Críticas de discosBEAST - Infernal Hangover Wrecked In Space

BEAST - Infernal Hangover Wrecked In Space

Difícil tarea la de destacar a día de hoy en el poblado universo del Thrash Metal, muy difícil. Numerosísimas bandas apostando fuerte y de lleno por este estilo en sus diversas acepciones (Thrash Metal, Speed-Thrash, Thrash-Black, de sonido americano, europeo, etc) hacen más que complicado no solo el hecho de que una formación nueva saque la cabeza por encima del resto, sino el seguir fielmente a alguna de estas bandas, dado el elevado índice de competitividad y la inagotable oferta musical que hay en el mercado actualmente.

Dicho esto, valga la expresión “ole sus huevos” por quien, obviando este asunto, se deje la piel por este género si es lo que le gusta y lo hace de corazón. El quinteto madrileño BEAST, formado por gente muy joven, es una más de esas bandas adheridas a la causa con su primer larga duración, “Infernal Hangover Wrecked In Space”, y como banda novel que es nos ofrece un debut con sus pros y sus contras que, en su conjunto, no deja para nada un mal sabor de boca.

Lo primero que cabe destacar es que BEAST explota ese tipo de Thrash crudo, rudimentario, muy old school y no excesivamente técnico que recuerda a esos primeros KREATOR, DESTRUCTION e incluso EXODUS, aunque los madrileños cuenten con un sonido más pulido y pulcro del que en su día hicieron gala las citadas bandas en sus primeros trabajos.


Musicalmente, la voz de Matt Gomes es un puntal y un factor importante a la hora de extraer las virtudes del grupo, dado que el chaval tiene ese tipo de timbre ácido, casi al límite y supurando bilis que, además, recurre frecuentemente a los agudos desquiciados como antaño hacían Schmier de DESTRUCTION o Tom Araya de SLAYER. Melodías ásperas y al grano, como se solía ver antes de que el Thrash llegara a ser un género, en ocasiones, más sofisticado.

A su vez, también luce al trabajo a la guitarra solista, donde resalta el dinamismo y el dominio del shredding, con ágiles punteos que llaman la atención tratándose de un primer trabajo en estudio si no se tiene en cuenta un Ep llamado “Thrash Metal Propaganda” y editado hace algo más de un año. Por su parte, el riffeado es muy típico pero funcional. Quizá, en ese aspecto sí que añoro algo más de velocidad y rasgados a contrapúa más acelerados y bélicos, circunstancia que también se da en la base de batería, algo lineal y con una leve falta de recursos para tratarse de un género como es el Thrash.

Evidentemente, no hace falta ser Dave Lombardo, Gene Hoglan o Ventor para hacer un buen trabajo a los parches pero, en el lanzamiento que nos ocupa, un mayor uso de los redobles de timbales aéreos, así como unas combinaciones del bombo y la caja más desenfrenadas y variadas, habrían mejorado la calidad del resultado final en lo que a la labor a las baquetas se refiere. Supongo que con el tiempo John Hangover, batería de los madrileños, irá puliendo y perfeccionado su técnica instrumental, lo cual se traducirá en una mayor pegada y, por ende, eficacia.


Sobre los temas que hallamos en el trabajo destacan especialmente “Hollywood Disaster”, una pieza que frivoliza con toda la parafernalia, a veces estúpida a ojos de los que no somos norteamericanos, que rodea al peculiar mundillo del estrellato hollywoodiense. Y lo hace de un modo irónico, simpático y con cierta mala uva. También “Black Death” que, con un tono más serio, me ha llamado la atención, y a través de un riff lentorro, diabólico y machacón al más puro estilo SLAYER nos presenta un cruento y explícito retrato de lo que es una muerte dolorosa.

“Nuclear Devastation”, presentada con una intro denominada “Wrecked Side” que, básicamente, emula la señal de alarma de una central nuclear, tiene un toque corrosivo muy a la vieja usanza, una base en la que impera el doble pedal idónea para hacer headbanging y unos textos tan ácidos como arquetípicos en el Thrash que le dan un sabor entrañable a la pieza en cuestión. Aunque, sin duda alguna, el tema más disfrutable, tanto por la historia que relata; una noche de borrachera lamentable con sus tragicómicas consecuencias, como por su desarrollo musical, donde destacan especialmente los coros cavernarios afilando las palabras que dan nombre a la canción y el lúcido y atolondrado punteo de guitarra que hallamos en el ecuador de dicha composición, es “Infernal Hangover”.


En definitiva, estamos ante un álbum plagado de tópicos en el género, de esos tópicos que bien trenzados resultan tan atractivos para el thrasher de pro. Letras que chorrean mala leche a la par que ganas de cachondeo, donde hay cabida tanto para el humor negro como para críticas devastadoras que no dejan títere con cabeza; buen riffeado, mil veces escuchado pero siempre efectivo, una portada de la que los germanos TANKARD estarían más que orgullosos y, en general, mucha mirada retrospectiva hacia los primitivos y genuinos orígenes del Thrash Metal.

Quedan cosas que pulir, que no todo es oro lo que reluce, como expuse anteriormente, pero todo el tiempo del mundo es lo que tiene BEAST para pillar al toro por los cuernos y lidiar con ciertas carencias que, con sudor y curro, son carne de quedar en el olvido en un futuro próximo. Buena banda de Thrash, una vez más, desde España, y esto ya no es noticia.

 

Jorge Osoro

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