IPERYT - No State Of Grace

La portada de “No State Of Grace” es un retrato bastante exacto de lo que es este disco, segundo de IPERYT, comando terrorista polaco cuyos miembros cubren sus rostros con pasamontañas, se ponen nombres como “People Hater” (que es el cantante, por cierto), definen su trabajo de batería secuenciadas y maquinales como “Terror Drum Machinery” y quieren ir tan allá en sus letras que acaban sonando (de alguna manera) kitsch. Un ejemplo extraído de “The Antithesis”: “Soy la semilla del violador en el ano de tu mujer, (…) soy la última dosis de heroína en las venas de tu hija”…

IPERYT toma su nombre de la nomenclatura polaca del gas mostaza (Iperyt Siarkowy) y su música tiene la esencia, vuelvo al principio, que rezuma la portada del disco: un mundo que se funde en sepia devorado por el abandono y el olvido; un mundo de gases tóxicos, miseria y pesadillas postindustriales, el infierno en la tierra que el hombre se ha ganado a pulso y se ha encargado de provocar y acelerar. Es decir, en versión prosaica, ese tipo de Metal Extremo que parte del Metal Industrial clásico y lo lleva más allá, hacia los confines de la brutalidad irrespirable. Un sonido desde luego atroz y entre repulsivo y maquinal. Más allá por supuesto de GODFLESH o FEAR FACTORY. Más allá de THE BERZERKER o  DODHEIMSGARD en una carrera frenética hacia la nada a ritmo de una combinación de Black Metal, Industrial y Grindcore con retazos Death, Speed, Punk…


¿Un retrato de la náusea de una sociedad abocada a un final amargo? Algo así, prácticamente un alegato y una llamada a la violencia. A veces más épico y oscuro, a veces completamente maquinal y a veces entre rasguños de la vieja escuela con ritmos sucios y frenéticos. En esos escupitajos más callejeros y ofensivos me viene a la cabeza THE ROTTED, aunque IPERYT sea un animal distinto y, me temo, sin (todavía, al menos) la intuición del grupo británico para hacer música terriblemente brutal pero terriblemente divertida.

Porque finalmente, y esta es su maldición, “No State Of Grace” no es un disco demasiado divertido. Es enfermizo, es asfixiante y es convulso. Pero las escuchas sucesivas le caen como una losa, una cuchilla que va despellejando capa tras capa hasta dejar un resultado final menos halagüeño de lo que un primer contacto sugiere a golpe de puro impacto. El hilo repetitivo que hilvana las canciones aparece en primer plano imposible de disimular, como la falta de variedad de registros vocales o de distinción compositiva de la mayoría de las canciones. Hasta que al final de lo que podría ser un mucho mejor disco prevalece la sensación de que IPERYT demuestra una cuarta de talento y desperdicia las otras tres en una exhibición demoledora pero creada para ganar por K.O. en el primer asalto. El que resiste más allá acaba descubriendo que el lobo es feroz pero no tanto…

En formato EP, con una buena selección de cuatro o cinco de las once canciones que componen este disco, las sensaciones serían excelentes. Pero la dosis completa (más de 43 minutos) tiende a sustituir excitación por tedio. Una lástima porque hay materia prima y un puñado de buenas ideas. Constantes cambios de ritmos, ataques maquinales de ritmos casi Techno, ráfagas de Black Metal épico y oscuro, atmósferas demolidas y desérticas, puñetazos de Grindcore y un constante y lacerante terror metálico. Un miasma que enerva, asusta y seduce en piezas como “A Pocket Size Of Armageddon” o la viciosa “Antihuman Hate Generator”, lo mejor del disco junto a la vibración de “The Player” o a las combustiones de Black Metal que se intuyen en “The Antithesis” y prevalecen en “Nuclear Mornings”.


Eso, un puñado de canciones bien seleccionadas, ofrece una imagen verdaderamente prometedora de IPERYT, así que ese tiene que ser el punto de partida: tomar esa muestra y esperar una demostración verdaderamente integral en el futuro, una que separe a IPERYT de la mediocridad con la que todavía coquetea En busca de distinción hay atmósferas y efectos francamente logrados y otros que pasan de puntillas. Me convence más el expresivo final de “Into The Mouth Of Madness” y su solo escarbado en una muralla infinita de blastbeats que un experimento industrial y ambiental como “Keep Your Eyes Closed”, que encaja en el disco pero que tiene más efecto que sustancia.

“No State Of Grace” tiene algunos momentos óptimos e indudablemente es un disco abrasivo, de una brutalidad casi obscena. Pero sus propias limitaciones le hacen finalmente menos peligroso de lo que pretende ser. Y como casi todo está hecho e inventado y los límites de lo violento y lo inhumano han sido y son testados a diario en las mazmorras del Metal Extremo, IPERYT necesita algo más de lo que ofrece en este disco para sobresalir, para crear música que sea algo más que un puñetazo en la mandíbula, que trascienda el impacto de la primera escucha. En este mismo disco y en sus momentos de mayor gloria industrial y venenosa tiene la respuesta o al menos una buena parte de ella.

 

Juanma Rubio

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