MARDUK - Frontschwein

MARDUK ha parido un monstruo, un disco bestial. Otro más pero uno en el que ha jugado con su herencia y su presente de manera admirable. “Frontschwein” no es sólo su primer disco totalmente centrado en la Segunda Guerra Mundial desde, claro, “Panzer Division Marduk”. También es una simbiosis perfecta de lo que han sido más de dos décadas de una trayectoria con altibajos y un cambio fundamental y absolutamente regenerador: la llegada de Mortuus. En un contexto rápido, MARDUK pasaba por un momento discreto en lo creativo en los últimos años de Legion como cantante. Mortuus trajo una convulsión que volvió a hacer de este un grupo referencial. Los rescoldos volvieron a ser hoguera de la mano de un cantante sencillamente superdotado para las artes del Black Metal.

En los once años ya de Mortuus al frente de la nave, ya casi tanto su grupo como del guitarrista y fundador Morgan, la carrera de MARDUK ha vivido una nueva propulsión con un sonido renovado y terrorífico que ahora deja de avanzar para mirar hacia atrás y fundirse con el pasado. En un primer momento eso me supuso una pequeña decepción porque me pareció que “Frontschwein” se aferraba a unas zonas de confort que habían sido constantemente desafiadas y superadas por los sonidos enfermizos y podridos de discos descomunales como “Rom 5:12” o “Wormwood”. Como si la herida siguiera abierta pero no supurara el veneno fétido de anteriores trabajos, este nuevo disco se me hacía demasiado fácil de digerir dentro de su, por supuesto, retumbante brutalidad. Fue con las sucesivas escuchas y la necesidad de volver a él una y otra vez como acabé en el convencimiento pleno y en el titular que inicia este texto: MARDUK ha parido un monstruo.


Efectivamente, lo que hace aquí el grupo sueco es dejar de llevar su sonido a ese extremo grimoso de sus últimos años y revolverse hacia su veta más bélica, épica y frontal. Con mucho de los MARDUK de siempre y con una capacidad sencillamente alucinante de sonar carnívoro y destructivo pero también accesible y vicioso: culpa de una producción impecable que envía las melodías literalmente por todas partes y culpa de esos mismos registros melódicos que mezclan con el filo de unos riffs soberbios. La guerra como razón y como tema, la mayor de todas las guerras, en unas canciones que recorren los campos de batalla de Este a Oeste de Europa, de punta a punta del mundo, y que despliegan una perfecta banda sonora de barbarie, desolación y horror. Mucho más que una versión 2.0 de “Panzer Division Marduk”, aunque con apariciones de aquel disco y una inmersión temática igualmente apasionante que te llevará a través de batallas ya legendarias y armas todavía horrorosas. Mira las letras, bucea en su significado y paladea el horror que viaja en la música. La simbiosis es asombrosa.

Prácticamente no hay relleno ni freno: más de 52 minutos de aniquilación en los que los momentos algo menos memorables siguen siendo plenamente eficaces. Cada canción tiene personalidad, alma propia encerrada en esas melodías a veces sobrecogedoras y a veces enfermizas, en unos blastbeats demoledores y en un trabajo soberbio como maestro de ceremonias de Mortuus. El disco, sin ánimo de producir sorpresas sino de ejercer un influjo sencillamente irresistible, combina canciones a todo trapo con himnos a medio tiempo, y a veces lo mezcla todo en piezas brillantes como “Between The Wolf-Packs” o “Doomsday Elite”. Entre las piezas rápidas y más violentas, destacan “Rope Of Regret” o la nihilista “Thousand-Fold Death”, ambas cercanas a los últimos MARDUK, y sobre todo “Afrika”, un terremoto de una violencia sobrecogedora. En los cambios de ese registro frenético se esconden muchos de los grandes momentos de “Frontschwein”: “The Blond Beast” tiene un irresistible groove teñido de una atmósfera viscosa que te atrapa completamente, un espíritu noruego y añejo que contrasta con la épica fascinante de “Wartheland”, robusta, con olor a batalla y un arranque rítmico que es casi un canto integral al Metal como estilo. Y ni exagero ni hablo de la cima del disco, que seguramente esté en “Nebelwerfer”, una construcción densa, lenta y terrible, con aroma a los proyectiles químicos en los que se inspira y una emoción desgarradora aferrada a sus melodías y las líneas vocales de Mortuus: un himno majestuoso a la muerte que corona un disco en el que al menos siete de sus once canciones son excelentes y el resto como mínimo notables.

Quizá a los que esperaban ver a MARDUK seguir profundizando en la fórmula de los cuatro discos anteriores grabados con Mortuus les sorprenda de inicio el planteamiento de “Frontschwein”. A mí me pasó aunque el regusto amargo del aparente conservadurismo fue quedando sepultado por algo tan simple como la brillantez de un puñado de canciones de Black Metal apabullantes. Un canto a la guerra como hecho social y como vehículo de miseria y muerte, un compendio de emociones oscuras y violencia febril como sólo este estilo de música puede producir. Un estilo que sigue teniendo en MARDUK a uno de sus grandes referentes. Y parece que por muchos años: que así sea.

Juanma Rubio

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