GOATWHORE - Blood For The Master

GOATWHORE ha puesto el piloto automático y no hay ni un ápice de queja en este comentario. Tres años después, que podrían ser tres meses si no mediara la pechada de kilómetros que se ha metido el grupo a base de girar y girar, “Carving Out The Eyes Of God” tiene continuidad en “Blood For The Master”. Continuidad en toda la extensión del término con un muy similar ejercicio de brutalidad e irreverencia. Marca de la casa.

Es probable que GOATWHORE nunca llegue a la primera división aunque no anda lejos con su contrato con Metal Blade (tres discos ya) y su modesta pero nada desdeñable cuota de ruido mediático. Es probable que sea el típico grupo que gira y gira casi siempre como telonero, que aparece en festivales casi siempre con el sol en lo más alto. Puede ser. Es ese tipo de grupo en absoluto pretencioso y con una actitud frontal que enlaza con unos valores que van muy ligados a los huesos de lo que nunca debería dejar de ser la escena metálica. Es un grupo que hace ruido, divierte y si de paso molesta un poco a las mentes bienpensantes, mejor que mejor. Y no sé que hay de malo en eso. Es un grupo que hace Metal Extremo sucio, agresivo, satánico y (a su manera, entiéndase) accesible sin buscar la cuadratura del círculo. Y no sé que hay de malo en eso. Es un grupo para escuchar bebiendo cerveza y haciendo headbanging. Y otra vez: no sé que hay de malo en eso. Y si algún día pienso lo contrario, que los infiernos me castiguen con repetidas escuchas, en procesión, de “Illud Divinum Insanus” y “Lulu”. Cuestión de perspectiva.


Hace algo más de un lustro GOATWHORE editó “A Haunting Curse”, un disco brillante pero abrasivo, de difícil digestión y con trazas de catarsis para un grupo (original de Lousiana) que sufría la devastación del Katrina y la difícil recuperación tras un tremendo accidente de carretera del vocalista Ben Falgoust. Desde entonces la sensación es que todo ha ido sobre ruedas para unos músicos que dan la sensación de estar pasándoselo de maravilla. “Blood For The Master” sigue la línea de “Carving Out…” con los surcos aún más profundos. El Black Metal es más nórdico y las melodías más épicas y enraizadas con IMMORTAL, el Thrash es más cazurro y salvaje, el Death Metal un poco más básico y primitivo, la producción de (otra vez) Erik Rutan un poco más orgánica y lograda y la blasfemia un poco más pulida. Las letras vuelven a estar repletas de proclamas antirreligiosas en formato slogan y los títulos vuelven a ser impactantes, sexto sentido de GOATHWHORE: “Parasitic Scriptures Of The Sacred Word”, “Death To The Architects Of Heaven”

El nivel compositivo quizá no alcance la brillantez salvaje y redonda de “Carving Out The Eyes Of God” pero le sigue los pasos muy de cerca. La fórmula no se ha tocado: riffs, riffs y más riffs de un Sammy Duet en perpetuo estado de gracia. Cambios de ritmos, pasajes frenéticos y ritmos machacantes, una tremenda carga old school que recorre canciones que son perfectamente brutales y perfectamente accesibles, básicas pero bien construidas. Merito notable para un grupo que se regodea en las más añejas tradiciones metálicas y en su ya bien perfilada personalidad. En cierto modo, hay algo en GOATWHORE que le acerca espiritualmente a VENOM: la retorcida diversión que atrapa su música, sus proclamas indecentes y anticristianas a veces pueriles de puro directas, sus ritmos sucios y frenéticos…

La máquina de Black/Thrash/Death sigue perfectamente engrasada. Hay grooves, blastbeats y ritmos speedicos y cavernícolas por doquier. “An End To Nothing” entra en un frenesí riffero que corta el aliento, puro y genuino Metal y una de esas andanadas que suelen abrir discos pero que GOATWHORE cuela en la recta final de un trabajo en constante ebullición: las citadas “Parasitic Scriptures Of The Sacred Word” y “Death To The Architects of Heaven” o “In Deathless Tradition”, “Embodiment Of This Bitter Chaos”… Sin tregua y sin que el suelo deje de retumbar hasta el brillante cierre con “My Name Is Frightful Among the Believers”, una oda Black que mira hacia “A Haunting Curse”.


En un mundo en el que caen como maldiciones (vuelvo a citarlos en mi intento por ahorrarme sesiones de psicoterapia) “Illud Divinum Insanus” o “Lulu”, tiene que haber también discos como “Blood For The Master”. GOATWHORE repite fórmula: cierto. GOATWHORE no va a revolucionar el Metal: cierto. Tan cierto como que GOATWHORE dejó hace mucho de ser el proyecto paralelo de gente de ACID BATH, CROWBAR o SOILENT GREEN para consolidarse como una estable y perfectamente afilada máquina de matar nacida de esa Louisiana salvaje de vudú y misterio entre pantanos. “Blood For The Master” es una patada en los dientes, otra muesca tremenda de Metal Extremo de un grupo con una intención perfectamente clara. Ahora la decisión es tuya: o lo tomas o lo dejas.

 

Juanma Rubio

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí