TRIPTYKON - Melana Chasmata

El opaco sonido que ofrece TRIPTYKON se ha calcado prácticamente en su segunda entrega de larga duración, "Melana Chasmata". Con este álbum, Tom G. Warrior ha logrado por momentos una mayor aproximación al sonido CELTIC FROST con más pasajes "rápidos" que en la anterior obra, pero en esencia es lo mismo: trazos de negra y espesa pintura que tapan cualquier luz, esperanza o color vivo, pero sin género de dudas se pueden disfrutar de ellos, y de qué manera.

Por fortuna, y era difícil conseguirlo, se iguala la calidad de "Eparistera Daimones", habiendo encontrado una senda clara (o muy oscura en su caso) de la que no apartarse, un estilo y unas formas que dan gran resultado y que, como digo, recrea de nuevo un ambiente de pesadumbre insondable. Desde luego, hay que afrontar con ganas la escucha de un álbum con estas características, porque te lleva a un estado mental ajeno a cualquier atisbo de alegría. Es fascinante el viaje que se puede hacer con TRIPTYKON.

El inicio del álbum "Tree Of Suffocating Souls" deja a las claras que hay un enfoque un tanto más agresivo en esta nueva creación, un poco menos de lento caminar mastodóntico y un poco más de diabólico y furioso correteo, aquella esencia de los años 80 que se respiraba en los primeros proyectos de Fischer. En esta línea también estaría por ejemplo "Breathing", una pieza rápida y muy agresiva, que sería el extremo veloz que puede llegar a proponer TRIPTYKON, pero que en definitiva no ha variado: Doom y sonido extremo copándolo todo.


 

La canción más larga de todo el álbum es "Black Snow", casi trece minutos donde los suizos enseñan al mundo lo que son capaces de hacer en cuanto a puro Doom. Pueden llevarte hasta una extraña calma y paz interior y relajación absoluta, todo ello como siempre con un mensaje nada esperanzador, que va seguida de "Waiting", último tema del álbum, donde se ha experimentado más que en el resto del trabajo, gracias al uso de silencios, sonidos acústicos y la voz femenina que la inunda sin remedio.


TRIPTYKON es desde su inicio de andadura un exponente esencial del Doom Metal más extremo, y el camino perfecto para continuar, con evidente evolución, lo que en su día fue HELLHAMMER y luego CELTIC FROST. Si hay algo que no se ha perdido en esta travesía por las décadas sería el innegable buen hacer musical de un gran músico y compositor, pero tampoco se han perdido aquellos matices que sirven de nexo en este arco de más de treinta años de Metal Extremo en distintas variantes, como son la aspereza en el sonido, la agresión, la intensidad y la sensación de malignidad.

Creo que esta idea de movimiento hacia el futuro, de transformaciones pero con continuidad, manteniendo los lazos de unión entre todas las épocas de la vida musical de Tom G. Warrior, está perfectamente afianzada en "Melana Chasmata". No hay ruptura ni olvido a las raíces musicales de TRIPTYKON, que era mi pequeño temor, la experimentación con la que coqueteó en esos primerísimos días llegó al equilibrio y está perfectamente asimilada en el conjunto de su producción musical actual. Nada chirría, enhorabuena.

 

Carlos Herrero

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