Crónica de LUCA TURILLI'S RHAPSODY y FREEDOM CALL en Madrid

Entretenido, y considerablemente aberrante, fue el show de los cinemáticos RHAPSODY de Luca Turilli vivido en Madrid, que en algunos momentos parecía casi más una revista de variedades que un concierto de Heavy Metal. Desde luego, su paso por la capital quedará para el recuerdo más por las desopilantes situaciones que podréis leer en esta crónica que por la ejecución musical en sí.

La gira, que reunía a los italianos VEXILLUM y a los alemanes ORDEN OGAN y FREEDOM CALL, se presuponía como una gran velada para los fans del Power Metal, y además tenía como principal aliciente ver qué era capaz de hacer la mitad de RHAPSODY comandada por el guitarrista Luca Turilli y que presentaba al vocalista Alessandro Conti (TRICK OR TREAT). Y lo cierto es que hizo de todo: cosas buenas, cosas malas, y cosas surrealistas. Pero esta crónica no será dañina porque la actuación tuvo momentos realmente cómicos y porque entre países P.I.G.S. debemos apoyarnos.

Mucha gente se perdió, por los horarios de apertura (a las 18:00 horas se abrían las puertas de la Caracol) y por motivos laborales a la primera formación en pisar el escenario, la banda de Power Folk Metal VEXILLUM. Personalmente llegué a los interesantes ORDEN OGAN con el concierto ya empezado, en el que dejaron, como ya hicieran acompañando a GRAVE DIGGER, la sensación de ser una banda sólida.

Con mucho humor por parte de su frontman Sebastian Levermann, alias Seeb, los teutones pidieron que la gente se juntara para que pareciera que había más público. Así, ORDEN OGAN interpretó muchos cortes del disco que presentaba, "To The End", como por ejemplo "The Things We Believe In" , el bonus track "Masks", el tema que título al trabajo o, para cerrar, su ya clásico -y recuperado además en su último trabajo- "Angels War".

A destacar las pintas que lucían los integrantes de la banda, con trajes similares, que no iguales, a los del videoclip de "The Things We Believe In" , a medio camino entre la estética Mad Max y la de indigentes neoyorquinos, con atención, neumáticos troceados sirviendo de hombreras y mantas con piezas de tela y otros materiales cosidos. No faltaron las alabanzas al público, que según Seeb fue el mejor de la gira. Habrá que creerle.

Minutos después arrancaba el concierto de sus compatriotas FREEDOM CALL, muy esperados por un sector de la audiencia, que se hartó de corear sus canciones de almibarado Power Metal. Las cosas como son, la actitud de FREEDOM CALL fue de diez, mostrándose su carismático frontman Chris Bay tan sonriente como siempre aunque se pasó un poco con los monólogos de El Club De La Comedia que soltaba entre canción y canción. Así, y con todos los teclados y arreglos orquestales grabados, arrancaron los germanos con "Freedom Call" y "The Eyes Of The World" en lo que fue un inicio perfecto en cuanto a clásicos se refiere. Decayó un poco el asunto con el hortera -más aún- "Rockstars", de su último disco, y es que la banda estaba dispuesta a brindarnos su "German Happy Metal" (sic) mientras Chris pedía a las chicas entre el público que le enseñaran los pechos para hacer realidad sus sueños... En fin, la acometida siguió con "Babylon", y una más relajada "The Quest", presentada como la demostración de la combinación del amor y el Metal puede funcionar. Para adornar la sala pidió mecheros y luces de móviles.

Prosiguiendo con el show de Bay, y argumentar que beber el máximo era bueno para la salud (sobre todo cerveza San Miguel, a la que el incauto se refirió como Spanish water), sonó otra indecente "Power And Glory" y su estrafalario estribillo, y es que esa mezcla de Power Metal felizón con rock festivo no casa nada bien pese a lo pegadizo del asunto.

Después Bay siguió dándonos la brasa para la llegada de otro clásico de FREEDOM CALL, "Warriors Of Light", empeñado en llamar a los asistentes, con una fuerte pronunciación germana, "guerrer(r)os de la luz". Lo mejor fue cuando dedicó unas palabras a alguien que acababa de entrar de la sala, dándole un pequeño y divertido tirón de orejas, y repitió la última parte de la canción para él. El final lo puso otro de sus épicos cortes, "Land Of Light", que hizo botar a los fans de su música con esos teclados tan pegadizos... o pegajosos. Entretenido concierto, justo lo que se esperaba de FREEDOM CALL, con una selección de temas nuevos y antiguos y con el monologuista Chris Bay como una atracción extra.

Las estrellas de la noche, los italianos LUCA TURILLI'S RHAPSODY, fueron presentados mediante pantalla gigante y títulos de crédito como si asistiésemos a la proyección de una película... que en todo caso sería una serie B italiana de bárbaros, visto lo visto. Eso sí, arrancaron con mucha fuerza, y atención porque traerá cola, sin su guitarrista  Dominique Leurquin, baja por lesión, con uno de sus míticos temas, "Riding The Wings Of Eternity", y otro de su nuevo disco "Ascending To Infinity", "Clash Of The Titans", que es precisamente de los mejores con lo cual el inicio no podía ser más prometedor y demostró desde el inicio que Alessandro es un frontman ideal para una banda de Power Metal -y así lo mostraba en TRICK OR TREAT- con una gran capacidad para los tonos altos y un aporte operístico y solemne cuando se requiere. Pero quizá le falta algo todavía, y es la majestuosidad sobre las tablas que ofrecía un vocalista como Fabio Lione, más adusto e imponente en el escenario, porque a Alessandro, aunque no se le viera perdido, le falta ese punto de llegar a creérselo, de vivirlo y expresarlo mediante su lenguaje corporal. Eso sí, Alessandro pudo desplegar su poderío vocal en el monumental dueto mantenido con la vocalista femenina Sassy Bernet en "Tormento E Passione", otro de los cortes de nuevo cuño, realmente espectacular. A destacar también su pie de micro luminoso que dejó bastante sorprendida a la sala.

Y justo después llegó el primer momento esperpéntico del espectáculo de RHAPSODY, casi digno de El Molino de Barcelona. Una bailarina con un traje cubierto por leds azules "amenizó" al público durante unos minutos, un componente efectista en la actuación, pero ¿necesario? La bailarina alegraba la vista pero sus apariciones eran obviamente minutos de relleno que quitaban tiempo a las canciones. Al menos la pausa fue para bien, porque seguidamente sonó la vigorosa "Demonheart", del segundo disco en solitario de Luca Turilli, "Prophet Of The Last Eclipse". No sería la única sorpresa en ese sentido, porque más adelante cayeron las poderosas "Ancient Forest Of Elves" y "Warrior's Pride", de su "King Of The Nordic Twilight", muy bien recibidas por el respetable. Entretanto, "The Village Of Dwarves" y la larga y aprovechable nueva canción "Excalibur" dieron paso al casi siempre sobrante solo de batería de rigor que, para colmo de males, fue objeto de un cierto menosprecio por parte del propio roadie del grupo, quien se dedicó a pasar por delante situando por el escenario unos troncos y piedras de cartón para que Turilli y el bajista  Patrice Guers interpretasen a continuación "Forest Of Unicorns", combinada con la mencionada "Warrior's Pride". Guers también tuvo su superfluo momento de gloria a base de solo, siendo presentado en la pantalla gigante de forma rimbombante...

Tras "Son Of Pain", único tema rescatado de "Triumph Or Agony", la fuerza regresó tras con el siempre intenso "Dawn Of Victory", con el que el público se dejó la garganta a pesar de presenciar la mayor tomadura de pelo del concierto, y es que, como faltaba un guitarrista, pues no se le ocurrió otra cosa a Luca y cía. que ¡meter las guitarras grabadas! Ya anteriormente lo había parecido pero en esta ocasión fue flagrante. Y si RHAPSODY lleva las guitarras grabadas, qué más puede ir grabado, o quizá la pregunta debería formularse a la inversa. En fin, un despropósito colosal ante el que uno sólo puede indignarse o partirse de risa.

Lamentablemente, dejando las jugarretas de los italianos aparte, se diluyó el poder concentrado por "Dawn Of Victory" porque se cortó para un primer bis y por otra estrambótica idea del grupo, y es que volvió la bailarina, esta vez con abanicos a lo LOCOMÍA para contonearse con una canción propia de una sesión electrónica de discoteca. La cosa mejoró, porque no podía ir a peor, con "Dark Fate Of Atlantis" y la siempre añorada y coreada "Emerald Sword", clásico por excelencia del "Symphony Of Enchanted Lands", en la que los italianos dispararon sus cañones de espuma para empapar a las primeras filas.

Fue el momento para un segundo bis, con la intro "Ira Tenax" que daba paso, como no podía ser de otra manera, a "Warrior Of Ice", recordadísimo tema de apertura de "Legendary Tales" y que, como "Emerald Sword", despertó la nostalgia del público. ¡Se dice pronto pero es que han pasado nada menos que quince años desde el debut de RHAPSODY!

Quizá por ese cariño que se tiene a sus clásicos, que marcaron toda una época, habrá que perdonarles los bailes exóticos, la bombástica presentación cinemática y demás excentricidades. Con títulos de crédito se despidieron LUCA TURILLI'S RHAPSODY. Volverán pronto, seguro, pero por favor, la próxima vez con guitarrista, más música, y menos boberías.

 

Crónica y fotos: Enrique Herrero