”, puso el broche final a una actuación impecable de casi una hora y cuarto en la que la banda brilló, disfrutó sobre las tablas de la Copérnico e hizo disfrutar.
FM
Había un ligero sentimiento agrio que sobrevolaba los instantes previos a la actuación del quinteto británico de Rock Melódico o, al menos, así sucedía en mi cabeza poco antes de que Overland y cía salieran al escenario. El día anterior, horas antes de su actuación en Barcelona, a la banda se le sustrajo buena parte de su material de gira, esto es, desde backline, pasando por merchandising, indumentaria para los conciertos, etc. Un completo desastre que, por fortuna, no llegó a aguar la fiesta, ya que la banda, tanto en Barcelona, por lo que me han comentado, como en Madrid, donde ya lo pude vivir in situ, demostró tener galones, veteranía y toda la profesionalidad del mundo, y eso que su actuación en la capital tampoco estuvo exenta de algunos problemas con acoples, cableados e incluso cortes en el propio show al final de la noche por parte de la propia Copérnico. Se podría decir que, en muchos sentidos, esta fue una noche para el recuerdo.
En torno a las 22:10, se volvían a apagar las luces de la Copérnico para dar pie a una intro de sirenas policiales fundida con los aplausos de las más de quinientas personas que estábamos en el foso viendo cómo Overland y los suyos iban posicionándose en el escenario. “Black Magic” rompió el hielo con un sonido cristalino y potente. Tras este corte, aparecieron los primeros clasicazos del combo inglés, “Bad Luck” y “That Girl”, dos piezas que jamás deberían desparecer del set list del quinteto.
De primeras, se podían percibir algunos detalles curiosos en relación al robo comentado en líneas anteriores. Jim Kirpatrick no llevaba su guitarra habitual y salió al escenario con una Fender, obviamente prestada, y Merv Goldsworthy lució una camiseta de DARE que, casi con toda seguridad, le cederían sus amigos galeses, dado que justo era el modelo que llevaban para vender en su puesto de merchandising. Hasta la camisa del propio Steve Overland, como comentaría él más adelante, no era suya y la habitual de sus conciertos.
Con “Life Is A Highway”, el quinteto regresó a la actualidad, mientras Overland intentaba averiguar el motivo de los diversos acoples que se habían sucedido durante la interpretación de “That Girl”, motivo que le tuvo con la mosca detrás de la oreja durante buena parte del show, aunque el tipo no llegara a perder nunca su agradable sonrisa y su voz, por este u otros motivos, tampoco llegase a flaquear nunca. ¿Está Overland en el olimpo de esos cantantes veteranos que siguen manteniendo el gran nivel vocal de sus inicios? Probablemente, sí. Normalmente, es un recurso bastante manido por parte del fan entusiasta de nuestro gremio el decir aquello de “sigue cantando como en los 80” para hacer referencia a las virtudes de tal o cual vocalista, pero la realidad, en ocasiones, dista bastante de esa percepción y no son tantos los que, dentro de esa amalgama de músicos atiborrados de canas y arrugas, verdaderamente no muestran apenas cambio de lo que fueron 30 años atrás. Como ya no podemos contar con el desaparecido Ronnie James Dio, me vienen a la mente Glenn Hughes, Kelly Hansen y, definitivamente, Steve Overland. Ya no es solo que el tipo alcance sus notas más altas sin apenas despeinarse, sino la calidez de su voz, ese vibrato y esa mágica tesitura que, desde hace décadas, le convirtieron en un estandarte del Rock Melódico.
“Let Me Be The Leader”, “Closer To Heaven” y “Dangerous” se sumaron al buen tono del show. Overland acaparaba mucho protagonismo con sus virguerías vocales y Jim Kirkpatrick se envalentonaba de vez en cuando adelantando su posición mientras punteaba su Fender prestada. Los medios tiempos “Face To Face” y “Dream That Died” nos situaron temporalmente hablando en los buenos tiempos del AOR más hechizante y energético, el de los dos primeros e insuperables trabajos de FM, mientras que “Metropolis” y “Over You”, mucho más actuales, continuaron dándole consistencia a un concierto sin fisuras, aunque Overland siguiera molesto, en esta ocasión, con el cable de su micrófono, el cual entorpecía puntualmente los movimientos del vocalista cuando este se desplazaba lateralmente por el escenario con su pie de micro.
“Does It Feel Like Love” y otro clásico ineludible, “I Belong To The Night” nos iban acercando a la hora de actuación. Unas reconocibles notas de teclado de Jem Davis, situado con sus clásicas gafas de sol en un lateral del escenario, levantaban de nuevo al público, que identificaba de inmediato el inicio de “Tough It Out”, a la que siguió muy de cerca “Killed By Love”. Tras esta pieza, la banda se retiraba momentáneamente del escenario. El primero en regresar a las tablas de la Copérnico era Jem Davis, que, tras regalarnos unos breves pasajes con su teclado, lo cual casi es hasta de agradecer teniendo en cuenta que en la mayoría de los conciertos este instante lo ocupa el manido solo de batería, se arrancó con “Story Of My Life”, a la cual se sumó Steve Overland, una gran balada con la que ambos, especialmente el vocalista, lograron enmudecer a la sala. ¡Tremenda interpretación!
En la traca final, debieron haber caído “Someday (You’ll Come Running)” y, seguramente, “Other Side Of Midnight”, del debut de la banda “Indiscreet”, pero, desgraciadamente, la banda solo puedo interpretar la primera de ambas canciones. “Someday”, como cabía esperar, fue muy bien recibida, dado que es otro himno del AOR ochentero. ¿Alguna vez podremos ver a la banda interpretando este tema con Marcie Free? Por soñar que no quede, pero sería impagable ver ese duelo de voces sobre un escenario, teniendo en cuenta que tanto Overland como Free popularizaron la pieza casi a partes iguales hace décadas. Repentinamente, y pasadas las 23:30, las luces se encendieron y una lejana voz avisaba del final de la actuación ante el asombro de Overland y los suyos. El vocalista, entre indignado y sorprendido, se acercó al micrófono para agradecer la asistencia a todos los que nos acercamos para darle calor y color a una de esas noches para la historia de nuestra música. Ojalá, en un futuro no muy lejano, se pueda repetir la jugada y tengamos otro binomio similar porque, de poder disfrutar, siempre es mejor disfrutar por partida doble. DARE, FM: garantía de calidad.
Fotos: Gema Redondo
Promotora: RRS Promo
