OPHIS + EREB ALTOR + AHAB + DAYLIGHT DIES + ASPHYX + PRIMORDIAL + KATATONIA - Sábado 10 de diciembre de 2011 - Madrid (Sala Penélope)
SÁBADO 10 - LOS RITOS DE LAS SOMBRAS
Si el viernes había sido un día frío pero nada especial para la época del año en que estábamos, la mañana del sábado despertó de la forma más doomie posible. Un cielo plomizo, cubierto de nubes, que amagaba lluvia. El líquido elemento, si bien de forma no muy intensa, quiso acompañar al Madrid Is The Dark. Cada vez que alguien salía a los exteriores de la Penélope para avituallarse, echar un cigarrito o, simplemente, tomar el aire, se encontraba con un ambiente desapacible que contrastaba con el calor en el interior del local. La tarde se presentaba, a priori, tan interesante como la jornada inaugural.
Aunque hasta ahora todo había salido a pedir de boca, dadas las circunstancias, una contingencia final alteró la programación. Desde primeras horas se anunció, a través de las redes sociales, que los ingleses 40 WATT SUN no serían de la partida por la enfermedad de su vocalista. Una pena porque esta banda novel, heredera de los geniales y tristemente separados WARNING, iba a presentar su notable debut, “The Inside Room” y, con suerte, a lo mejor caía algo de su majestuoso pasado. Nunca lo sabremos pero ojalá regrese en un futuro cercano porque el Doom Metal que practican, siendo poco original, está realmente bien ejecutado.
La organización comentó que las bandas alargarían un poco su actuación. Me quedaban dudas porque el viernes el tiempo había sido un gran lastre pero, en la práctica, los horarios se ajustaron un montón siendo dos formaciones las beneficiadas, ASPHYX y OPHIS, curiosamente y a la postre, en mi opinión los dos mejores shows del festival. No obstante, el nivel me pareció, en términos generales, superior y, salvo el final que resultó un tanto decepcionante para mí (que no para otros) vivimos muchos momentos para recordar desde que al mediodía cruzamos caminando el distrito de Moncloa hasta alcanzar la discoteca donde se celebraba el evento.
OPHIS
Es complicado describir, en pocas líneas, la sobresaliente descarga de los alemanes. Como no son muy conocidos, comenzaré diciendo que cualquier aficionado al Doom Death clásico de principios de los 90 debería acercarse a sus dos álbumes de estudio porque va a disfrutar. Me cuestionaba cuáles serían sus prestaciones en vivo porque no creo que el cuarteto dé demasiados bolos a lo largo del año. Llevan ya una década desde su formación pero siempre separando en el tiempo sus ediciones, lo que denota que el grupo será su principal hobby pero, como tantos otros, no su prioridad. Sin embargo, esas elucubraciones quedaron disipadas casi con el pitido inicial del árbitro, utilizando un símil futbolístico.
Todas las críticas sobre la acústica de Penélope quedaron en entredicho en cuanto OPHIS saltó a las tablas. Nítido y rozando la perfección, el sonido ayudó a que las condiciones externas al grupo fueran ideales porque, a pesar de abrir cartel, seríamos más de trescientos los congregados para verlo. Las atmósferas densas que crea en sus discos quedaron reflejadas en cada una de las notas. El Doom, casi más que ninguna otra música dentro del Metal, son sensaciones en el oyente o el espectador. Os puedo asegurar que los teutones ofrecieron un cúmulo de ellas con lo que sus aires lúgubres se tornaron en rostros de satisfacción de los asistentes que ovacionaron cada canción. El propio grupo agradeció la formidable acogida, la que se mereció.
Su repertorio estuvo equilibrado. “Earth Expired” y “The Halls Of Sorrows”, de su último “Withered Shades”, fueron despedida y cierre. Entre medias, un poquito de “Stream Of Misery” con “Beneath Sardonic Skies” e, incluso, la referencia a su EP “Nostrae Mortis Signaculum” con la oscura “Funeral”.
Todo, en cuarenta y cinco minutos, un cuarto de hora más de lo previsto pero bien que lo disfrutamos, tanto ellos como nosotros. Hacía bastante que no me topaba con un concierto de un grupo poco conocido que me trasmitiera tanto. Quizá desde que hace un montón viera a los ya extintos austriacos THIRDMOON en un gira taloneando a GRAVE, no me había calado tanto algo. Excelentes.
EREB ALTOR
Los brillantísimos OPHIS como predecesores y tener tan cercana la actuación de ISOLE, el alter ego de nuestros protagonistas, me hizo predisponerme ante los suecos. Daniel y Crister aquí son Mats y Ragnar, y forman el binomio de EREB ALTOR, si bien en directo son cuatro. Su trayectoria discográfica es corta aún, un par de trabajos, pero considero que hay una diferencia significativa entre su presentación en sociedad, “By Honour”, una obra redonda, y el más reciente “The End”, que sin estar mal, no convence al 100%. ¿Cuál es el problema? Ya lo hemos mencionado alguna vez a propósito de otros grupos. Si tu originalidad es nula, te basas en la calidad compositiva. Como no estés completamente inspirado, el resultado final se resiente.
Empezaron sólo correctos, con “Myrding” de “The End”. No sonaron tan excelsos como OPHIS pero lo suficientemente bien como para embaucarnos con la épica de “By Honour”. No pensaba que pudieran igualarla en directo pero sí, sobre todo, porque como sucedió con ISOLE, las voces son espléndidas. Lo que terminó de arrancar su descarga, para los avezados, fue la revisión de una increíble canción de BATHORY. Nada menos que el “Home Of Once Brave” del intocable “Hammerheart”. Simplemente memorable porque, en el fondo y en la forma, EREB ALTOR es un clon de BATHORY, para bien y para mal. Habrá gente que no lo trague por eso y otros lo alabamos porque, en realidad, ¿cuánta gente sigue a pies juntillas la propuesta del genio Quorthon en su vertiente vikinga? Unos cuantos se acercan; nadie tanto como los de Gävle.
Con todo, se nota que BATHORY juega en “otra liga” porque el seguidor medio del Madrid Is The Dark no reconoció “Home Of Once Brave”, seguramente por un tema de edad. Ellos mismos se animaron porque de aquí hasta el final, elevaron sus prestaciones y lo hicieron, paradójicamente, con cortes nuevos, como las dos primeras partes de “The End”, “Balder´s Fall” y “Vargavinter”, que alcanzaron una dimensión que no había logrado adivinar cuando escucho el CD en mi casa. Mi escepticismo se tornó en rotunda aprobación. Era imposible hacer una cosa similar a la OPHIS pero superaron, con creces, lo del día anterior de ISOLE, y me hicieron elevar un simbólico cuerno para brindar por ellos.
AHAB
La apuesta Funeral del día venía desde Baviera. AHAB es un conjunto que ha logrado bastante repercusión en este subgénero, logrando trascender y agradar a aquellos que prefieren algo más melódico y es que, a diferencia de SKEPTICISM o ESOTERIC, la música de los muniqueses es, digamos, más accesible. Aunque musicalmente no son iguales, en este sentido los equipararía con PANTHEIST, esto es, se pueden oír y encontrar pasajes melancólicos no demasiado tortuosos. Otro factor a añadir es su temática. La etiqueta Nautik Funeral Doom seguro que ha atraído a algún curioso. A estos niveles underground es una estrategia de marketing interesante. Y a fe que con sus letras uno para sumergirse (o ahogarse) en las profundidades del océano.
Aunque de una forma modesta, fueron los únicos que llevaron cierta parafernalia. Empezaron con un handicap, la ausencia de sus voces normales. Esto significó que Daniel Droste llevara todo el peso pero el guitarrista y cantante está en su salsa y desata toda su valía, cosa que en su época con MIDNATTSOL no ocurría. Siendo sus dos trabajos (este era el festival de las bandas con un par de discos, casualidades de la vida) muy similares, la mayor densidad y oscuridad de “The Divinity Of Oceans” se reflejó en el escenario. Repartieron equitativamente los cuatro temas que cayeron entre “The Divinity” y “The Call Of Wretched Sea” pero el público, bastante entregado, se enchufó a los del primigenio “The Call…”, como ese “Old Thunder” que reinó a mitad del show.
Lo más destacable lo reservó para el final, cuando en “Below The Sun” se encendieron las pantallas para proyectar las imágenes de una de las versiones cinematográficas de “Moby Dick”, ya sabéis, el libro de Herman Melville sobre la gran ballena blanca que termina siendo una reflexión filosófica de la vida. No eligieron la conocida adaptación de Hollywood, con Gregory Peck en el papel del capitán Ahab, sino que optaron por el telefilme protagonizado por el “trekkie” Patrick Stewart. Los efectos especiales era muy cutres pero la lucha del hombre y el monstruo, entre las notas fúnebres de los germanos, emergió como uno de los momentos del Madrid Is The Dark. AHAB no estaba entre mis favoritos del certamen pero su aportación fue de las mejores del fin de semana. En breve, entrará en el estudio para registrar su tercera obra.
DAYLIGHT DIES
Si nos ceñimos a un ámbito crematístico, hablamos la inversión más elevada de esta edición del Madrid Is The Dark. Desde Raleigh, Carolina del Norte, trajeron a DAYLIGHT DIES. Los norteamericanos cruzaron el charco para realizar unas cuantas actuaciones por Europa y demostrar, una vez más, una frase que no por manida deja de ser cierta: los grupos de Estados Unidos, cuando se suben a otro escenario, barren. Estoy convencido de que esta gente, como tal y juntos, no tiene demasiados bolos a lo largo del año pero, como diría Luis Aragonés, cada uno de ellos seguro que tiene el culo pelado de tocar con todo tipo de formaciones, habitualmente de versiones, bandas residentes en un club que cada noche tienen que dar el máximo para atraer a una clientela bañada en alcohol. Parafraseando al añorado Andrés Montes, y estableciendo un símil entre la universidad representativa del Estado del que proceden y los combos yankees de Rock, USA es “la fábrica de churros” como North Carolina University en baloncesto.
Sin embargo, parto por reconocer que, paradójicamente, DAYLIGHT DIES no me mata. Su manera de entender el Doom melancólico con reminiscencias Death en la voz les llevaría a un estadio paralelo al de los KATATONIA del “Brave morder Day”, OCTOBER TIDE, etc. Es decir, a priori, su propuesta era ideal para los allí congregados, que casi superaban en un centenar a los seiscientos que acudieron el viernes. Probablemente tuvieron el público más numeroso del día ya que, por unas cosas y otras, ni ASPHYX (al ser Death los más melódicos salieron a cenar), ni PRIMORDIAL (demasiado reciente con su actuación en la pasada edición) ni KATATONIA (cansancio y lo que hace ahora no es aprobado por todos) contaron con tan nutrida presencia.
DAYLIGHT DIES no tenían disco que presentar ya que “Lost To The Living” salió en 2008 con lo que tenían la posibilidad de confeccionar un repertorio con pinceladas de sus tres álbumes, algo que personalmente agradecería porque, en mi opinión, su primer disco, “No Reply”, es superior al resto. Eran casi las siete de la tarde cuando nos daban la bienvenida. Desde el primer minuto, el quinteto de Raleigh se comió las tablas de Penélope: headbanging, movimiento adecuado para el Doom que practica (ni parados del todo ni haciendo el cabra), un cantante sobresaliente y sonidazo. Es un caso similar al de OPHIS: sumas condiciones ideales con actitud del grupo y está abocado al éxito.
A partir de aquí, a disfrutar con sus composiciones. Fue alternando cosas más actuales, tipo “Cathedral" de su último “Lost To The Living”, con pasajes de “Dismantle Devotion” como “A Life Less Lived”, “Lies That Bind” o “All We Had”, si bien los instantes culminantes de su paso por Madrid estuvieron íntimamente relacionados con “No Reply”. Aunque el vocalista Nathan Ellis no cantó en ese trabajo, no se notó en absoluto y “Four Corners” sobresalió por encima de sus compañeras. Cumplió, como casi todos los grupos del día, con el horario pactado y el buen sabor de boca que dejó implica que, aunque sea difícil que vuelva a pisar suelo español, el recuerdo de ver a DAYLIGHT DIES en directo siempre nos hará esbozar una sonrisa.
ASPHYX
Si un rato antes del Madrid Is The Dark me dicen: “Tío, tienes que renunciar a ver el festival. Solo puedes quedarte a una descarga”. La respuesta la habría dado en una décima de segundo: ASPHYX. La legendaria formación holandesa es piedra angular en el género y está entre los responsables, desde el plano personal, de que no disminuyera mi interés en el Death, después de eclosión de primera mitad de los noventa. Al igual que a MORGOTH, les descubrí nada más comenzar aquella década al comprarme el EP “Crush The Cenotaph”. Al escucharlo quedé prendado de sus cinco canciones, con lo que corrí, a la semana siguiente, para adquirir su primera larga duración, “The Rack”, uno de esos álbumes grabado a fuego en el alma de cualquier seguidor.
Componentes de la, en aquellos días, prolífica escena de los Países Bajos, ASPHYX tenía una particularidad: sus orígenes estaban en la evolución del Thrash, es decir, POSSESSED, MANTAS/DEATH, MORBID ANGEL, etc. pero también albergaba en su música un componente Doom que en las demos se captaba más que cuando ficharon con Century Media pero que siempre estaba ahí, presente entre sus composiciones más largas y que fue repetido por compatriotas como ACROSTICHON, DELIRIUM y demás. Es decir, quedaban un poco a caballo entre los dos estilos, hecho que les dotaba de personalidad. Incluso, a pesar de los múltiples cambios de formación (ningún miembro de ASPHYX ha tocado en todas sus obras) o hasta de nombre (recordemos la mutación en SOULBURN que no era otra cosa que la marca ASPHYX con otra denominación), la calidad permanecía.
Por todo ello y mucho más, era la banda que quería ver. BOLT THROWER, DEATH, MORBID ANGEL y ASPHYX; el póker de ases del Death Metal para el que escribe. Esta actuación tenía también un importante componente emotivo para mí porque ver a estos mitos sin haber tenido oportunidad antes, te devuelve mentalmente a una época vivida y, como siempre que se habla del pasado, en parte añorada. Todos estos pensamientos pasaban por mi cabeza mientras se producía el cambio. Algún problema técnico demoró más de lo debido la entrada en escena del cuarteto, con lo que el temor a un recorte me invadió. Por fortuna, ASPHYX venía dispuesto a no dejar prisioneros y comandado por el incombustible baterista Bob Bagchus y el carismático frontman Martin van Drunen, saludaron al público y atacaron “Food For The Ignorant”, un sorprendente inicio, rescatando este tema olvidado de “Last One On Earth”. Por desgracia, el bajo estaba tan alto que tapaba el resto de instrumentos y la voz, por lo que no pudimos disfrutar de esta golosina.
Uno echa de menos a Eric Daniels pero el asentado Paul Baayens de THANATOS y HAIL OF BULLETS, es el mejor sustituto posible, mientras que Alwin Zuur al bajo permanece en un plano más secundario que el de Wannes Gubbels, con lo que cede todo el protagonismo a Martin, un tío que no cumple los cuarenta y, seguramente, tampoco los cuarenta y cinco pero que sigue desgañitándose y dejándose hasta la última gota de sudor en cada canción. El objetivo de ASPHYX, en su regreso hace tres años, no era solo hacer giras sino que querían trabajar en material nuevo. Así, surgió “Death… The Brutal Way”, otro disco tremendo que no desmerece el resto de su producción y en donde cortes como “Scorbutics” son ya clásicos coreados por la audiencia. Y es que da igual alternar la composición que le da título con antiguallas tipo “Vermin” porque en cuanto se arregló lo del bajo, salió la apisonadora. No fue, ni mucho menos, un sonido perfecto pero sí correcto.
Con “MS Bismarck” casi se alcanzó el éxtasis, momento que aprovechó Martin para presentar una canción de lo que será su inminente “Deathhammer”. Titulada significativamente “We Doom You To Death”, como podéis suponer, no desentonó. Ahora bien, quedaba la traca final, la banda sonora para volver a la adolescencia y al pit, aunque uno ya peine canas en el no demasiado pelo que le queda. ¡Pero era ASPHYX! Y había que estar ahí para darlo todo y comprobar que hay cosas que no cambian, como por ejemplo que en cada pogo sigue habiendo dos o tres personajes impresentables. Anécdotas aparte, desde el escenario “Asphyx (Forgotten War)” inicio la trilogía, en “Wasteland Of Terror” los músicos repartieron cera como si tuvieran veinte años y “The Rack” fue lo más. Nueve minutos de orgasmo que les hizo pasarse un poco de la hora asignada, cosa que perjudicaría a PRIMORDIAL. Una pena por los irlandeses pero era la noche de ASPHYX.
El sueño concluía aunque si hubiera sido por los holandeses podrían haber estado un rato más. De hecho, en el set list tenían apuntadas para interpretar “Deathhammer” y “Last One On Earth” y, por supuesto, los fans habríamos deseado escuchar “Rites Of Shades”, “Evocation”, “Crush The Cenotaph” u otras cosas más oscuras de “On The Wings Of Inferno” o “Embrace The Dead”. Tampoco vamos a ser quisquillosos porque para mí, y para tantos otros, ASPHYX había cumplido de sobra. Solo queda esperar a que con la gira del nuevo álbum pueda, por fin, hacer un show completo en Madrid (no baja a Barcelona habitualmente). Hasta que se haga realidad, nos quedamos con esta velada de sábado, inolvidable.
PRIMORDIAL
Valorar la actuación del fenomenal grupo irlandés es imposible. “Exagerado”, diréis algunos. Quizá, pero tuvo cuatro condicionantes que, irremisiblemente, nos hará ser injustos con ellos: su show del año pasado en el que eran cabezas de cartel de este festival; salir detrás de ASPHYX; el cansancio; y que su descarga tuvo que ser recortada. A partir de aquí, lo que leáis es un intento de ser objetivo con los hechos pero nunca de minusvalorar a esta pedazo de banda encabezada por el carismático Alan Averill Nemtheanga que venían presentando su buen (que no excelente) “Redemption At The Puritan's Hand”.
Tal vez en esto radique la clave de PRIMORDIAL en la actualidad. Hablando desde un plano personal, sus directos son un reflejo de sus trabajos de estudio. Los disfruto pero cuando comparo con sus prestaciones en el escenario y producción pasada, palidecen. Es más, no entiendo por qué en este tour pasan olímpicamente de, para mí, sus dos mejores álbumes, “Spirit The Earth Aflame” y “Storm Before Calm”, optando, cuando tienen que tirar del material antiguo por “Imrama” y “A Journey´s End” (otra maravilla, sin duda). Es una “Expediente X” cada vez que veo a los irlandeses porque aún tengo en la retina aquella gira como teloneros de IMMORTAL, nada más salir “Spirit The Earth Aflame”, en la que Alan y los suyos se salieron. En fin, lógicamente ellos son los que deciden y nosotros simples fans que les seguimos, porque su calidad es incuestionable, pero tal vez, si nos dieran a elegir, la cosa sería distinta. Nos quedaremos con su DVD “All Empires Fall” donde si nos regalan un poco de esa etapa.
Tras ASPHYX el éxodo fue brutal. Todos los factores mencionados en el primer párrafo entraron en juego y uno más: se acercaba el clásico del fútbol español: Real Madrid - Barcelona. No obstante, la actuación de PRIMORDIAL no se solapó con la cita balompédica porque acortó su tiempo hasta únicamente cuarenta y cinco escasos minutos, lo que nos privó de “Empire Falls”, prevista en el repertorio. Como los músicos tardaron en salir, con cuentagotas la gente regresaba pero no estaríamos muchos más de la mitad de los asistentes cuando, decorado con sus habituales pinturas, Nemtheanga nos saludó bajo los acordes de “No Grave Deep Enough”, la canción que abre “Redemption At The Puritan's Hand”. El sonido estaba bien, sin alharacas pero se distinguían los instrumentos, salvo al comienzo en donde el bajo estaba pelín elevado.
La sorpresa de la noche llegó con la épica “Autumn’s Blaze”. Rescatada del olvido, este gran corte de “A Journey’s End” destacó sobremanera por encima del resto. Lo que ocurre es que sus seguidores se sienten, por lo general, más cercanos a “Redemption” o “To The Nameless Dead”, por lo que cosas como “Lain With The Wolf” o “As Rome Burns” fueron celebradas. En especial, esta última con buena parte del respetable coreando eso de “Sing Sing Sing To The Slaves / Sing To The Slaves That Rome Burns”. La ejecución por los compañeros de Allan, aunque siempre en papel discreto, es impecable, gustándome en particular el buen baterista Simon O’Laoghaire, recuperado para la causa después de su temporal ausencia en 2010.
De los seis cortes que interpretaron, la mitad fueron de “Redemption” siendo la más aplaudida “Bloodied Yet Unbowed”, con un inicio casi místico que se transforma en un tema intensísimo donde Nemtheanga lo borda. No podía faltar, por supuesto, “The Coffin Ships”, la canción con la que homenajean a su tierra y a su gente, rememorando la diáspora irlandesa del siglo XIX, como consecuencia de la hambruna producida por la crisis de la patata. Increíblemente, tras ella se miraron y dijeron adiós con “Empire Falls” en el tintero. De “Sons Of The Morrigan” o “Gods to The Godless”, ni rastro. Como comentaba, la actuación estuvo bien pero sin brillo, opacada por todo lo que la rodeó. Una pena porque tendría que haber dado para más.
KATATONIA
¡Buff! ¿Por dónde empiezo? Por el gol de Benzema al medio minuto de comenzar el partido. Detrás de la mesa de mezclas, había una minúscula televisión y allí observamos, atónitos, como un error de Víctor Valdés daba momentánea ventaja al Real Madrid. ¿Asistiríamos a la resurrección de los merengues y, paralelamente, sería una premonición? ¿Volvería a disfrutar con KATATONIA? No hace demasiado tiempo, era una banda fetiche para mí. KATATONIA, ANATHEMA y OPETH. Grupos distintos, con un halo de talento que le hacía emerger sobre el resto. Sin embargo, mi perspectiva cambió cuando editaron, respectivamente, “The Great Cold Distance”, “Damnation” y “A Fine Day To Exit”. ¿Qué les había pasado? ¿Sería un bache efímero? Pues bien, todos han remontado el vuelo (salvo el grupo de Akerfeldt al que no le reconozco tras “Heritage”) pero nada que ver con el pasado. Supongo que muchos no estaréis de acuerdo pero, en el caso que nos ocupe, “Night Is The New Day” es un buen álbum, mucho mejor que “The Great Cold Distance”, pero, sin ir más lejos, a kilómetros de distancia de “Viva Emptiness”.
Para colmo, y esto sí que pienso que es algo objetivo, KATATONIA en directo no es el paradigma del disfrute. Les habré visto siete u ocho veces, y solamente una me volaron la cabeza. Jonas Renkse en un frontman… errr, bueno, no es un frontman, canta pero no transmite, y sus compañeros tocan, están ahí, pero ni interaccionan ni crean una atmósfera distante con la audiencia que les mete en su papel. Sin embargo, contaban con dos componentes, a priori, positivos para que este cronista se reencontrara con los de Estocolmo: hacía dos giras que nos les veía por coincidirme con otros conciertos y habían hecho varios shows especiales interpretando “Last Fair Deal Gone Down” al completo. No iba a ser el caso de Madrid pero pensaba que nos beneficiaríamos de este suceso.
Como aquí se trata de contar cosas tal y como pasaron, no negaré que mis ojos estaban a medio camino entre la televisión y las tablas de Penélope, pero vamos, eso no quita para que la idea global de la descarga fuera igual que sin presenciar, una vez más abochornado, la remontada del Barça. Es más, si hubiera tenido que concentrar mi atención visual (y no solo la auditiva) al 100% en el escenario, el tedio me habría invadido. “Forsaker”, “Liberation” y “Soil´s Song”, toda una declaración de intenciones. Tres canciones que no están mal pero que representan a los KATATONIA intrascendentes que me provocan poco o nada. Su público las recibió con entusiasmo moderado pero, por lo general, reconozco que los presentes no parecían tener la misma opinión que yo sobre sus dos últimas entregas. También es verdad que sus fans pre-“Viva Emptiness” no hicieron amago de quedarse.
“The Longest Year” me parece el mejor tema, de largo, entre “The Great Cold Distance” y “Night Is The New Day”, con lo que cerré los ojos e intenté pasarlo bien. Imposible porque con su extensísima producción, solo a unos tipos raros como estos suecos se les ocurre incluir un corte de las sesiones de “Viva Emptiness”, que se quedó fuera del álbum, y solo lo encontramos en el recopilatorio “The Black Sessions”. Lo peor es que “Wait Outside”, la composición en cuestión, no tiene nada de particular por mucho que Jonas se empeñe en alabarla. Seguimos con “My Twin” en la mediocridad absoluta que, por fortuna, se rompió en el mejor pasaje de la velada. Sucesivamente, cayeron joyas como “For My Demons” (impresionante), “Chrome” (mal ejecutada), “Teargas” (tremendamente emotiva) y “Ghost Of The Sun” (la más aclamada que no pasó de correcta).
Aun así, ni por asomo alcanza la melancolía que paladeamos en disco. Los siento, pero ni el dúo por antonomasia Renkse-Nyström, ni el ya veterano compañero de fatigas Daniel Liljekvist, ni los contratados para las giras Per Eriksson y Niklas Sandin, dejan de ser unos “pasmarotes” (en sentido cariñoso) con menos carisma que una farola. “Nephilim” y “Evidence” significaron el canto del cisne para mí, porque el final con “July” y “Leaders” se lo podían haber ahorrado. Ya no pido la luna en forma de “Last Fair Deal Gone Down” y 25 temas como hicieron la semana siguiente al festival en Escandinavia, pero ¿”Murder”? ¿”I Break”? ¿La recuperada ”Without God”? Ni una de esas. Nuevas, nuevas y más nuevas en hora y cuarto para el placer de unos cuantos y el olvido de otros, entre los que me incluyo.
“Leaders” ponía el punto final a un Madrid Is The Dark sobresaliente, por los grupos y por el esfuerzo titánico de la organización para que el castillo de naipes no se derrumbara en el último momento. Cuentan que los avatares del destino les han llevado a perder dinero. Sería una lástima perder este magnífico y atípico evento. Probablemente, sea necesario un replanteo. Menos bandas por día, un grupo con tirón, varias formaciones difíciles de ver y no repetir conjuntos. Es fácil decirlo y difícil de llevarlo a la práctica. Esperemos que el año que viene podamos volver a comentar las bondades del Doom y de este festival.
Fotos: Carlos Herrero
Crónica: Marco-Antonio Romero