The End

Barón Rojo

Parece que fue ayer cuando se especulaba cuánto tardarían Armando y Sherpa en estamparse la guitarra y el bajo en sus respectivas cabezas. Parece que fue ayer y, sin embargo, ya ha pasado casi un año. No ha habido que lamentar incidentes de gravedad y la mayoría de los que estábamos allí abajo lo pasamos como críos viendo a esos señores mayores marcándose conciertos de cerca de tres horas con cara de satisfacción a pesar de lo malo que tiene que ser pegarse semejante ‘tute’ a su edad.

Con una mezcla de amargura y de emoción lamentábamos ante una Mahou que BARÓN ROJO hubiese retrasado tantos años una reunión que, a pesar de todo, era muy esperada. Dimes y diretes, acercamientos para acabar tirándose los trastos a la cabeza… Al final estiraron tanto el chicle de la emoción que se rompió y la reunión no tuvo tanta repercusión como podría haber tenido si la hubiesen hecho tres o cuatro años antes. Una lástima.

De hecho, ya en la gira se notaba una amargura que no hubiese sido palpable si la gira hubiese tenido lugar en otro momento. Esta gira, como el Guadiana, ha aparecido y desaparecido. Ha sido de una irregularidad alarmante que casaba la crisis económica con la desinformación y una pizca de desinterés. A pesar del éxito apisonador que experimentaron en su primera fecha en enero, decidieron que la segunda debía de esperar hasta mayo, con una merma del número de seguidores que acudieron a La Riviera. Y los que allí estaban, con una merma en su ilusión.


Para terminar, la gira mezcla un final abierto, a la espera de que el dólar imponga de nuevo “el día y la hora” de la siguiente cita, con un DVD chapucero de la actuación de Barcelona que nunca aparecerá y que nos privará, como ya pasara en el 84, de ver a la formación original dando cera en directo. Para colmo de males, el grupo también 'pasó' de hacer la esperada revalida de septiembre ante el público de la capital.

Ahora dicen que no hay DVD del vivo, pero, agárrense, sí que va a haber un documental sobre la vida del grupo que ha terminado de desatar el desánimo entre los seguidores. Primero una gran gira, luego un puñado de conciertos. Segundo, un directo en Barcelona que nunca verá la luz. Tercero, nuevo concierto en Madrid que nunca tendrá lugar. ¿Qué puede esperar el seguidor de BARÓN ROJO? Sin duda una reacción que será claramente, decepción o sorpresa.

Como epílogo pueden elegir entre la biografía de Mariano Muniesa que salió publicada este mes de diciembre o entre la vuelta a la actividad definitivamente del nuevo Barón Rojo. Les aconsejo la segunda, pues quedará por ver cómo resuelve la papeleta del Headbangers, una formación que nunca volverá a gozar de la confianza que tenía antes, pues ya somos todos conscientes de lo que nos estábamos perdiendo.


Carlos Camino

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