SEBASTIAN BACH - Give Em Hell

Cuando un género alcanza su máximo grado de popularidad, aparte de surgir miles de copias más o menos burdas de las formaciones principales o cabeceras, llega un momento en que algún grupo o artista encarna todos los arquetipos esenciales de lo que debería ser el modelo típico, si bien nunca podrá competir con los pioneros o con quienes representen la esencia de un estilo. En la era en que la laca y el spandex dominaba el mundo de la música, finales de los ochenta, apareció nuestro protagonista.

SEBASTIAN BACH había hecho sus pinitos con MADAM X, combo dirigido por las hermanas Petrucci, pero la gran oportunidad de su vida le llegó con un quinteto bisoño que se abría camino en Nueva Jersey, apadrinado por BON JOVI y su agencia de managers. La combinación entre la fiereza musical (dentro del Hard Rock o Glam Metal) de SKID ROW y todo lo que aportaba Batch resultó espectacular. Sebastian lo tenía todo. Alto, guapo, actitud “outlaw” de la época, carisma y, por encima de cualquier cosa, una voz privilegiada. Rápidamente, el rubio canadiense copó portadas y carpetas de adolescentes a lo largo del planeta, bien secundado por sus compañeros y dos álbumes sobresalientes.


Vídeo de "Temptation"


Sin embargo, nuestro querido Sebitchian entró en un ego trip que le dura un cuarto de siglo y dudo que, a estas alturas, vaya a cambiar. Con “Subhuman Race”, su última entrega con SKID ROW, y la posterior salida de la banda, comenzó a dar tumbos en multitud de proyectos fallidos como THE LAST HARD MEN o el infame show televisivo “Supergroup”, siendo, curiosamente, más prolífica su carrera en Broadway, donde protagonizó diversos musicales, o en la serie “Las Chicas Gillmore”. Siempre había amagado con un disco en solitario que nunca llegaba hasta que, por fin, en 2007 lanzó “Angel Down”, trabajo con reminiscencias del pasado pero solo con dos o tres temas realmente meritorios. Aún peor le fue en la continuación “Kicking & Screaming” y eso que contaba con, según él, una joya, el jovencísimo guitarrista Nick Sterling que, poco después, se hartó de nuestro rock star.

En esta travesía por el desierto, sazonaba de multitud de giras fundamentalmente revival de tiempo mejores donde su voz ha ido decayendo progresivamente, llegamos a 2014 y “Give ´em Hell”, una entrega a priori igual de ambiciosa (en su delirio llegó a hablar que era la continuación del mítico “Slave To The Grind” de SKID ROW, algo que no le hace ningún favor) sobre la que no había demasiadas expectativas dados los mediocres precedentes. Sería ilusiorio afirmar que BACH ha dado en el clavo pero sí hay que reconocer que el tipo ha sabido dar con la tecla de lo que corresponde a un personaje como él en este momento de su vida. Estamos ante un disco que, sin olvidar lo que representó Sebastian y cuál es su origen, se adentra en sonidos actuales del Hard y el Metal pero que, en ningún momento, puede ser considerado como un cambio radical o una vuelta de tuerca a una trayectoria artística decadente.

Lo mejor que se puede decir es que estamos ante un álbum inteligente y eso, para Bach, ya es mucho. Las claves de la afirmación derivan en un equipo solvente de compositores (la permanente ayuda del productor e ingeniero Bob Marlette es muy destacable) y músicos consagrados que han hecho un cable a Sebastian como el “gunner” Duff McKahan que no solo escribe sino también toca a lo largo de “Give ´em Hell”, el recuperado Steve Stevens (guitarrista de BILLY IDOL) o el excepcional guitarrista John 5. Junto a ellos el nuevo propietario del puesto de las seis cuerdas en la banda que acompaña a Bacg, Devin Bronson, nada asociado con el Metal hasta entonces y en cuyo curriculum se puede leer que ha trabajado para gente tan antagónica de Sebastian como AVRIL LAVIGNE.


Es, precisamente, el toque alternativo de Bronson el que confiere un aire moderno a la obra, fundamentalmente en su primera mitad. Hay un nombre que de forma constante martillea la cabeza cuando se escucha “Give ´em Hell”: ALTER BRIDGE. La influencia de los riffs de Kennedy y Tremonti se palpa en canciones como la inicial “Hell Inside My Head”, “All My Friends Are Dead” y esa especie de recopilación de todo lo que ha hecho Bach en su carrera que es “Dominator”, con una voz que recuerda a su juventud.  El tono más marcial/industrial de John 5 en “Temptation” no atraerá demasiado a los fans más clásicos de Sebastian que se verán atrapados, no obstante, en los cortes más lentos.

Y es que es ahí donde Bach recupera su magia (la que no se percibe en directo). Si bien en los temas cañeros abusa del grito, sus medios tiempo y baladas remarcan a quien algún día fue un prodigio. En la hipnótica, atípica y adictiva “Push Away”, la guitarra de Steve Stevens se pone al servicio de la voz creando un ambiente de tensión y emoción artística notable. Un tanto más ortodoxa, “Had Enough” ofrece un solo espectacular, también de Stevens que bien se podría decir que es lo mejor de “Give ´em Hell”. Mención aparte para la versión del “Rock N Roll Is A Vicious Game” de sus compatriotas injustamente olvidados APRIL WINE. La original es increíble pero BACH hace una interpretación descomunal del tema, con efluvios Country metiendo una harmónica brillante.

La parte final del disco navega, de nuevo, por aguas más modernas, algunos riffs remarcables como el de “Taking Back Tomorrow” (otro tema que podría haber sido un descarte de ALTER TREMONTI) donde sobran los agudos del estribillo, casi desagradables; la metalera pesada y pseudo Industrial “Disengaged” y el adiós con un pequeño y velado homenaje a ALICE IN CHAINS, “Forget You” que sirve de epílogo a este “Give ´em Hell” que no nos devuelve a SEBASTIAN BACH en su máximo esplendor, tarea imposible a día de hoy, pero sí que nos presenta a un artista con inquietudes renovadas saliendo del bucle insustancial en que se metió hace dos décadas. Disco para disfrutar aquellos que no esperen escuchar “el nuevo disco que deberían grabar SKID ROW con su vocalista original”.

 

Marco-Antonio Romero Rivera

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