Crítica de "Knowledge Was The Price", el inconformista LP de BLOODHUNTER

Knowledge Was The Price: Disco de Bloodhunter
Portada de Knowledge Was The Price de Bloodhunter

BLOODHUNTER va mucho más allá de las referencias a ARCH ENEMY

Empezaré con Diva Satanica, que se ganó un hueco en mi corazón con NERVOSA porque ese fue, precisamente, mi primer concierto después del colapso y el paréntesis gigantesco de la pandemia. Se hizo tan largo, se echó tantísimo de menos la vida con conciertos, que el primero me provocó una sensación de felicidad al mismo tiempo irreal y perfectamente normal. NERVOSA, un grupo al que he seguido desde sus inicios pero siempre a cierta distancia, firmó un ejercicio de Thrash Metal estupendo, metralla pura a degüello; y Diva Satanica estuvo fantástica. Como cantante y como frontwoman. Y como no había tenido ocasión de decirlo, pues lo digo ahora y me lo quito de encima con el gancho del nuevo disco de BLOODHUNTER: “Knowledge Was The Price”, el tercero para esta banda de A Coruña establecida ya en Madrid.

Quizá porque ha pasado un lustro desde “The End Of Faith”, un tramo con disco en directo: “Live In Madrid”, BLOODHUNTER ha decidido ofrecer música a calderadas: 55 minutos en los que se ha sacado de dentro todo lo que tenía, hasta la última nota. Exprimido y sin contrición. “Knwoledge Was The Price” es expansivo, masivo, lleno de ideas. Un volumen peligroso que requiere mucho talento y mucha tensión compositiva y del que el grupo sale bien parado. Muy bien en muchos momentos. Hay cierto empacho, algún trecho que aceptaba un tijeretazo y un final que incluye una instrumental (“A Relentless Force”) que no ofrece nada que no haya a montones en el resto del disco y ocupa un lugar algo inusual, todavía con una carga final que incluye una (buena) versión de CHILDREN OF BODOM y su ya clásico “Bodom After Midnight”. Un temazo que ya parece lejanísimo. Tempus fugit, queridos.

Gran sonido y mejores ideas en "Knowledge Was The Price"

El paquete completo es excelente, sin duda: la producción de Carlos Santos y Dani Arcos, guitarrista y principal compositor. La masterización de Víctor García y el artwork de Antonio Sicre. El sonido es pulsante y metálico, limpio y energético, con un toque aséptico que recuerda a los ARCH ENEMY de hace ya un par de décadas (¡tempus fugit, otra vez!), los de discos como “Rise Of The Tyrant”. La referencia, claro, no es gratuita: BLOODHUNTER tiene al archifamoso grupo sueco como una influencia obvia, y no solo por su inclinación Melodeath y el perfil rabioso de la voz de una mujer como Diva Satanica, sencillos puntos en común. Pero, y esto es importante y una de las cosas que más me ha gustado de este nuevo disco, hay una vocación clara de no acomodarse ni detenerse ahí.


BLOODHUNTER no ha intentado componer himnos más accesibles y melódicos para meterse de lleno en lo que podría haber sido una seductora pero peligrosa zona de confort. Al contrario, este es un disco mucho más denso, más amplio en su código, más violento y oscuro en su entraña. A partir de ahí, hay previsibles ramalazos de Melodeath guitarrero a lo ARCH ENEMY: “A Twist Of Fate To Come”, “Spreading Your Disease”…

La primera de las dos citadas en una muy buena canción, ideal para los que ya conocían a este grupo (en permanente ascenso en la escena nacional, o al menos quiero pensar que así es) o los citados ARCH ENEMY (juro no volver a nombrarlos) y compañía. Pero lo que más me gusta de este disco va por otro lado. Es cuando BLOODHUNTER no se conforma, no se queda quieto. Hay cadencias muy oscuras, escalas de puro Death Metal clásico, ritmos que toman el mando en canciones muy pulsantes (como la brillante andanada inicial: "Sharpened Tongues Spitting Venom Inside").

El batería Adrián Perales, el último en llegar al grupo, se eleva como una de las figuras de un disco que no tiene ningún problema en bascular entre ritmos que podrían pasar por una versión más Melodeath de GOJIRA y otros que viajan hasta los CARCASS de “Heartwork”. Y que deja todo el espacio que se podía esperar (y desear) al desenfreno guitarrero de Dani Arcos y Guillermo Starless, que le complementa muy bien. Las guitarras, con una enorme madurez, saben cuándo tomar el mando y cuándo reptar entre los surcos rítmicos con un excelente efecto. Eso da puntos, enriquece un disco que guarda detalles para gratificar la insistencia en las sucesivas escuchas.


No faltan las armonías más clásicas y los galopes de Heavy Metal. Ni siquiera un single tan marcado y obvio como “Never Let It Rest”, con (sorprendente) colaboración de Ripper Owens y que no es una de mis canciones favoritas del disco pero tampoco se queda en el gatillo facilón que muchas veces tienen este tipo de cortes con invitado famoso. Prefiero, en todo caso y personalmente, el veneno más extremo y los recovecos más oscuros que se van desentramando. Del tema título al crujido de "Medea’s Guide" y “Nothing Beyond The Realms Of Death”, el barniz atmosférico de “The Forsaken Idol” (con la española Rosalía Sairem, vocalista en directo de THERION) o la combinación abrasiva de técnica y emoción de “Find Your Inner Fire”.

“Knowledge Was The Price”, insisto, es un disco de mucha entraña, que evita senderos fáciles (o facilones, más bien) y reparte una sobredosis de música que implica una apuesta obvia de BLOODHUNTER por sus capacidades, que brillan de forma evidente. Hay un momento en el que eso, precisamente, puede agotar. Un tramo de la segunda parte del disco en el que, después de varias escuchas, puede dar la sensación de que se empieza a caminar en círculos y no hacia adelante. Lo tomaremos como parte del lote, el reverso menos deseable de un trabajazo con mucho nivel, ideas y buenas canciones. Un disco brillante que debería empujar, seguir empujando, el nombre de BLOODHUNTER.


Discográfica: Maldito Records

Más información sobre BLOODHUNTER y "Knowledge Was The Price" en su página de Facebook.

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