RHAPSODY OF FIRE - Dark Wings Of Steel

Después de ver cómo los RHAPSODY de Luca Turilli apostaban por un retorno algo fallido al Power Metal Sinfónico más directo, faltaba por ver cómo sus ex compañeros escindidos en RHAPSODY OF FIRE se adaptaban a la ausencia de uno de sus compositores. Al mando de los rapsodas de fuego quedaban Alex Staropoli, teclista y Fabio Lione, vocalista, y se puede afirmar tras escuchar "Dark Wings Of Steel", que al igual que el grupo de Turilli, tampoco han dado con la tecla adecuada.

RHAPSODY OF FIRE no ha conseguido hacer un disco epatante de Power Metal Sinfónico, cayendo en los mismos vicios de sus últimos años con canciones demasiado largas, abuso de medios tiempos, majestuosidad que no se transmite en canciones directas e impactantes sino que diluye la sensación de poder, y unos coros que resultarán imposibles de cantar por el oyente, algo que sí funcionaba en sus gloriosos primeros años cuando supusieron toda una revolución en la escena metálica europea.


Entre los aspectos positivos hay que destacar la mayor potencia de las guitarras, muy a lo MANOWAR, lo que podía haber sido incluso más explotado. En este apartado, aparte de mencionar a Roberto De Micheli, antiguo miembro de la primera encarnación de RHAPSODY, THUNDERCROSS, que retornó en 2011 a la formación, hay que hablar del recién huido Tom Hess (ex HOLYHELL), intuyo que principal artífice de las ideas a las seis cuerdas, aunque desconozco hasta qué punto ha estado implicado. También hay que reseñar la interpretación de Lione y algunos de los coros, realmente bonitos aunque poco prácticos. Los nostálgicos aficionados al Power Metal se echarán las manos a la cabeza por no producirse el regreso de las voces corales mayestáticas y memorables de antaño, orientadas actualmente al aspecto dramático-fílmico de la propuesta.

"Dark Wings Of Steel" se pone en marcha con la sobrecogedora intro "Vis Divina" y unas guitarras que nos devuelven a las canciones más espectaculares de los antiguos RHAPSODY en "Rising From Tragic Flames", que suenan a "Holy Thunderforce". No obstante, uno podía esperar con esos mimbres el regreso a los estribillos más grandilocuentes, pero encontramos un tema con ciertos rasgos de SYMPHONY X, y una gran dureza de bajo y guitarras -aspecto, insisto, remarcable a lo largo del álbum, el gran punto a favor de "Dark Wings Of Steel"-, que es suavizada por los posteriores coros y la melódica voz de Lione.


Los riffs remiten a MANOWAR en "Angel Of Light", un tema con bellas líneas vocales, haciendo de él un tema emotivo. Esas guitarras volverán en "Fly To Crystal Skies", si bien los teclados y el aspecto sinfónico pulen demasiado la dureza por la que los italianos podía haber optado. Nos hayamos aquí ante un Lione que se mueve en medios tiempos con ciertos tintes de balada, y los consabidos coros que no aportan gran cosa, destacando de nuevo esos riffs algo machacones que dan vida a la canción.

"Tears Of Pain" tenía todas las papeletas, por su inicio, para convertirse en algo demoledor, pero de nuevo, la energía se disipa en unos ritmos demasiado lentos y coros cuando lo que pedía el tema era una demostración de fuerza. No obstante, posiblemente lo peor de la obra sea la melosidad que propone la interminable "My Sacrifice": Ocho aburridos minutos que suponen un amodorramiento del que es difícil escapar. Ni siquiera el doble bombo de "Silver Lake Of Tears" -un espejismo que no se concreta en contundente realidad- puede arreglar el desaguisado, acrecentado por la soporífera balada "Custode Di Pace". A estas alturas ya se ha perdido cualquier interés por el disco, y las siguientes canciones no tienen demasiada gracia, ni siquiera el tema título consigue emocionar. Por el contrario, el último corte, el tranquilo "Sad Mystic Moon", tiene uno de los mejores estribillos del trabajo, no porque resulte cantable, sino por su intensidad, que llega a recordar a grupos como THERION. No deja de ser curioso que uno de los cortes más hermosos y épicos del álbum sea el que ponga el punto y final.

Uno espera que "Dark Wings Of Destiny" acabe por despegar ante alguna idea sugerente que nos presenta RHAPSODY OF FIRE, pero esto no ocurrirá en ningún momento del álbum. Esa de sensación de quiero y no puedo, de que falta algo, no se verá saciada.

Enrique Herrero

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