Mark Lanegan, el genio endiablado que vivió el Rock como una maldición

Mark Lanegan
Mark Lanegan (foto de Travis Keller)

Testigo del nacimiento y declive del mal nombrado Grunge, sobrevivió a modas y se adaptó a toda la paleta que la música pudo ofrecerle en sus 57 años de existencia

Nos ha dejado Mark Lanegan. Es un guantazo a mano abierta en la cara que pone en perspectiva en lento fallecer del Rock and Roll. Me fallan las palabras para describir lo que supuso escuchar su voz a través de los SCREAMING TREES a principios de los 90 y el momento clave en el que un amigo me prestó el segundo disco en solitario del vocalista de Ellensburg, llamado “Whiskey For The Holy Ghost” (1994). Al principio me pareció muy lento, oscuro y abrasivo dentro de su categoría de Folk Gótico de perdedores. Con el tiempo fui amando una a una cada canción y se convirtió ( y todavía es) en un disco de cabecera. Justo entonces comenzó el lento declive de su banda madre, mientras él poco a poco desarrollaba su vida paralela de trovador atormentado con voz humeante, intensa y arrebatadora en cada respiro. Voy a repasar su carrera desde que descubrí su música en 1991 cuando escuché por primera vez una canción cantada por él.

1991-2004, la época dorada de Mark Lanegan

Sería sencillo coger una biografía de Lanegan y fusilarla para así dar la sensación de dominar cada rincón de su existencia, pero lo mejor es describir el viaje musical que hice con él. Para cuando escuché el segundo largo de Lanegan, él ya llevaba una carrera de discos impecables con SCREAMING TREES (cuatro sacados de manera independiente a través de SST, el sello de Greg Ginn de BLACK FLAG y otros tres en multinacional), que le permitieron tocar las cimas del éxito para caer en el olvido para cuando sacaron su último disco de estudio “Dust”. Sin contar con el rédito de ese supergrupo que fue MAD SEASON junto a Mike McCready de PEARL JAM y su amigo y fallecido en 2003, Layne Staley, vocalista de ALICE IN CHAINS). Repasar la carrera de su grupo será tarea de otro momento, aunque cualquiera de sus discos merece la pena (sobre todo entre 1988 y 1996).


Así pues, seguí investigando, primero con su disco debut “The Winding Sheet” (1990) que contaba en sus pistas con una abortada colaboración con Kurt Cobain, amigo íntimo y, como todos sabemos, una de las primeras víctimas de la revolución fallida que fue el mal llamado Grunge. Según sus memorias, no se quedó muy contento del resultado, aunque, a su pesar, resulta un disco sólido con dejes eléctricos del sonido de Seattle y ese Folk atormentado atemporal.

"Nos quedamos huérfanos de uno de los supervivientes del Grunge. Lloramos el final de una vida a la que le quedaba mucho que decir y que tuvo tiempo para decir otro tanto. Una voz intensamente humeante, rasposa como la lija del siete, evocadora de males de amores y de existencias intensas en las que vivir otro día era suficiente. Sobreviviste la explosión de Seattle para morir cuando ya no tenías nada que demostrar, ya eras un icono en vida".


Transición en paralelo

Después llegó el momento de conocer el tercer disco, “Scraps At Midnight” (1998) una obra transitoria que suena a alguien que está grabando “through the motions”, como dicen los angloparlantes. Por fin estaba yo al día sobre todo lo publicado con anterioridad y mi afición corría paralela a su legado discográfico según salía a luz. Ya por aquel entonces se presentó la oportunidad (la primera de muchas) de verle en directo.

Corría el año 1998, la carrera de su banda nodriza estaba casi desintegrada, así que la posibilidad de verle con ella era ínfima. Estaba con mi novia de entonces y un amigo. Teníamos coche, algo de dinero y tocaba en una sala pequeña de Donosti. La duda de si merecería la pena (la juventud y la estupidez van de la mano) nos impidió decidirnos y para cuando arrancamos ya era tarde. La primera ocasión de verle se esfumó de nuestras manos. Además un año antes de entrar a rehabilitación por obra, increíblemente, de Courtney Love. Habría sido glorioso.

Tardé unos años en reaccionar y tras publicar el bueno de Lanegan su cuarto y quinto largos “I’ll Take Care Of You” (1999) y “Field Songs” (2001) otra vez se acercó a Euskal Herria para presentar el segundo de los mencionados. Los que estuvimos ese 2001 en la antigua sala Azkena, disfrutamos como nunca de un repertorio impecable que repasaba todo lo editado hasta entonces, y hacía algún guiño a su pasado con los "árboles aulladores". Sonaba intenso, salido de un agujero de decepciones, adicciones y una vida que, como descubrimos al leer la primera de sus biografías, rivaliza con todos los músicos del mundo en cuanto a insólita y excesiva.


En todos esos discos, los músicos asociados eran un quién es quién de la era: Jack Endino, Mark Pickerel, Steven Fisk, Kurt Cobain, Krist Novoselic, Mike Johnson, Tad Doyle, J Mascis, Dan Peters, Dave Catching, Fred Drake, Ben Sepherd y Chris Goss entre otros. Este último productor de KYUSS, quizá abriera la posibilidad de su guitarrista Josh Homme colaborara con SCREAMING TREES en su última gira y que de rebote Lanegan se asociara con QUEENS OF THE STONE AGE años más tarde. Ahí es nada.

El segundo asalto a la fama de Mark Lanegan

A partir de entonces, encontró una segunda juventud en su carrera en solitario como en sus colaboraciones con los herederos de KYUSS. En tres álbumes dejó una impronta de crapulencia sónica que aupó en parte a los QOTSA a los altares del Hard Rock mundial. Nos visitaron en 2002 y 2003 en la sala Jam de Bergara. En la segunda visita especulábamos con la presencia del gigante de Washington, que había acompañado a la banda en otras fechas. Y, tras 40 minutos de concierto, allí apareció todo de negro como siempre, aferrándose al micrófono y sin apenas moverse unos centímetros de su centro de gravedad, dando una lección de lo que es un vocalista de Rock sin despeinarse. Absolutamente mágico.

2004-2012: La explosión de las colaboraciones

En 2004 publicó su sexto álbum, "Bubblegum", un disco trufado de invitados especiales como el propio Homme, Nick Oliveri, Alain Johannes o PJ Harvey, muchos asociados a la escena desértica de Palm Springs. Ya parecía haber abandonado su pasado en Seattle y, quemados todos los puentes de esa era, siguió como siempre en su vida, tirando millas sin mirar atrás. Es de notar la presencia de Greg Dulli, líder de AFGHAN WHIGS y los TWILIGHT SINGERS, que formó una especie de combo con Lanegan en el que los dos colaboraron intensamente en los proyectos del otro hasta desembocar en GUTTER TWINS, grupo que nos dio un disco y un EP épicos, de las últimas grandes obras del cantante. Cabe recordar que antes de publicar el álbum en solitario había hecho una intentona todavía con su fiel (a pesar de las continuas broncas) Mike Johnson a su lado. Casi terminado, se quedó sin ver la luz, pero en 2015 fue publicado con el nombre de "2002 Houston Demos". Un intento de seguir la línea anterior de su carrera en solitario que su conexión con QOTSA truncó para siempre.


Pero estamos adelantándonos. "Bubblegum" es un disco genial que rebosa creatividad aunque el sonido no es tan fino como antaño. Quizá porque ya Mike Johnson apenas participó y le falta alguien con criterio unificador. En esa época es cuando empecé a verle en directo con más frecuencia. En la gira del citado LP en dos ocasiones. Una de ellas la recuerdo porque estuve en la rueda de prensa que atendió en un estado de blancona total. Mientras recitaba al micrófono todo lo que había desayunado, nadie entre el público se atrevía a preguntar nada. Ni corto ni perezoso me lancé e hice una sola pregunta. Y recibí una de esas respuestas que de seca todavía noto como lija en mi memoria. También vi a Mark Lanegan junto a Dulli en un acústico improvisado en Bilbao o con los GUTTER TWINS en el Azkena Rock Festival. Todas esos bolos aumentaron el peso de su música en el devenir de mi existencia. Esperaba con ansia que publicara un álbum en solitario pero no parecía llegar.

GUTTER TWINS, Isobel Campbell y SOULSAVERS, las colaboraciones de Mark Lanegan

Desde ese disco hasta 2012 no sacó ningún trabajo en solitario, aunque subió espectacularmente el número de colaboraciones. Además de los mencionados TWILIGHT SINGERS y GUTTER TWINS (2003-2009), Mark Lanegan sacó tres discos con Isobel Campbell (2004-2011), los más flojos de su carrera como colaborador, aunque tuvieron una muy buena acogida. Asimismo, siguió participando en temas con los QOTSA, se unió al dúo inglés SOULSAVERS en dos LPs impecables que permitieron que le viéramos unas tres veces más en distintos escenarios. Y no olvidemos las puntuales apariciones con artistas de todo pelaje que demostraron la versatilidad de su voz en cualquier ambiente: BOMB THE BASS, UNKLE o Slash entre muchos otros.

Finalmente en 2012, publicó su séptimo álbum, “Blues Funeral”. Un disco en el que participó más como compositor que en el pasado. El resultado fue un disco muy bien llevado pero que denotaba que los termas no eran tan redondos como antaño, como resultado, al menos desde el punto de disco de un servidor, de prescindir de Mike Johnson desde 2001. Ya se notó en el "Bubblegum", pero los colaboradores salvaron el disco y lo convirtieron en una joya. A partir de ese momento, su peso específico en el escenario mundial quedó totalmente establecido, y cada vez que venía a Bilbao, vendía todas las entradas, cosa poco común por estos lares. Dio un concierto muy especial que nos recordó que todavía quedaba mucha tela que cortar.

2012-2022: Mark Lanegan, el obrero del Rock and Roll, publicando sin descanso hasta el último momento

Como he comentado, la calidad de la música que sacó en sus últimos años de vida se queda algún peldaño por debajo de lo anterior, pero no quiere decir, para nada, que no siguiera siendo el vocalista más relevante de los últimos 30 años. Cuatro discos más en solitario sacó en esos años, cada vez más incompletos e irregulares, y dando la sensación que parecía que se le acababa el tiempo y quería abarcar todo lo posible antes del último respiro. Por muy inesperada que haya sido su muerte. Una excepción es “Gargoyle” (2017) que perfectamente podría haber sucedido a "Blues Funeral" en una evolución acertada. De esta época es la última vez que pude verle en directo. Fue 2013 en el BBKlive, un festival que no ha sido nunca ejemplo de criterio, y como ejemplo le pusieron en un escenario para bandas emergentes a la entrada del mismo. Me enternece recordar como lo dio todo a pesar de la tormenta salvaje que nos cayó encima y que incluso cuando querían cortar la actuación, hizo oídos sordos a los técnicos y cantó hasta el último momento posible. Genio y figura.

Aparte de los dos discos con Duke Garwood, colaboró con una variada lista de músicos de todo pelaje en su últimos años de vida, mostrando una energía que contrastaba con la lisergia con la se mostraba tanto al ser entrevistado como en su vida general. Un hombre motivado exclusivamente por su posición delante de un micro. Entre las bandas se encuentran EARTH, MANSET, UNKLE, TINARIWEN, HEY COLOSSUS, CULT OF LUNA, THE ARMED o MANIC STREET PREACHERS. Hasta los últimos meses de vida, tuvo tiempo de publicar. En octubre de 2021, lanzó un álbum colaborativo con el exmiembro de THE ICARUS LINE, Joe Cardamone, titulado "Dark Mark vs. Skeleton Joe".

Todo esto mientras se recuperaba de una caída casi fatal producto de los delirios provocados por el covid que le pegó fuerte y provocó que acabara cayéndose por las escaleras. No sabemos si las consecuencias de ese infortunio tienen que ver con su muerte, pero que la ha desafiado más veces de las que pocas personas pueden contar quedan claro en los dos libros autobiográficos que ha editado. En el primero cuenta su vida hasta 1999 dejando claro que era un auténtico basilisco crápula. A día de hoy asusta pensar como pudo sacar discos mientras tanto, y de tanta calidad. En el último cuenta el coma que le mantuvo medio fuera de juego buena parte de 2021.

Elegía a un icono del Rock

Nos deja un genio endiablado que vivió diez veces más intensamente que cualquiera que podamos imaginar, y que, durante 57 años, consiguió salir una y otra vez victorioso en la derrota. Una obra la suya que es difícil de abarcar y que costará años degustar por su variedad e intensidad ecléctica. Como compositor tuvo momentos geniales, pero como intérprete pocos cantantes de ninguna época anterior pueden igualarle. Nos quedamos huérfanos de uno de los supervivientes del Grunge.

Lloramos el final de una vida a la que le quedaba mucho que decir y que tuvo tiempo para decir otro tanto. Una voz intensamente humeante, rasposa como la lija del siete, evocadora de males de amores y de existencias intensas en las que vivir otro día era suficiente. Sobreviviste a la explosión de Seattle para morir cuando ya no tenías nada que demostrar, ya eras un icono en vida.

Mi alma musical tiene un hueco enorme y ya, nunca más, Mark Lanegan me susurrará al oído que no pasa nada, que hay que tirar para adelante. Nunca más te tendré como un demonio de la guarda, abrazando mis errores y aciertos con tus canciones.

Si quieres saber más sobre la música de Mark Lanegan, Pedro Blackearth realizó dos podcast sobre su música en 2013:

Más información sobre Mark Lanegan en su Facebook.

3 COMENTARIOS

  1. Mi enhorabuena por el texto homenaje. Me he sentido identificado en muchas de las profundas líneas que escribes.
    * Sólo una corrección: Pusiste Stone Gossard en Mad Season y es Mike McCready, como seguro sabes 😉

  2. Aquí el autor. Gracias por el comentario. Efectivamente tienes razón es McCready. Ni mencione también a la gente de Walkabouts ni a Barrett Martín de Screaming Trees porque urgía hacerlo cercano en el tiempo a la muerte de Lanegan. Y lo hice prácticamente de memoria así que siempre se me escapa algún fallo en estos casos. Gracias por leer y por el aviso.

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