SUICIDAL ANGELS - Divide And Conquer

No hay crítica que se precie de SUICIDAL ANGELS que no haga referencia a su origen. Por lugar de procedencia extraño a ojos de los dioses del Metal. Son griegos, sí. Sin embargo, ya no son unos novatos. SUICIDAL ANGELS ha lanzado en el 2014 su quinto álbum de estudio, “Divide And Conquer”. Discos que han ido produciendo con una periodicidad constante y periódica cada dos años desde 2007. Desde su formación ya lleva catorce haciendo ruido para los oídos.

Este grupo lo conocí hace casi una década cuando me pasaron de contrabando el “Eternal Domination”. La consigna era clara. “Escucha a estos griegos que ya verás como lo parten. Son SLAYER”. Ese disco sonaba prometedor. Era un calco de SLAYER del “Show No Mercy” y “Raining Blood” muy rudo, muy directo. Recuerdo comprar el primer disco. Y el segundo casi seguido y que ya no me entró tan bien como el primero. Luego desaparecieron de mi radar. Sin saber bien porqué los marginé a un rincón recóndito de mi empolvado -por poco uso- cerebro. Cuando cayó “Divide And Conquer” en mis manos, me alegré. Un álbum de Thrash Metal de un grupo conocido y que en su momento me agradó. Me puse con ello casi de inmediato, y tuve que desengancharme. So pena de ser demasiado injusto con ellos, después de una serie, quizás demasiado frecuente de escuchas, reconozco que alcance un punto de hastío con el disco y de desencanto con el grupo.

“Divide And Conquer” se abre con “Watching Over Blood”, una de las canciones más consistentes de todo el disco. Potente, con un ritmo frenético y un sonido muy orgánico. La canción tiene cuerpo y profundidad y se desliza en los tímpanos rítmicamente agitando tu cuello. El segundo hito del disco “Seeds Of Evil” tiene un comienzo que aventura algo prometedor. Ritmo lento y pejagoso, denso como el petróleo que impregna tu ropa con claras influencias a TESTAMENT, ONSLAUGHT y SLAYER, luego avanza a un medio tiempo, duro y Heavy, muy muy pesado, de lenta sedimentación, como un mazo que hubiera golpeado tus extremidades dejándolas entumecidas, inmóviles e insensibles. El tema se alarga en exceso haciendo que tus aletargados miembros despierten y aparezca el dolor. Se vislumbra a donde quieren ir, qué les gustaría hacer, pero les falta la clarividencia para llegar allí. Sin saber qué hacer alargan una canción activando el primer punto del tedio.


Seguida llega “Divide And Conquer”, donde vuelven a sus influencias SLAYER con un tema speedico y agresivo. Velocidad desbocada de un corazón bombeando heroína “fucking hostile”. Arranca rápido y no reduce hasta el final, empotran el solo de guitarra de marcada reminiscencia a Kerry King, no deteniéndose ni en el estribillo. Las guitarras afiladas, batería pesada, un ritmo alto e intenso, y por momentos, una letra bien rimada que es afeada por un estribillo demasiado simplón. Se aprecia que se encuentran más cómodos cuando vuelven a su influencia original.

La cuarta canción, “Control The Twisted Mind”, empieza con una intro instrumental a la que se van sumando los instrumentos en el que exhiben su destacable nivel técnico y, sobre todo, su estupenda sala de sonido y mezclas. Cuando deciden terminar la introducción y arranca, se destapa una canción realmente ágil, inspirada, sin perder nunca de vista a SLAYER, pero con infinidad de matices de TESTAMENT, EXODUS, SODOM y ONSLAUGHT, se desata una locura de solos de guitarra y riffs bien currados que se solapan a lo largo de siete minutos en una de las mejores, sino la mejor canción del disco.


Con “In The Grave” se retorna a los medios tiempos. La batería redobla, y aumenta de ritmo, en un fade to in que recrea la imagen visual de escarbar buscando la luz desde la profundidad de una tumba. La guitarra distorsiona, machaca el bajo con el ritmo y dan paso a otro medio tiempo pesado en la línea del “Show No Mercy”, incluidas línea gutural de voz . Hacia la mitad de la canción cambia de ritmo, y tiene una línea de guitarra y un estribillo que llama tu atención, y un ritmo frenético que dices “joder esto sí”. Reduce de nuevo al medio tiempo y se evapora en un fade to black que deja un buen regusto. A continuación llega “Terror Is My Scream”, comienzo como un tiro, con un riff redundante de puro Thrash y un mecanismo simple y efectivo. Te golpea la mandíbula. Cambian la dinámica con un parón poco natural que interrumpe cualquier atisbo de placer. La canción se obstruye costando encontrar la manera de encadenar la siguiente fase. Redundan en la reiteración de un ritmo mecánico e insípido hasta que deciden acelerar a un solo de guitarra acertado, y el mecanismo simple y efectivo del principio.

Le sigue una terna de canciones con “Pit Of snakes”, “Kneel To The Gun” y “Lost Dignity”, en las que después de tantos devaneos retornan a sus influencias matrices. SLAYER por todas partes. Al encadenar tres canciones que son del mismo estilo e influencias idénticas aunque con manifiesta carencia de frescura, clarividencia e inspiración compositiva, esta es la fase del disco más congruente. La primera “Pit Of Snakes” es una canción Speed de corrección decente. A estas alturas del disco, cansado de los parones, de la exhibición de pesadez grandilocuente, de la contundencia vana, te sorprende una canción perfectamente engarzada. Inicio rápido, estrofa acelerada, sin estridencias, ni adornos, ni tonterías, incrustando los solos de guitarra para no perder tiempo en fruslerías. Una canción de puro Thrash donde su mayor defecto es la manera de rematarla a través de un estribillo aristado sin rematar que exhibe poca frescura compositiva.

“Kneel To The gun”, nuevamente las influencias de SLAYER supurando por cada poro, inicio entre “Seasons In The Abyss” y “Show No Mercy”, con cambios de ritmo de medio tiempo a ritmo Speed, para volver al medio tiempo y luego velocidad. El famoso juego fuerte flojo que tan buenas sensaciones suele dejar. La forma de cerrar la canción es demasiado similar a la anterior, alargándola y repitiendo el estribillo. “Lost Dignity”, canción muy rápida que es lo que debe ser Thrash, brutalidad acelerada, sprint hacia el barranco y violencia desenfrenada. Un mosh salvaje con cráneos entrechocando, con codazos. Pausan la canción, refrenando para lamer las heridas y vuelven al odio y la furia. A la batalla en el fango a correr.

“White Wizard” define el disco. Quiere ser demasiado y al final se queda en la indeterminación absoluta. Un intento de ser dos o tres canciones distintas en una. Empieza bien. Un ritmo bastante pegadizo, moviéndose entre el medio tempo denso tipo EVILE, le sigue un estribillo juvenil y un juego solos de guitarra muy vivo y afilado, tras los cuales la canción se les encasquilla. Con cuatro minutos cuando la canción pide que se dé por terminada se vuelven a arrancar en otra línea musical totalmente diferente. Esta fase con influencias TESTAMENT y ONSLAUGHT es muy buena, bastante más inspirada, volcánica y sugestiva, tanto en el ritmo musical como en el lírico. Rápida y veloz. Y dentro de la misma canción otra nueva fase, calzando un solo de guitarra accesorio y excesivamente adornado. Para dar final a la canción (y al disco), supone el oyente, introducen un outro instrumental. Vuelven a amagar la clausura  y reiteran el ritmo pegadizo del principio de la canción incluido al minuto ocho con ese estribillo juvenil, bisoño y poco trabajado.


“Divide And Conquer” no es mal disco de Thrash Metal. Pero tampoco es bueno. Tiene todos los elementos que hacen que un disco pudiera ser grandioso. Sonido nítido, puro, bien cocinado, sin llegar a ser sobreproducido. Tienen buenos músicos con un dominio técnico solvente. Un batería sólido y fiable, una nueva incorporación a la guitarra con notable calidad técnica y sobre todo, un vocalista “Thrash” versátil con tono con personalidad (agresivo, agudo, grave, gutural). Además, mantienen una lealtad sin mácula al estilo que abanderan. Se saben el manual del Thrash al dedillo y tienen un nivel técnico suficiente para ejecutarlo sin mancillar a las fuentes de las que maman. Gozan además de la fama necesaria tras un prometedor inicio para dar paso a más altos vuelos.

Sin embargo, en este disco hay algo que no funciona. Adolece de una cualidad tan etérea y difícil de definir como la coherencia interna. Las canciones no están bien rematadas, ni pulidas, les falta discurso y una vuelta más de tuerca en los estribillos y las letras. SUICIDAL ANGELS quiere hacer Thrash y lo hace. Pero quiere hacer Thrash de muchas bandas, de muchos estilos y de demasiadas influencias a la vez. Porque pasados diez años SUICIDAL ANGELS se siguen buscando a sí mismos. Y esto, es un defecto en una banda, que repito, lleva diez años en esto. En cinco discos no ha conseguido despegarse la etiqueta de SLAYER del cuello de la camiseta. En cinco discos y diez años no ha encontrado un estilo, un sello propio que lo defina.

En la búsqueda de su identidad se pierden en el laberinto. Como se ha descrito, durante muchas fases de muchas canciones alcanzan un alto nivel. Cuando cambian el discurso del manual que se saben, cuando intentan saltar a otro influencia, se encasquillan y la canción se cae en el abismo de la indeterminación. Fases de canciones muy pobres, estribillos simplones, letras esquemáticas, repeticiones que chirrían porque deslavazan una canción que iba en una buena línea a la que le suman un alargamiento en el cierre de canciones excesivas que evidencia abotargamiento mental.

La vieja escuela, quizás porque no tuvieran a quién imitar -estaban experimentando constantemente- son los que mejor dominaban y dominan (impagables los nuevos discos de SACRIFICE, OVERKILL, METALLICA) los periodos de transición en las canciones, los medios tiempos, los finales, los remates. La música les recorría por las venas y la canción fluía de forma natural. Siempre tenían recursos para salir cuando parecía que habían llegado a un callejón sin salida y engarzar una parte de la canción con la siguiente de una forma espontánea. Pienso en SODOM claro, y como no en OVERKILL, maestros de esto con la eterna por larga y perfecta “The Years Of Decay”. SUICIDAL ANGELS tiene recursos y lealtad a un estilo. Deberían decidir que influencia quieren abrazar para encontrar su identidad con premura. Así quizás despejen el camino de las dudas y las canciones broten naturalmente.


 

Fernando Alfageme

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