THE FLOWER KINGS - Banks Of Eden

Mucho ha llovido desde que en 1995 nos quedáramos boquiabiertos con aquel “Back In The World Of Adventures” que supuso el debut discográfico de una deslumbrante banda de Rock Progresivo sueca llamada THE FLOWER KINGS. Años de recorrido por la senda del mejor Rock Progresivo nos han dejado discos memorables como el citado debut o los asombrosos “The Rainmaker” (2001) o el más reciente “The Sum Of No Evil” (2007), tras el cual el grupo se tomó un descanso que aprovecharon varios de sus miembros para embarcarse en proyectos tan interesantes como TRANSATLANTIC, KARMAKANIC o AGENTS OF MERCY. Pero el grupo de Roine Stolt sentía de nuevo la urgencia de demostrarnos su vigencia y retorna a la palestra con este “Banks Of Eden” en el que, además, presentan a Felix Lehrmann como nuevo batería de la banda sueca. Todo un desafío para los oídos que se ha presentado en varios formatos y de cuya edición ordinaria (sin el material adicional) paso a daros cuentas sin más dilaciones.

Abrir el disco con “Numbers”, una “suite” de más de 25 minutos de duración puede parecer un exceso en toda regla o una pedantería propia de los grupos actuales de Rock Progresivo que parece que no paran de componer hasta que la partitura no rebasa los quince minutos de duración. Pero los fans de THE FLOWER KINGS saben que la expresividad, la creatividad y las ganas de innovar del grupo sueco difícilmente caben en tres acordes, un estribillo y un solo de guitarra. Su desbordante capacidad musical se ve perfectamente reflejada en este tema que, pese a su exuberante partitura puede ser visto como una suma de diferentes pasajes en los que el grupo demuestra su gran talento para las melodías aparentemente sencillas pero que atesoran verdaderos prodigios de armonía y ritmo.

Los teclados de Tomas Bodin toman el protagonismo en los primeros compases tejiendo un tapiz sonoro de matices sombríos que son reforzados por las punzantes guitarras de Stolt y Fröberg. Riffs que recuerdan los mejores tiempos de Steve Hackett nos adentran en las entrañas de un tema que avanza entre largos desarrollos instrumentales en los que los solos de guitarra de Stolt hacia la mitad de la partitura recuerdan lo hecho en TRANSATLANTIC con ese sonido mayestático que tan pronto se detiene en matices de verdadera orfebrería sonora como se desparrama en un delirio de acordes desatados. Los momentos más calmados nos recuerdan lo mucho que ha influido GENESIS en el lenguaje musical de sus aventajados pupilos suecos. Versatilidad es un vez más, pues, lo que encontraremos en “Numbers”, una composición que se merece más de una escucha pausada para apreciar sus infinitos momentos de brillantez.


Algo más asequible, aunque igualmente progresiva, es “For The Love Of Gold”, un tema que se abre con los salvajes teclados de Bodin justo antes de que se remanse el tempo y la melodía vocal nos recuerde a los últimos THE BEATLES, una de las influencias confesas más claras en la música de THE FLOWER KINGS. Belleza, pues, a raudales encerrada en una partitura llena de finos matices que, sin embargo, no entorpecen la escucha fluida de un tema que entra a la primera. Los solos de guitarra de Stolt suenan agresivos, chillones y llenos de emotividad enlazándose una y otra vez con la melodía principal. La forma de cantar de Fröberg y los coros que lo secundan, así como los trabajos de apoyo de los teclados de Bodin traen recuerdos de los YES de discos como “Going For The One” o “Tormato” y los teclados del arranque de “Pandemonium” traen recuerdos más añejos aún de THE DOORS. Y es que escuchar un disco de THE FLOWER KINGS equivale a darse un paseo por el mejor Rock Progresivo de los últimos 35 años, aunque pasando, lógicamente, por los sonidos más modernos y vanguardistas que son cosecha propia de la banda. En este tema el grupo suena más orgánico por momentos gracias al Hammond herrumbroso de Bodin y a las guitarras retro de Stolt, quien no pierde ocasión de desgranar solos de gran vistosidad aunque carentes de cualquier alarde pirotécnico.

“For Those About To Drown” es otra demostración de elegancia tanto en la forma de entonar de Fröberg como en el ritmo cadencioso impulsado con maestría por el recién llegado Felix Lehrmann, un batería que con sus escasos 26 años está ya considerado como uno de los más destacados de su quinta. De nuevo hay que quitarse el sombrero ante la compenetración Bodin/Stolt que doblan melodías de verdadero vértigo sin empalagar en ningún momento ni pretender exhibirse como los músicos superlativos que en realidad son.

El punto y final de la edición estándar (la edición limitada para coleccionistas incluye nada menos que cuatro temas adicionales…) lo pone “Rising The Imperial”, un tema casi baladístico que nos ofrece el lado más introspectivo de un grupo capaz de los momentos más desbordantes de emotividad. Parte del tema ya lo habíamos podido oír en “Numbers”, el tema de apertura, por lo que queda claro el gusto de THE FLOWER KINGS por la autoreferencia y por dotar a sus discos de una cierta estructura circular. Si un pero hay que poner a este disco es que sólo puede escucharse dedicándole toda tu atención porque captura tus sentidos de manera implacable y es imposible compaginarlo con cualquier otra tarea. Si te atrapa te seduce hasta el fin. El reinado de las flores sigue vigente merced a este nuevo gran trabajo de las huestes de Roine Stolt.

Carlos Fernández

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