Crónica de los conciertos de MOONSPELL, ROTTING CHRIST y SILVER DUST en Madrid - 3 de noviembre de 2019 (sala Mon)
La noche se cernía y las sombras se iban adueñando poco a poco de la capital de España. Madrid se estaba preparando para lo que iba a llegar: una noche llena de oscuridad, éxtasis, delirio y sobre todo mucho metal. Del bueno, del oscuro, del que te remueve las entrañas y te sume en una especie de torbellino confluyendo con tu lado oscuro. Porque esto fue lo que vivimos el pasado 3 de noviembre con los suizos SILVER DUST, los griegos ROTTING CHRIST y los lusos MOONSPELL, que parece que tienen tarjeta de residencia permanente en nuestro país, puesto que en el último año han venido tres veces (dos como cabezas y una teloneando a CRADLE OF FILTH).
Ante la perspectiva de lo que nos podíamos encontrar nos acercamos a la sala Mon, centro neurálgico de esta especie de aquelarre oscuro, donde se congregaron numerosos asistentes, pese al frío de la noche y a que era domingo del puente de Todos los Santos. Con una puntualidad pasmosa, a las 18:30 se abrieron las puertas, accedimos al recinto y esto es lo que allí ocurrió.
SILVER DUST
Con la batería en primera línea del escenario y con poquito espacio para moverse dadas sus escasas dimensiones, puntuales aparecieron los suizos SILVER DUST, banda a la que no había tenido ocasión de escuchar previamente y que desde luego supuso toda una sorpresa. Y es que los helvéticos, con una puesta en escena curiosa y una interpretación muy teatralizada, sorprendieron a propios y extraños tanto con esta manera de actuar como con sus melodías variantes, complejas y llenas de matices.
Un espejo al fondo sobre el que se proyectaban imágenes de una historia terrorífica y victoriana dio paso a la aparición en escena de cada uno de los miembros de la banda, todos ellos ataviados para la ocasión con trajes de época, sombreros de copa y, sobre todo, con un estilo muy oscuro. Mención especial hay que hacer a su cantante Lord Campbell, que se adueñaba del escenario y se movía por el mismo interpretando cada uno de los temas acompañado de distintos elementos de atrezzo como un bastón, una máscara de gas o un colgante.
Asimismo formó parte del espectáculo una figura femenina que, bien vestida de dama de negro o bien enfundada en un vestido blanco se paseó por el escenario interactuando ligeramente con cada uno de los miembros de la banda.
Aunque la puesta en escena fue curiosa y, desde luego, muy cuidada, lo cierto es que al final uno acababa con la sensación de que cada uno de los elementos que aparecían en escena lo hacían sin ton ni son, es decir, sin ningún sentido fijo, llegando incluso a perdernos en la propia historia.
Además, otro de los puntos flojos del bolo llegó en el momento en el que Lord Campbell se marcó un solo de guitarra junto con un teclado grabado que supuestamente tocaba uno de los personajes que aparecían en el espejo del fondo del escenario. Y digo que fue flojo porque, teniendo poco tiempo para su actuación y dada la posibilidad de lucirse mucho más en escena, personalmente me habría ahorrado la parte instrumental y hubiera tocado algún otro tema más. De hecho, las caras del respetable durante este momento lo decían todo.
No obstante ello no impidió que la banda suiza diera todo de sí encima del escenario, en un concierto que suponía la presentación de su nuevo álbum “House 21”, que introdujeron con cortes como “Libera Me”, “The Unknown Soldier” o “La la la la”, solventando el concierto con un notable muy alto. Desde luego, es un grupo a tener en cuenta.
ROTTING CHRIST
Y del teatro y la puesta en escena tan cuidada de SILVER DUST llegó el turno de los griegos ROTTING CHRIST, que nos invitaron a todos invocar a Satanás en una comunión perfecta entre el público y el grupo, entrando todos en una especie de extasis oscuro que desde luego se notó en la sala. Incluso como espectadores externos podíamos ver que el ambiente se encontraba un poco cargado (y no, no era por el sudor o el calor, era algo más allá).
Personalmente la formación griega es una de las que más me sorprenden en directo. Si bien sus discos resultan buenos pero no me enganchan del todo, en directo desde luego esto no pasa, es una apisonadora, y sabe aprovechar el tiempo muy bien tocando al cien por cien tanto temas conocidos como temas nuevos. En definitiva, saben enganchar a los asistentes con una especie de hilo invisible que logra que los pogos, los walls of death y los circle pits se conviertan prácticamente en un ritual.
Esta ocasión no podía ser menos, y los helenos tiraron de oficio para demostrar al público español que todavía les queda mucha cera por dar, y quedó claro que se les espera con ganas en una futura gira presentando su último disco, “The Heretics”.
Diez minutos antes de la hora marcada por la organización comenzaron a sonar los acordes de “666”, durante cuya proyección fueron saliendo uno a uno todos los músicos, entre ellos el nuevo bajista, Kostas Heliotis, cuya juventud y desparpajo daba nuevos aires a la banda, a la que se le notaba más envejecida desde la última vez que tuvimos ocasión de verla. De seguido llegó el turno de “Dub-Sag-Ta-Ke”, tras la que llegaron una rompedora “Fire, God And Fear” (de su último disco), y una tremenda “Kata Ton Demona Eautou”.
Llegó la hora de invocar a Satanás con el tema “Apage Satana”, cubriendo el escenario con unas luces rojo sangre que le dieron intimidad y siniestralidad. Fue entonces cuando comenzó un éxtasis continuado y desenfrenado, una orgía musical de la que formaron parte temas como “Dies Irae”, “The Forest Of N’Gai”, “Societas Satanas” y “King Of A Stellar War”. Todas ellas coreadas por los asistentes y acompañadas con diversos pogos y circle pits, con el público totalmente entregado a los griegos.
Como plato fuerte final, y para que el orgasmo fuera ya definitivo, llegó el turno de “In Yumen-Xibalba”, “Grandis Spiritus Diavolos” y, cómo no, “Non Serviam”. Poco más hay que añadir a la sensación de satisfacción y entrega que allí se vivió.
La puesta en escena fue sencilla a la par que potente, ambientada con luces rojas, azules y, sobre todo en la parte central del concierto, mucho humo. Sakis Tolis animaba continuamente al respetable, que respondió a todos los incentivos y peticiones que les hacía. Si a ello se une que gozaron de un buen sonido, nos encontramos ante un concierto de diez.
Sin duda alguna, muchas ganas de que ROTTING CHRIST vuelva por aquí presentando de manera mucho más extensa su nuevo disco… y recordando, por supuesto, todos sus temazos anteriores.
MOONSPELL
A los lusos hay que hacerles embajadores de nuestro país o darles las llaves de Madrid o de alguna otra ciudad. Y es que pocas bandas nos visitan tanto. Ojo, que a nosotros nos encanta, sobre todo si es para dar bolazos como el del pasado domingo. MOONSPELL te podrá gustar mucho o poco pero que desde luego es una banda efectiva en directo… Eso no se lo quita nadie.
Para esta ocasión no venía presentando realmente ningún disco, sino que repetía de manera más ampliada el set con el que vino en febrero del año pasado abriendo para CRADLE OF FILTH. Además, teniendo en cuenta la amplitud y variedad de temas a lo largo de toda su carrera, la puesta en escena que llevó para la presentación de "1755" se redujo un poco, limitándose exclusivamente a los primeros temas y a “Todos Os Santos”, en la que Fernando Ribeiro sacó la ya conocida cruz con rayos láser. No obstante, y pese a la estandarización del espectáculo, la pantalla de led del fondo nos recordaba continuamente de qué disco era cada corte.
Pero no hagamos spoiler. Vayamos paso a paso. A las 21:15 y con puntualidad inglesa los lusos hicieron aparición en escena con el tema “En Nome Do Medo”, que fue encabezada de manera más oscura con Miguel Gaspar a la batería y un Fernando Ribeiro ataviado con sombrero y linterna buscando un nosequé entre la maraña de cabezas que abarrotaban la sala Mon. Esto duró las dos primeras estrofas, puesto que a partir de ahí Pedro Paixao, Ricardo Amorim y Aires Pereira hicieron su presencia en escena y comenzaron a dar una lección de Gothic Metal, como solo ellos saben hacer.
Sin descanso, y con un breve lapso de tiempo para que Fernando Ribeiro se pusiera una máscara que emulaba a alas de los doctores de la época de la peste, llegó el turno de “1755”, a la que siguió “In Tremor Dei”, interpretada la perfección por un Ribeiro que se mostró totalmente espídico a lo largo del concierto. De hecho, en uno de los movimientos de este tema tropezó con el altavoz y por poco acaba con su cuerpo en el suelo.
Para seguir embriagandonos con su música, MOONSPELL tocó uno de esos temas que ya se han convertido en una especie de himno para todo el público: “Opium”, a la que siguió un pequeño guiño al pasado con “Awake”. “Night Eternal” sonó a continuación totalmente atronadora, y daba gusto ver a todos los asistentes meneando las cabezas como si no hubiera un mañana.
“Mute” fue otro de sus homenajes a su disco “Sin/Pecado”. Se notaba que no era uno de los temas más conocidos por el público en general, puesto que el ritmo bajó un poco, aunque en seguida se levantó gracias a “Breathe (Until We Are No More)”, corte de su disco “Extinct”, que desde luego encandila a todo aquel que lo escucha.
Casi sin descanso llegó “Everything Invaded”, a la que acompañaron luces en tonos verdosos y amarillos que recordaban el videoclip original, para seguir con “Evento” y rematar invocando de nuevo al maligno con “Mephisto”, con un Fernando Ribeiro con una voz desgarradora y muy en forma.
Para el final se dejaron dos temas que ya se han convertido en himnos de la banda. En primer lugar “Vampiria”, para la que Fernando se cubrió con una capa roja y que hizo entrar en éxtasis a todo el público. No sé qué es lo que tiene este tema, pero desde luego engancha. Basta ver a los asistentes a los conciertos de los lusos para darse cuenta de ello.
En segundo lugar, y rematando antes del bis no podía faltar “Alma Mater”, durante la cual Fernando bajó a cantar entre el público. Sin duda alguna, fue este el momento álgido del éxtasis y estado de embriaguez en el que la banda nos había sumido. La mejor manera de cerrar un concierto.
Para los bises dejaron “Todos Os Santos” y “Full Moon Madness”, que, desde luego, dejaron satisfecho al respetable. Bastaba ver la sonrisa de oreja a oreja que se dibujaba en sus caras.
Esperemos que dentro de poco MOONSPELL nos vuelvan a dar una alegría anunciando que lanzan un nuevo disco de estudio. Desde luego, y siempre que el cuerpo nos lo permita, allí estaremos para contároslo.
Crónica y fotos de Laura Ruiz (edición fotográfica de Enrique Herrero)
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