MASTIPHAL nació, se fue y ha vuelto, todo sin hacer demasiado ruido. Hace dos décadas fue uno de los primeros grupos polacos que mezclaron con el torrente Black que emanaba desde Escandinavia. Desde luego no resonó como CHRIST AGONY, GRAVELAND o por supuesto BEHEMOTH y se fue dejando como estela un disco con un nombre absolutamente cliché, testimonio de una época y un estilo (“For A Glory Of All Evil Spirits, Rise For Victory”). Ahora el grupo lleva un par de años funcionando otra vez con un par de miembros de IPERYT (compatriotas y compañeros de sello), entre ellos Cymeris, miembro fundador junto a Flauros, que se ha pasado los últimos lustros haciendo funcionar (con suerte irregular) DARZAMAT.
Hechas las presentaciones, resulta obvio que hablamos de músicos expertos, criados en el underground y sin demasiada intención de salir de él. MASTIPHAL es Black Metal y “Parvzya” es un buen disco de Black Metal. No creo que vaya a cambiar radicalmente el status de este grupo ni de sus integrantes pero sí se hará un nombre en el boca a boca de la escena extrema. Que no deja de ser boca a boca por mucho que las nuevas tecnologías y la era digital le haya dado mil nombres y formas…
En su primera encarnación, al parecer, MASTIPHAL usaba teclados y se apoyaba en un sonido con referencias a ARCTURUS y grupos similares (que los había: algunos). Si eso es así, esta nueva versión del grupo es notablemente distinta y seguramente más interesante. Los teclados han desaparecido y las canciones tienen como fundamentos los riffs y unas líneas vocales suficientemente expresivas. Black Metal básico y clásico, sin sorpresas pero de muy buen efecto y con una impermeabilidad old school que tiene como acertada concesión a la nueva era un sonido pulcro, nítido y potente. La mezcla en los Necromorbus optimiza el resultado final, Black Metal clásico y purista con una sonoridad actual pero atemporal, muy metálica y muy intensa. Eso acerca a MASTIPHAL aún más a compañeros de estudio con los que también tienen vínculos estilísticos, WATAIN o FUNERAL MIST. También son referencia NAGLFAR, DARK FORTRESS y la vieja guardia noruega. Lo dicho: Black Metal.
La base es, por lo tanto, noble y el resultado bueno porque la composiciones resultan sin grandes alardes ni espectacularidades circenses. Una base de ritmo de presencia notable, unos riffs clásicos y certeros y unas voces con el suficientemente atractivo para unas estructuras dinámicas y bien cementadas en cambios de ritmo que abarcan los infaltables crescendos bestiales y nihilistas pero que se apoyan con solvencias y acierto en los medios tiempos que se diversifican entre lo sucio, lo maligno, lo reptante, lo envolvente y lo épico. Melodías, solos, buenas atmósferas y una tonelada de ritmos crujientes y malignos: buenas canciones.
Tomemos como ejemplos el tenso crescendo de “Parvzya” o la recia arquitectura de “Chosen Obituaries”, que adorna el habitual galope Black que hilvana medios tiempos pastosos y blastbeats persistentes con un ramillete de cambios de ritmo incisivos y eficaces. Detalles bien trabajados, piezas no geniales pero sí con la suficiente distinción. Un disco que funciona por esencia nórdica y sabor clásico pero también por compostura metálica y buena sensibilidad a la hora de crear atmósferas, melodías y buenas líneas vocales sobre las que trabaja de forma notable Flauros. “May He Rot In Hell” tiene la esencia que hace irresistible el sonido de WATAIN y “Under The Sign Of The Morning Star” tiene suficientes buenos riffs y suficientes recovecos retorcidos y obsesivos. La brutalidad sofocante (“Man Strike God Falls”, “Triumph Of Destruction”) va acompañada de los suficientes condimentos y detalles para no quedarse en la pura superficie estilística y “Nihil Esse” es una pieza épica y misteriosa con una tenue aura de anticipación. Funciona como funciona el disco por convicción, una teoría bien aprendida y una impecable puesta en práctica.
“Parvzya” es un disco que tiene ingredientes y proposiciones suficientes para gustar a un importante espectro de aficionados al Black Metal. No maravilla pero convence y satisface, así que vence. Es un buen disco con buenas canciones y una retórica clásica ejecutada con buen gusto y puesta al día por un sonido rotundo. Casi dos décadas después del nacimiento del grupo, no queda en el Black Metal mucho que inventar pero siempre hay espacio para una buena propuesta. Y eso es “Parvzya” y ese parece el mensaje que ha entendido e interpretado francamente bien MASTIPHAL en su vuelta a la palestra.
Juanma Rubio