No recuerdo haber escuchado previamente otra banda de Israel que no fuera la consolidada MELECHESH, pero ahora esto ha cambiado. Century Media sitúa en el mapa de tan controvertido país un conjunto que tiene un prometedor futuro, SONNE ADAM. Quizá no sea tan original y cautivador como podría ser MELECHESH, pero desde luego es un grupo a tener tremendamente en cuenta en el panorama extremo, por ahora con "Transformation".
¿Por qué a tener en cuenta? Primero, porque un gran sello está detrás y puede aupar al grupo moviendo sus hilos si así lo desea, y segundo porque no es un logotipo, un nombre y un fondo estéril. Ese fondo está sembrado de algo tan oscuro como viscoso, y es fértil porque produce un fruto maligno. Esa maldad cuajada en forma de Death Metal es tan patente que es capaz de absorber la luz de la habitación donde se reproduce el álbum. La atmósfera se carga bajo la batuta de SONNE ADAM y te despoja de todo rastro de optimismo.
De primeras, con "We Who Worship The Black", toda la lentitud del Doom parece aflorar, en un sentido muy próximo al de TRIPTYKON. Luego se desvela que su camino tiene también otras vertientes no tan lentas, pero siempre dando a una vía principal e inequívoca, de la cuál esta canción de apertura es una pista importante. Esa arteria principal no es otra que el Death Metal de tintes Doom. Y bien digo tintes, porque aparecen pero sin ser una tónica exclusiva.
Podrían tener algún paralelismo con nuestros VIDRES A LA SANG (especialmente en el determinados momentos dentro del apartado vocal, como "I Sing His Words") y especialmente con grupos como FUNEBRARUM o el mito estadounidense INCANTATION. El propio guitarrista Davidov menciona a MORBID ANGEL y la canción "God Of Emptyness" como fuente de inspiración, y sin duda también hay mucho de esto, incluso en los solos como el de "Apocalypse". Como podéis ver, todas las bandas citadas confluyen más o menos en una densa lentitud de la que hacen gala, pero siempre con suficientes rupturas de esa pesada cadencia para mostrar un lado más trotador.
Como cima del ambiente de horror que respira el primer engendro de los israelíes estaría el momento en que aparece un arreglo en la canción "Sonne Adam". Se trata de unas campanas que añaden aún más maldad al sonido. También ese instrumento de viento (quizá solo sea una guitarra eléctrica tocada de una manera poco convencional, no he sido capaz de discernir su procedencia) que aparece en el final de "Solitude In Death" es tremendamente inquietante. En el disco tampoco aparecen más detalles de este tipo, pero tampoco son necesarios para obtener un lóbrego resultado. Con sus instrumentos eléctricos ya consiguen lo que se proponen.
En este mundo global ya no resulta exótico encontrar bandas que practiquen algún tipo de Metal, sea cual sea, en países distantes (aparentemente) del mundo occidental. Si cumple la condición de tener una calidad como la de SONNE ADAM, bienvenida sea la globalización cultural. Con esta primera obra, la negatividad que nace del profundo terror a lo desconocido se muestra tal y como es, común a cualquier grupo humano.
Carlos Herrero
