HATE - Solarflesh: A Gospel Of Radiant Divinity

Slawomir Archangielskij, Mortifer, se unió a HATE en 2007 cuando apenas tenía 22 años. Se consolidó en el grupo y grabó dos discos, “Erebos” y este nuevo “Solarflesh”. Y, la pasada madrugada del 5 al 6 de abril, Slawomir Archangielskij murió. En Alemania y después de un concierto en Stuttgart. Una irregularidad cardiaca congénita agravada por problemas de asma hizo que este músico que apenas avistaba la treintena se fuera a dormir una noche en Alemania y ya no despertara. La gente muere y a veces muere joven porque paradójicamente así es la vida. Hay padres que tienen que enterrar a sus hijos. ¿A cuántos afecta una muerte? Amigos, familiares, pareja… El drama exponencial de la existencia.

No sé, ni viene al caso, si Archangielskij era un tipo estupendo o dejaba de serlo. Ni lo sé yo ni lo sabe la muerte, que no pregunta. La gran igualadora de Shakespeare, a la que hemos convertido en icono frívolo y mercantilizado. Y quizá sea otra paradoja decir todo esto en una reseña de un disco de Death/Black Metal. La muerte, maravillosa como tema y atractiva como estética. Un simple divertimento contracultural, la pesadilla del tabú, o una necesaria revolución contra la catastrófica dictadura espiritual de las religiones monoteístas. De una forma u otra, la muerte está ahí y es real. Y no hay día en el que un millón de historias, cercanas o en el último rincón del mundo, pequeños dramas o grandes catástrofes, no nos lo recuerden. Sólo hay que pararse y escuchar.

La noticia me cogió en pleno acercamiento a este nuevo disco de HATE, "Solarflesh", que francamente y entrando en harina me ha sorprendido para bien. Me esperaba un disco bueno pero no tan bueno, que me pareciera impoluto en su facturación pero que me llegara menos. Temía que este grupo polaco estuviera entrando en una deriva estilística que le llevar a convertirse en un grupo más. Cuando en realidad tal vez sólo sea eso: un grupo más, pero de los buenos. Y con puntos comunes con BEHEMOTH, cierto, pero no un clon del grupo de Nergal. De hecho HATE le supera en longevidad (fundado en 1990) y ya hacía Death Metal cuando BEHEMOTH andaba con sus tormentas de Black Metal en el Báltico. Claro que después ha aproximado su sonido y su estética, comparten nacionalidad polaca, Adam The First Sinner entronca su estilo vocal al de Nergal y, para colmo, en este nuevo disco se sustituye cada 'of' con el habitual 'ov' de BEHEMOTH. Así que si a HATE le desagrada la comparación con BEHEMOTH, lo disimula muy bien.


He perdido la esperanza de que HATE sea un grupo especial pero he recuperado la certeza de que puede estar al frente de la manada en su estilo, que es una mezcla de estilos con un toque personal ligero pero agradable para el paladar. En su día fue una máquina de facturar Death Metal impío al estilo americano, buen disco “Awakening Of The Liar” (2003), y después un torbellino mutante que amenazó en el excelente “Anaclasis” (2005) con facturar y encumbrar su propio sonido: industrial, sintético, blasfemo, gélido y aterrador. Ni una cosa ni otra, ahora HATE tiene ingredientes de toda su obra anterior pero una dinámica muy basada en un Death/Black moderno y épico, poderoso y de grosor sónico, que desde luego le relaciona con BEHEMOTH. Buena portada, irreligiosidad a raudales, producción quirúrgica y elaborada… y buenas canciones, finalmente el triunfo de “Solarflesh”.

Porque Adam The First Sinner es un líder carismático y Hexen una barbaridad de batería, pero finalmente son las canciones las que dan distinción a un disco que tiene que ver con BEHEMOTH, otra vez aparece su nombre, pero también con otros paisanos como VADER o VESANIA. La clave es una atmósfera retumbante pero maligna y un buen equilibrio entre los sinfónico y lo brutal, entre la melodía y la técnica. Hay mucha escuela polaca pero también un agradecido giro hacia Grecia y lo que vienen facturando en el último lustro ROTTING CHRIST o NIGHTFALL, una sensación amplificada por la colaboración de la cantante griega Androniki Skoula, de esa virguería Darkwave y tétrica que es CHAOSTAR. Sus apariciones entre trances ritualistas con efluvios étnicos y arcanos señalan algunos de los puntos álgidos del disco: la sugerente “Festival Ov Slaves” o la dramática “Mesmerized”.

Skoula pone además el recitado en la inicial “Watchful Eye Ov Doom”, que presenta un excelente arranque de disco en conspiración con las poderosas “Eternal Might” y “Alchemy Ov Blood”. Y mientras que “Timeless Kingdom” deja las líneas melódicas más clásicas de todo el trabajo, “Endless Purity” recupera algo del viejo terror sintético de “Anaclasis” con “Sadness Will Last Forever” o “Solarflesh” como himnos épicos y ceremoniosos pero con una carga metálica desgarradora.


Hay algo entre refinado y esotérico que hace atractivo a “Solarflesh: A Gospel Of Radiant Divinity”, el octavo disco de un grupo con casi un cuarto de siglo de historia y que en su mejor nivel no tiene demasiado que envidiar al bulldozer con el que ahora todos le comparan y al que cito por enésima y última vez: BEHEMOTH. No, HATE es HATE, un grupo con un estilo que parece ya definido después de haber tocado diversas vetas del Metal Extremo. Un grupo que ha sacado un disco notable y al que le acaba de golpear por sorpresa la mayor tragedia y la necesaria paradoja de la vida: la muerte. No sé si hay algo de testimonio o incluso de testamento en “Solarflesh” y de hecho no creo que importe. Es un buen disco y eso es lo que importa. Al menos en estas líneas.

 

Juanma Rubio

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