DOMINIUM - Yersinia Pestis

Los seguidores veteranos suelen afirmar que los años noventa es la década oscura para el Heavy Metal. Es cierto que a nivel de popularidad nuestro amado género decayó de manera casi fulminante. Las ventas se hundieron entre la mayoría de formaciones exitosas, el apoyo de los medios de comunicación generalistas se esfumó y las asistencias a los conciertos fueron, en muchas ocasiones, patéticas. Sin embargo, eso no significa necesariamente una crisis creativa. Es más, diría que fue justo lo contrario.

Para el Metal, resultó un período fructífero. Es la era de la diversificación, la atomización de subestilos que proliferaron de manera irreversible. El germen de este nuevo período se gestó en los ochenta pero su florecimiento llegó, poco después, con la eclosión del Death, Black, Doom, posteriormente el Euro Power Metal, etc. Incluso, cosas como el Thrash mutaron y evolucionaron. El patrón a seguir ya no era el “Master Of Puppets” sino que PANTERA, los SEPULTURA del “Chaos A.D.” y unos reconvertidos METALLICA gracias (o, por desgracia) a su “Black Album” engendraron una nueva corriente, no siempre tolerada por los más puristas.


De estos sonidos emergen DOMINIUM. La banda irundarra se forma a finales de los noventa y, desde sus inicios, toma los grandes nombres como referencia, si bien cantando en castellano. Una demo y su debut, “Mundo Oculto”, marcan el camino. Sin embargo, una serie de cambios en su formación (fundamental el vocalista, con la marcha de Igor que deja su puesto a Dricius) implican un parón que se ve interrumpido, por fin, en 2010 cuando se meten en el estudio para registrar “Yersinia Pestis”.

No había escuchado con anterioridad a este quinteto pero su propuesta viene condicionada por tres características. La primera la hemos apuntado. Si hay que hablar de su estilo, navegaríamos entre los artistas de Thrash antes mencionados, si bien el idioma lleva a acercarnos a otros grupos como los añorados burgaleses NOPRESION, los siempre presentes S.A., CANKER (por su acercamiento al Death en momentos puntuales) o unos primigenios KTULU (de su primera entrega “Orden Genético”). En mi opinión, DOMINIUM no alcanzan su nivel compositivo pero su música enlaza directamente con ellos.

Asimismo, el producto es ligeramente atávico. Al oírlos uno se imagina estar en 1995 con esa querencia que había al Thrash and Groove, esto es, intentar que los riffs tuvieran un toque pesado que enganchara al oyente a base de potencia. Los guipuzcoanos lo consiguen pero, por el contrario, o te gusta mucho este tipo de sonido tan característico o no te entrarán. Los mejores ejemplos para intentar meterte en “Yersinia Pestis” serían, por encima de todas, “My Final”, una gran canción marcada por los distintos cambios de ritmo, con una introducción de violines lograda. También “La Jaula” con una guitarra típica pero adictiva entraría en la categoría de destacables mientras que “A Veces Vuelven” posee un comienzo inspirado en el Death sueco vertiente Estocolmo (ENTOMBED, DISMEMBER, DESULTORY…), si bien el acabado no es tan brutal.


Por último, cabría hablar de la voz de Dricius. Aquí es donde encuentro el principal problema para muchos. Ese estilo tan gruñón, que no es Thrash ni voz gutural Death, sino un híbrido que nunca me ha gustado y en cortes menos interesantes como “Lejos” o “Demonios” resulta un lastre adicional con lo que termina aburriéndome. No obstante, estoy bastante de acuerdo con algo que dice en la hoja promocional y es que esta música es muy de directo. Seguro que, sobre un escenario, la cosa cambia y esos instantes de tedio no suceden.

DOMINIUM  es un grupo que, quizá, por su historia, ha pasado dentro de la escena de puntillas. Con “Yersinia Pestis” ha apostado fuerte, con un trabajo contundente, construido de forma correcta y una producción que se ve pulida con la masterización del genio Dan Swanö. Para mí, lo malo es que llega un poco tarde en el tiempo. Todo es muy pulcro y cuidado, el quinteto sabe lo que se trae entre manos y qué quiere alcanzar, pero siento que esta película ya la he visto en el pasado unas cuantas veces. Si eres aficionado al Thrash de los noventa, seguro que te gustará el disco. Si te pasa como a mí, que no lo tuviste como primer amor, la sensación general es de frialdad. Apuntes destacables pero un conjunto final al que le falta alma para caer rendido ante ellos.

 

Marco-Antonio Romero

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