Crítica de TAIFA - Embrujo

TAIFA ya no me pilla de sorpresa. La banda mallorquina se convirtió en una de mis favoritas hace unos 8 años cuando lanzaron “Alhambra” e incluso les llegué a hacer una interesante entrevista. En su momento me llamaron la atención por sus influencias andalusíes, viniendo de donde venían, siendo herederos de MEDINA AZAHARA, aunque llevándolo hacia un terreno más metalero, como unos SYMPHONY X que se hubieran convertido al Flamenco. Ahora caemos en un nuevo “Embrujo” y de nuevo Luis Massot como maestro de ceremonias, Antonio Medina detrás de los parches y la incorporación de Miguel Maya en las guitarras vuelven a editar otro disco que mantiene la línea, aunque con ciertas novedades que varían el sonido de la banda.

La principal diferencia entre los discos de TAIFA es precisamente las guitarras. Cada disco tiene un guitarrista diferente y eso se nota en los solos y en el devenir de los riffs. De los tres guitarristas que han tenido desde “Alhambra”, Miguel Maya será probablemente el más versátil, aunque quizás el que menos adapta el sonido de las seis cuerdas al contexto aflamencado. Maya tiene un tono más metálico y aunque utiliza efectos y sus solos son muy melódicos, les falta ese aire andaluz más acorde con el contexto de los temas, de manera que a veces parece que, sino fuera por la espectacular producción que envuelve el disco, los riffs van por un lado y el resto por otro.

Esto no impide que destaquen especialmente los muchos tonos que Massot utiliza y las colaboraciones variadas en forma de elementos orquestales, dejando a un lado teclados y otros elementos en el pasado utilizados, en favor de un constante violín interpretado por Khalid Masmoudi, que es el elemento que más colorismo aporta en cada corte, además de los músicos que puntualmente aportan su bagaje particular. Incluso en temas más encorsetados en el atavismo metálico como “Libre Para Soñar”, que parece un corte de Power Metal americano inicialmente, siguen ofreciendo la personalidad intercultural que tiene TAIFA.

Eso es “Embrujo”, un cruce de caminos culturales, presente en todos los temas el disco está grabado en varios sitios que han dejado su particular huella en los surcos: Mallorca, Tetuán, Tánger, Marbella e India, especialmente en “Rumbo Incierto”, donde colabora la orquesta marroquí Abnae wa banat Ziryab, o en conexión con la tradición ibérica y Mediterránea, la dulzaína de Jordi Mascarell que se fusiona con el serangi nepalí de Rafik Ahmed que ponen fin e introducen “Crepúsculo de Perdón”, las voces arabescas de Hanna Touk en “Tetuán” o el ritmo de Saeta andaluza en “Caravana de la Vida” contextualizado por guitarras andaluzas que se dan la mano con el violín magrebí. Todo esto da una riqueza instrumental magnifica al conjunto, que sigue siendo la nota dominante y el punto fundamental de originalidad de TAIFA.

El otro lado es la simpleza de los riffs y de las partes metálicas, que hace que los temas sean conducidos por la voz de Massot pero a veces resulten excesivamente homogéneos. Afortunadamente como comentaba antes el sonido conseguido logra limar asperezas y que todo fluya de forma natural y sin que suenen las partes metidas con calzador. Aún así deberían tratar de progresar en la parte más contundente con el objetivo de que sus temas vayan más allá en todos los sentidos y no sólo en el lado de la fusión musical, para acabar por convertirse en los ORPHANED LAND a la española.

TAIFA sigue adelante en su viaje intercultural ajeno a fronteras. “Embrujo” es una nueva muestra de que la música es un lenguaje universal ajeno a cualquier muro artificial que los seres humanos queramos construir. Un viaje a los orígenes de nuestra propia música, que es ofrecido con unos ropajes ajenos pero complementarios. Ya sean de Mallorca o de Tánger, TAIFA es un reino aparte.

Raúl Ureña Salgado