Crónica del concierto de H.E.A.T, REACH y TEMPLE BALLS en Barcelona (25 de mayo de 2022, sala Razzmatazz 2)
Muchas son las cosas que han pasado desde que H.E.A.T anunciara la gira de presentación de “H.E.A.T II” y que han provocado que los conciertos hayan tenido que ser aplazados en varias ocasiones. Dicho trabajo vio la luz casi al mismo tiempo que la pandemia empezara a azotar Europa, trastocando todos los planes de la formación. Tras este horrible contratiempo, a finales del mismo año, Erik Grönwal anunciaba que se bajaba del barco, cediendo el micrófono a un viejo conocido. Kenny Leckremo, primer vocalista de los suecos. Finalmente, más de dos años después, el combo ha conseguido poner la maquinaria en marcha nuevamente, presentando la nueva formación en tres de nuestras ciudades.
TEMPLE BALLS: ganas y animación
La larga cola que se formó en la entrada de la sala mediana de Razzmatazz presagiaba que íbamos a vivir una gran velada de Hard Rock melódico. Muchos seguidores hicieron guardia alrededor del bus de gira para tratar de conseguir fotos y autógrafos de sus ídolos. Las puertas de la sala se abrieron unos pocos minutos después de la hora prevista y el público fue ocupando posiciones para ver a TEMPLE BALLS, la formación encargada de abrir fuego. Los de Oulu desplegaron su Hard Rock de corte melódico y ochentero, entreteniendo a todos los que llegaron temprano al evento.
TEMPLE BALLS es una banda totalmente desconocida en nuestra tierra. A pesar de esto la formación saltó al escenario demostrando ganas y desparpajo. Arrancando su actuación de la mano de “Thunder From The North”, su más reciente sencillo. Con el sonido de su parte, los finlandeses presentaron composiciones como “Strike Like A Cobra”, “Fallen Youth” o “What is Dead Never Dies”, todas ellas destacando en unos coros tan nítidos, perfectos y bien ejecutados que llegaron a sonar un tanto sospechosos.
Arde Teronen, vocalista de TEMPLE BALLS aprovechó el primer parón para sincerarse ante el público y confesar que le encantan el vino y la cerveza de nuestro país. Acto seguido presentó “T.O.T.C”, un tema dedicado al fútbol que desencadenó en un pique de guitarras que desembocó en una “Let’s Get It On” en la que hicieron cantar al público.
Afrontaron la recta final ejecutando “Bad Bad Bad”, uno de sus temas más destacables, “Kill The Voice” y “Hell And Feelin’ Fine”, cerrando con ellos una actuación correcta por parte del combo de Oulu.
El Rock moderno de REACH
Acto seguido llegó el turno de REACH, quienes aportaron su toque de clase y distinción, a pesar de desentonar bastante con el resto de las bandas que conformaban el cartel de la gira. El trío dio el pistoletazo de salida con “New Frontier”, poniendo de manifiesto que su propuesta era un Rock de corte moderno que recuerda bastante a formaciones como MUSE. A pesar de ser una propuesta arriesgada para los amantes del Hard melódico, ellos continuaron su ritmo a paso firme desgranando cortes como “Satellite”, “Shame” o “Young Again”.
La atmosférica “Cover My Traces” dio muestras de que no estaban ni en el lugar, ni en el momento indicados, pero gran parte del público pareció conectar con la propuesta de unos REACH impecables a nivel musical. Siguieron desgranando composiciones de su reciente álbum de estudio “The Promise Of A Life”, entre ellas como la cinemática “Motherland” en la que Ludvig Turner dio muestras de su gran versatilidad vocal, con un timbre que recuerda muchísimo al de Matt Bellamy de MUSE.
De la mano de “Time (Shut Up) sacaron a relucir su vena más discotequera y bailable, mientras que con “Running On Empty” descubrieron sus influencias más cercanas al Pop de los noventa.
En esa amalgama de colores que atesora la banda también podemos encontrar el Rock, de corte más moderno, de “The Law”. En dicho corte Ludvig sorprendió demostrando que no solo vive de falsetes y que puede rasgar sus cuerdas vocales consiguiendo un tono más desgarrado que lo que fue más habitual en él a lo largo de toda la actuación. REACH salió airoso de un concierto ante un público que no era el suyo pero que aceptó e incluso llegó a disfrutar de su heterogénea propuesta.
H.E.A.T
Durante los cambios de escenario se pudieron escuchar opiniones de todos los colores entre los corros de amigos del público. Desde los acérrimos seguidores de Erik Grönwal, quienes no concebían a unos H.E.A.T sin el torbellino rubio al frente, hasta los viejos fans quienes defendían el retorno de Kenny Leckremo a capa y espada y le alababan como único y gran cantante de la formación. Después de escuchar un recital de clásicos de AC/DC, que parecía que no se iba a terminar nunca, y con diez minutos de retraso sobre la hora de inicio prevista, al fin, se apagaron las luces de la sala para dar inicio al recital de H.E.A.T, quienes iban a despejar todas las incógnitas.
La formación sueca gozó de buen sonido desde el inicio. Arrancaron el concierto con mucha garra gracias a un trío de ases perteneciente al magnífico “H.E.A.T II” compuesto por “One By One”, “Rock Your Body” y la coreadísima “Dangerous Ground”. La formación se mostró enchufada desde el mismo instante en el que apareció en escena, liderada por un Kenny de sonrisa perenne y bastante más enérgico y dinámico que en sus inicios en H.E.A.T, seguramente motivado por el listón tan alto, a nivel de presencia escénica, que había dejado el hiperactivo Erik.
Tras un breve saludo de un Kenny que se dirigió con un más que correcto castellano durante toda la actuación, H.E.A.T volvió a la carga de la mano de una “Emergency” que desencadenó la primera gran ovación de la noche. A continuación, la banda desempolvó una “Redefined” que enfrió bastante el ambiente conseguido con el arreón inicial. Afortunadamente, le dieron la vuelta radicalmente a la situación gracias a un par de clásicos de su disco debut como son los grandiosos “Straight For Your Heart” y “Late Night Lady”, que se convirtieron en los primeros temas de la era Kenny que rescataron, arrancando cánticos victoriosos por parte del público, fundiéndose con el inicio de una acertadísima “Come Clean”, de factura más reciente.
Con el público entregado nuevamente llegó el turno de un breve y divertido solo de batería de Crash al que le siguió “Back To The Rythm”, uno de los nuevos temas con Kenny, que fue muy bien acogido por los seguidores de H.E.A.T y que desató una nueva ovación por parte del público barcelonés. Fue con un colchón de teclado de Jona Tee que se inició un duelo entre Dave Dalone y Kenny al más puro estilo Blackmore-Gillan, que se transformó en el inicio de una coreada “Beg Beg Beg” que sonó un tanto saturada pero que, juntamente con “Cry”, hizo las delicias de los asistentes.
La locura se desencadenó cuando la formación sueca se sacó de la manga una bomba del calibre de “1000 Miles”, que juntamente con “Living On The Run” subió varios grados la temperatura de la sala. A continuación, ejecutaron una “Nationwide”, otra de las nuevas con Kenny, que, a pesar de ser bien recibida, seguramente hubiese estado mejor ubicada un poco más abajo en el repertorio del concierto. Tras el aplauso del respetable se despidieron con “Shot At Redemption” cantada a pleno pulmón por todos los asistentes y que puso la guinda a una auténtica fiesta de Hard Rock melódico que hubiese podido terminar en locura absoluta si hubiese caído una “Rise” que sí que aparecía en el setlist de la noche y que hubiese cambiado por “Redefined” sin pensarlo.
Habrá opiniones de todos los colores acerca de cuál es el mejor vocalista para H.E.A.T, pero lo que queda más que claro es que la formación sueca sigue entregándose a fondo sobre los escenarios, contagiando buen rollo y alegría a raudales entre sus seguidores. Y sí, eché de menos a Erik, es lo más normal. Pero también eché de menos a Kenny cuando se bajó del barco en su día. Son vocalistas diferentes y ambos destacan en su estilo.
Afortunadamente para está banda, los reemplazos siempre quedan en familia y eso los hacen menos traumáticos. H.E.A.T se vació sobre las tablas de una Razz2 que, a juzgar por la intensidad de la actuación, mereció más público.
Promotora: RockNRock.
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