Como dice una persona que conozco: “El Death Metal Metal Técnico mató al Death Metal”. Una afirmación concluyente. En este “subestilo” del Death Metal pueden ocurrir dos cosas: o es un aburrimiento máximo o cede ante los oídos con delicadeza. El segundo caso es que el corresponde a la banda de Pennsylvania. "Monarchy" es el segundo álbum de RIVERS OF NIHIL, grupo de Death Metal bastante técnico y avezado a variar las escalas musicales. Un disco que se deja oír, aunque no llega a conquistar del todo al oyente.
"Monarchy" es un disco categórico y rápido, que tiene un trabajo técnico con algunos pasajes calmados donde solos los instrumentos disfrutan resquebrajando el silencio perenne; es un trabajo que se escucha bien aunque no llega a niveles de otros discos que pudieran ser parecidos. Inclusive, en algunos momentos, debido a la voz del vocalista principal Jake Dieffenbach, nos podría recordar a los últimos discos de los polacos BEHEMOTH. Al final, "Monarchy" acaba cansando algo aunque sea levemente.
Pese a que exista alguna pequeña protesta, este nuevo disco de RIVERS OF NIHIL tiene buenos puntos a favor, sobre todo en el apartado instrumental donde se dejan llevar por su cauce sereno. La batería que corre a cargo de Alan Balamut es una gran faena por su parte, destrozando los ritmos a su gusto. Prueba de ello es la instrumental “Terrestria II Thrive”, uno de los mejores temas del disco; un corte bastante atmosférico con una batería aplastante que transita a su libre albedrío.
"Monarchy" cuenta también con temas algo más machacones y groovies que suenan desvergonzados y descarados. Casos como el de “Perpetual Growth Machine”, “Sand Baptism” (sobresaliendo sobre todo el bajo) o “Circles in the Sky” son un claro ejemplo. El último de estos, con algún toque ambiental por ser la continuación de la canción instrumental. En línea con el resto del redondo, estos son temas muy técnicos con una dosis de una velocidad media, una batería sin vergüenza alguna; tienen energía, son potentes, sin piedad.
En efecto "Monarchy" no es mal trabajo, tampoco sobresaliente. No brilla en exceso y tras alguna escucha pierde fuerza. No obstante, RIVERS OF NIHIL ha mejorado respecto a su primera entrega y esperemos que la tercera sea la definitiva.
Nacho Martín
