Pocas cosas hay más gratificantes que una buena sorpresa y no oculto en absoluto que siempre me resulta especialmente placentero encontrar nuevos e interesantes grupos de Metal Extremo procedentes de Inglaterra, ese trozo de mundo al que tanto le debe el Metal Extremo (y el Metal y el Rock…) y que tantos años de vacas flacas ha pasado con la excesiva asimilación angloparlante de los gustos y el mainstream yanqui. De un tiempo a esta parte la escena Death Metal británica se ha fortalecido y, lejos los días de gloria, genera un notable flujo de metralla underground a la que conviene seguir la pista. LVCIFYRE (con ‘v’, ya se sabe, por aquello de la autenticidad ocultista…) ya está con un solo disco en los puestos de cabeza del movimiento.
Con un solo disco pero qué disco. “The Calling Depths” es el debut de un escuadrón novel formado por soldados curtidos, tipos que llegan de sudar a base de bien en ADORIOR, NECROSADIST o CORPUS CHRISTII. Un background blacker que no deja demasiado rastro en LVCIFYRE, un torbellino de Death Metal que es básicamente una apuesta ganadora: lo de siempre hecho como siempre pero con una factura excelente. Ni original ni diferente pero con una química musical tan pulida que gustará a casi cualquier seguidor del género, desde los amantes de la vieja escuela a los que prefieren un estilo más brutal y hasta más moderno.
La producción le da mucho y le quita un poquito al resultado final. Sin caer en la obsesión por retorcer el sonido de la vieja guardia, el resultado está bien instalado a caballo entre el pasado y el presente y es francamente poderoso y lo suficientemente pulido con el único lunar de que quizá a los graves les falte la profundidad cáustica que impregna las propias composiciones, la esencia lovecraftiana que sugieren la portada, el propio título del disco y unas composiciones frenéticas y oscuras. Todo como tiene que ser.
Como tiene que ser: seguramente este es el pensamiento que mejor encaja con este disco, una ráfaga de Metal Extremo a la americana con un toque europeo. IMMOLATION es un referente obvio y también lo es MORBID ANGEL, todo tintado con una atmósfera y un sentido de la melodía que llega a recordar a NECROPHOBIC. A veces más Brutal Death, otras de efecto más actual y casi siempre en plena combustión a la antigua, con un sabroso toque de la vieja guardia que es en realidad un festín de Metal a base de riffs, solos, ritmos Thrash y algún poco disimulado guiño a POSSESSED.
Con esos ingredientes la mezcla no puede ser mala. El único riesgo es que resulte repetitiva o simplemente comestible. Pero LVCIFYRE pone de su parte para que el menú sea alta cocina recién salida de los fogones del infierno: constantes cambios de ritmo, atmósferas pegajosas, pasajes frenéticos, guitarras vistosas, un efectismo casi dramático y un balance impecable entre los ritmos más mórbidos y crujientes y las descargas de un voltaje nuclear. El trabajo de Menthor a la batería es soberbio y su combinación con algunos patrones de guitarra recuerda a los buenos tiempos de Azagthoth y Sandoval en MORBID ANGEL, eones antes del horror conocido como “Illud Divinum Insanus”.
Así que este disco es brutal y visceral, directo y abrasador pero con capacidad para resultar intrigante. Canciones completas, bien pensadas y bien hechas. Compenetración y química entre los músicos y sentido compositivo para irse por encima de los cinco minutos de media por canción con resultado más que satisfactorio. Es imposible no rendirse al encanto tenebroso y bestial de “Succubi”, a la expresividad metálica hasta cierto punto accesible de “The Faceless One”, a la amenaza contenida de “LCF”, a la brutalidad que corta la respiración de “Holy Chaos” o “Death’s Magnetic Sleep”… este disco es puro Metal Extremo por los cuatro costados. Y de mucho nivel. De factura clásica e impecable. Un trabajo que no puedes dejar escapar si te gusta el Death Metal. Un disco infernal, intenso y de puro tonelaje metálico. Y parido, siempre se agradece, en las viejas calles de Londres.
Juanma Rubio
