Crítica de IMPERIAL TRIUMPHANT - "Alphaville"

IMPERIAL TRIUMPHANT Alphaville

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué hay más allá, si es que hay algo más allá, para el Metal Extremo? Pensaba, escuchando este "Alphaville" de IMPERIAL TRIUMPHANT, en cómo reaccionarían los primeros seguidores del estilo, la primera avanzadilla de ese más allá, si viajáramos a 1987 y después de "Scream Bloody Gore" e "Under The Sign Of The Black Mark", que entonces eran básicamente la última frontera, les pusiéramos este nuevo disco, el cuarto (y el primero con Century Media: órdago a grande) de uno de los grupos más difíciles, personales y desde luego interesantes, de la vanguardia Avantgarde.

Entiendo que esto no es música para grandes audiencias ni para todos los públicos. Entiendo a quien se rinde antes de sintetizarla, a quien se agota sin obtener la suficiente recompensa, incluso a quien sale corriendo a las primeras de cambio. El Metal Extremo, seguramente, no tenía que ser esto. Pero estamos en 2020 y, convengamos, nada de lo está sucediendo en el mundo es lo que tenía que ser. O lo que creíamos que sería. Desde ese punto de vista, al menos, "Alphaville" es una banda sonora que tiene lógica por, precisamente, su absoluta ausencia de ella.

Para mí "Abyssal Gods", el segundo disco (2015) de IMPERIAL TRIUMPHANT, fue una revelación. Un cubo de Rubik que me llevó jirones de piel y me consumió cuando conecté con él. Hace dos años, "Vile Luxury" me puso al borde del divorcio, con los nervios crispados, con el grupo. Asumiendo que era un disco seguramente superior, todavía tengo con él una relación complicada, no diría que demasiado sana. Desde ese barranco infinito, una obra que no se sabía si estaba abriendo nuevas puertas o cerrándolas todas de golpe, se saltó al contrato con Century Media y a "Alphaville", un tormento que acaba siendo extremadamente placentero, un torrente de violencia necesaria para alcanzar una catarsis extraña. Como hecho artístico, este disco te abrasa y te recompensa… en función de cómo lo digieras, si es que lo haces. La alternativa es la incomprensión, la realidad es el dolor. No hay mucho más allá: estamos en 2020 y nada es lo que tendría que ser.


"Alphaville", la versión más plena de IMPERIAL TRIUMPHANT

IMPERIAL TRIUMPHANT se nutre, se empapa, de la esencia y el latido de las calles de Nueva York, de los rincones oscuros y los ruidos cacofónicos de su ciudad, que en este contexto se eleva como epicentro del actual imperio como antes lo fueron Babilonia, Menfis o Roma. Sus máscaras doradas conectan siglos de rituales y logias con el Kubrick de Eyes Wide Shut. Su visión se alimenta de la esencia Art Decó de su ciudad, la ciudad, en los años 20, de su obsesión con el regreso al Egipto de los faraones, de la creatividad decadente del Jazz. Su personalidad se forja en una mezcla barroca de cine negro y ciencia ficción.

IMPERIAL TRIUMPHANT es la Metropolis de Fritz Lang o la Alphaville (el título de este disco) de Godard. Es una distopía que empieza pero no acaba en Orwell, Huxley y Heinlein. Es un detective de gabardina en un mundo de vehículos voladores y sociedades sintéticas. Es Coltraine haciendo versiones de Gorguts o DEATHSPELL OMEGA y PORTAL componiendo para Miles Davis. Es Dark Jazz que convierte las visiones urbanas de WHITE WARD en pesadillas que llaman a la puerta de ABIGOR y THANTIFAXATH. Es la última frontera de la esencia Avantgarde: expansiva, sofocante, desasosegante, laberíntica, enraizada con rincones ignotos de la psique y esparcidos sobre la bilis de un tiempo que crea sombras chinescas en las que serpentean el fracaso de la era postindustrial, el fascismo, el clasismo… La otra cara de la gran ciudad, el detritus de una sociedad cuyos sueños se rompieron en mil pedazos, hace mucho.

Entre expansiones de Black Metal agrio y atmosférico y compresiones de Death Metal disonante y Progresivo se destila un disco en el que el Jazz fluye como canalizador, más tenebroso y retorcido que nunca, con menos espíritu de Big Band que en "Vile Luxury" y una incesante sensación de vértigo. Con elementos inexplicablemente sinfónicos y una abrasión totalmente heterodoxa, hay un cierto glamour decadente que va directamente el estómago, que consume en una constante construcción y deconstrucción de tensiones caóticas que evocan salones fastuosos, fiestas de depravaciones inconfesables, filosofías que se levantan y se entierran en el ritmo industrial de la gran urbe, donde el caos es inhumano pero poético.


Como un gotero que inyecta ansiedad directamente en las venas, IMPERIAL TRIUMPHANT recurre a trombones, sintetizadores, pianos, percusiones (aparece Tomas Haake de MESHUGGAH con su Taiko), coros desquiciados, los desgarrados gritos de Yoshiko Ohara (de BLOODY PANDA) y una carga monstruosa de Metal Extremo creativo y venenoso, un paisaje urbano deshumanizado sobre el que saltan las fabulosas ("Excelsior" es el mejor ejemplo) líneas de bajo de Steve Blanco, un arma atómica de espíritu libre, un baño de ácido con zapatillas de ballet. La música pasa de los ritmos matemáticos y claustrofóbicos a las escapadas improvisadas de alma jazzística. Un bulldozer en un museo, un lienzo expresionista en las alcantarillas.

El Metal Extremo de IMPERIAL TRIUMPHANT interpretado en clave Art Decó

Hay momentos de un optimismo casi triste, como en "Atomic Age" (al menos hasta que comienza a desgañitarse Yoshiko Ohara), cabalgadas fóbicas como los coros (un retumbante "Behold The Future") de "Rotted Futures", transiciones imposibles, quiebros que convierten la calma más mortecina en furia de neón… Y dos versiones finales, un excelente (y adecuado) recuerdo a VOIVOD ("Experiment") y un bizarro repaso a "Happy Home" (THE RESIDENTS). Si se incluyen ambas en el metraje total, "Alphaville" ronda la hora de crisis nerviosa, ritual depravado y liberación Art Decó ("Transmission To Mercury" es una suerte de clímax) en la que los muros entre el Jazz y el Metal Extremo se desmoronan completamente y cuesta entender qué se está escuchando… hasta que se comprende que no hay ninguna necesidad de entenderlo, o de maridar esas escapadas oníricas con los riffs a lo DEMILICH de la brutal "The Greater Good".

"Alphaville" es el disco más expansivo de IMPERIAL TRIUMPHANT, al mismo tiempo el más radical y el más accesible, si es que se puede asociar este término a este grupo y si hablamos al menos de los riffs de Zachary Ezrin, con afiladas ráfagas de Black Metal y una pulsión átona y macabra que es puro Death Metal. Este disco es difícil, es una obra que requiere tiempo, estómago y, tal vez, abrir la puerta a todos los terrores íntimos, sean cuales sean y aniden donde aniden. Lo que queda, cuando pasa, es una catarsis triste, un vacío angustioso, un placer culpable. "Alphaville" es un triunfo depravado y hostil, un reto que te desnuda y te golpea, una caja de Pandora en la que todo tiene cabida y todo pasa a formar parte de un miasma seductor y terrorífico. Este disco es un exceso, la gran obra de IMPERIAL TRIUMPHANT y un paso más allá de la última frontera del Metal Extremo. Donde habitan los demonios.


Discográfica: Century Media Records

Más información sobre la banda en su página de Facebook.

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