LEGION OF THE DAMNED - Ravenous Plague

LEGION OF THE DAMNED Ravenous Plague

"Ravenous Plague" es el sexto disco para LEGION OF THE DAMNED (en estas líneas LOTD a partir de ahora y por cuestiones prácticas). En menos de diez años. Eso es dedicación y trabajo a pesar de los pesares, y los pesares incluyen un último parón de tres años poco después del suicidio del que fuera bajista del grupo, Twan Fleuren, y de la marcha del hasta entonces eterno guitarrista Richard Ebisch. Ambos viejos guerreros de los tiempos en que LOTD era OCCULT, una leyenda del underground holandés que en 2005, poco después de grabar el tremendo “Elegy For The Weak” y por cuestiones legales, cambió de nombre e inició una nueva etapa con un sonido enfocado a un Thrash más convencional y con algo menos de vibración extrema.

"Ravenous Plague" supone una revitalización de la carrera de LEGION OF THE DAMNED

Así que han pasado unos cuantos años salpicados por un montón de discos con un sonido muy definido y muy basado en unos parámetros muy determinados. El resultado es que después de un inicio atronador con “Malevolent Rapture”, LOTD fue perdiendo lenta y paulatinamente fuelle con discos siempre igual de previsibles pero cada vez un poquito menos brillantes. Y así llegamos al comienzo de 2014 y al primer disco del grupo sin Ebisch en las guitarras, primero para Napalm Records y con un par de mejoras notables al primer vistazo y la primera escucha: un artwork superior al de los últimos discos y un sonido que vuelve a estar en manos, como en los viejos tiempos, de Andy Classen. El resultado es muy old school, con menos obsesión por sacar brillo a las guitarras que por apabullar con una sucia bola sónica empujada por la base de ritmo.

Un barullo sísmico a la antigua usanza: como tiene que ser. Porque ese es el juego. Se trata de mezclar “Hell Awaits” y “Reign In Blood” de SLAYER, “Pleasure To Kill” de KREATOR y “Agent Orange” de SODOM. Se añade una cucharada de “Scream Bloody Gore” de DEATH y una pizquita de Black Metal (mucho menor de la que impregnaba el sonido de OCCULT). Y se agita sin ningún cuidado hasta que la mezcla te estalla en las manos. Y no hay más: no hay evolución ni originalidad y no hay más variación que pasar del Thrash al Deathrash y viceversa. Todo el tiempo. Esto es Metal radical, blasfemo y arrollador a la manera clásica. Quien lo quiera bien y quien no, a otra cosa. No hay debate por mucho que a los amantes de los sonidos contemporáneos con el prefijo Post les salgan llagas porque esta música ya se hacía exactamente así hace veintitantos años. Y no lo hay por mucho que a los aficionados a las intromisiones Shoegaze en el Black Metal les moleste la música con la que no puede uno echarse la siesta. Ah…


Establecido el patrón, la única duda es qué nivel alcanza “Ravenous Plague”. Y supone, en mi opinión, una revitalización de la carrera de LOTD, esta vez acreedores de un notable y no de un genérico aprobado. Diría que esta es la mejor versión del grupo desde “Malevolent Rapture” y que recoge algo más de lo que fue OCCULT que sus trabajos anteriores. Riffs afilados, grooves asesinos, trazas salvajes de Metal Extremo, líneas vocales maliciosas… Este es uno de esos discos que acelera las pulsaciones en cada escucha, Metal rabioso y amenazante que nos recuerda que el buen Thrash siempre se las apañó para sonar o terriblemente divertido o terriblemente peligroso. O ambas cosas. Y LOTD entra de lleno en la segunda categoría en una lección para muchos grupos de la hornada retro Thrash que van sobrados en la forma pero se quedan cortos en el fondo.

El pedigrí de “Ravenous Plague” queda claro una vez que pasa la única delicatessen, casi una nota exótica, del disco: “The Apocalyptic Surge”, una intro sinfónica compuesta por Jo Blankenburg, que ha puesto música a trailers y spots para las sagas X-Men y Harry Potter. El resto es tralla por atrición, una masacre thrashera, salvaje y sí, también monocromática y repetitiva. Para los menos fanáticos este disco tenderá al agotamiento en su tramo final. Pero es que este disco no es en cualquier caso para ellos.

Al fin y al cabo son 45 minutos de paliza incesante y, para bien o para mal, lineal. Pero sinceramente no metería ningún tijeretazo, no cuando más de la mitad de estas once composiciones están entre lo mejor que ha grabado nunca este grupo. A veces en un Thrash más puro (la brutal apertura “Howling For Armageddon” o la hímnica “Summon All Hate”), otras con un regusto Speed más añejo y radical (la sangría de riffs de “Black Baron” o el frenesí de “Ravenous Abominations”), muchas veces con destellos de proto Death Metal a la antigua usanza (“Morbid Death”) o con algún pequeño giro que no llega a sorpresa: el toque Doom que abre “Doom Priest” antes de unos crescendos de atmósfera muy cercana a SLAYER, las melodías que dan una pátina ominosa y pegadiza a “Mountain Wolves Under A Crescent Moon”, o la constatación de que estos músicos también han escuchado todo el Heavy Metal clásico habido y por haber en las cabalgadas de “Armalite Assassin”. Classen acierta con la producción, Van Geel es una bendita aparición en las guitarras a base de acumular riffs tan previsibles como carnívoros. Y Swinkles está pletórico en las líneas vocales, sin salirse de ese estilo totalmente influenciado por Petrozza y Schirmer.


Músicos expertos, buenas composiciones y energía metálica como para derribar cualquier prejuicio. Si te parece mal esta fórmula es probable que este disco te resulte simplemente genérico o, en el peor de los casos, sumamente aburrido. Y estarás en tu derecho, faltaría más. Sería, sencillamente, la prueba de que tienes una forma de vivir y sentir la música totalmente distinta a la mía.


Os recordamos nuestra entrevista a Maurice Swinkels.

Más información sobre LEGION OF THE DAMNED en su página de Facebook.

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