Hubo un momento hace no mucho, aunque parece una eternidad, en el que pensé que SUICIDAL ANGELS podía tener algo importante dentro, uno o un par de discos verdaderamente sobresalientes. Era 2009 y el grupo griego había publicado su segundo disco, “Sanctify The Darkness”, a lomos de Nuclear Blast. Era un bombazo Thrash que anticipaba, con una sobredosis de optimismo, cosas masivas que no han llegado y no por falta de trabajo. Ya en NoiseArt Records, SUICIDAL ANGELS publicó “Dead Again” en 2010 y saluda a 2012 con “Bloodbath”. Buen Thrash aunque sin ese sexto sentido que tienen pocos de la nueva hornada, ese que busco y busco y que encuentro en apenas un puñado de grupos. Diría que con VEKTOR a la cabeza…
Escruto la nueva/vieja escuela de Thrash Metal y encuentro un puñado de buenos discos pero apenas discos definitivos. Me sorprende (¿o no?) que a la mayoría de esta nueva guardia les pasen muy por encima los nuevos discos de ilustres veteranos como SACRIFICE o MORTAL SIN. Muchos de estos grupos de nueva hornada quedan heridos por la paradoja: son testimonio de que el Thrash es música hecha para durar pero al mismo tiempo crean canciones válidas pero con fecha de caducidad, de consumo rápido… Aunque generalmente no malos discos, no malas canciones. Y con eso hay que quedarse y ese es exactamente el caso con este “Bloodbath”.
Mi corazón nunca será hostil hacia un disco como este, mi cabeza no encuentra motivo para deshacerse en halagos demasiado floridos. Esto es Thrash Metal al estilo clásico, puro y muy duro, con todos los ingredientes genuinos bien diseminados. Hasta la portada es del infaltable Ed Repka. La producción, a cargo de Roberto Liapkis (cantante de MYSTIC PROPHECY) es poderosa y metálica y el disco es un tumulto constante de riffs agresivos y ritmos crujientes… Ideal si no fuera porque va más allá del plagio a SLAYER (más que una influencia, más que un homenaje) en demasiados momentos. Para SUICIDAL ANGELS, hacer un disco variado es sonar a veces a “Show No Mercy”, muchas a “Reign In Blood” y algunas a “South Of Heaven” o “Seasons In The Abyss”. Reconozcamos, para ser justos, un aderezo notable a base de EXODUS, KREATOR, SODOM, ONSLAUGTH o DARK ANGEL.
Todo lo dicho es una gozada en la primera escucha, una mosca zumbando junto a la oreja en la tercera y seguramente un problema a partir de ahí. No veo forma de que este disco no me entretenga cada vez que lo escuche pero tampoco me imagino corriendo a la estantería para darle un repaso un par de veces a la semana… Las líneas vocales, los cambios de ritmo, las partes de Speed ochentero, los grooves envolventes y hasta algunas atmósferas más oscuras… todo es absolutamente clásico con SLAYER como bandera y referente.
Y para sostener eso en el tiempo y el espacio hay que llenar los discos de canciones soberbias de un extremo al otro. No es el caso: todas las de “Bloodbath” tienen momentos intensos y contagiosos, la mayoría son notables pero pocas son rotundas, verdaderamente sobresalientes. A veces falta un estribillo más adictivo, a veces los riffs envejecen rápido… Todo el disco es intachable como recreación Thrash pero pocas veces resulta indiscutiblemente brillante. “Bleeding Cries” es un buen cierre pero le falta algo para deslumbrar con sus más de seis minutos de atmósferas pesadas y oscuras. “Bloodbath” es una precisa pero no impactante pieza de apertura y “Legacy Of Pain” es vibrante pero no alcanza la apoteosis que anticipa con sus ritmos masivos y la colaboración vocal de Karl Willetts, de (me pongo de pie) BOLT THROWER.
Dicho todo esto, tengo que reconocer que mi corazón metálico se agita y se relame de placer con muchos pasajes de este disco, casi siempre los más puramente añejos y viciosos, los más enfocados hacia el Speed/Thrash de mediados de los ochenta. Me gusta “Moshing Crew”, me gusta “Face Of God” y me gusta “Skinning The Undead”. De verdad me gustan, en absoluto siento antipatía por este grupo (con el que sé que disfrutaría en directo) y, por descontado, podría defender “Bloodbath” con argumentos precisos y sinceros ante cualquiera que desde terrenos ajenos al Metal me viniera con críticas altaneras y despectivas. ¿Entonces…? Pues lo dicho: que esto se ha hecho muchas veces y que agarrarse tan descaradamente a los clásicos tiene la ventaja del buen sabor de boca que garantiza pero el estridente problema de que las comparaciones son odiosas. “Bloodbath” no es odioso, ni malo ni fallido. Es un buen disco pero apenas tiene nada de especial. Es, simple y llanamente, un disco más.
Juanma Rubio