GRETA VAN FLEET ofrece un excelso concierto en Madrid que maravilla a unos y aburre a otros

Greeta Van Fleet en concierto en Madrid
Greeta Van Fleet en concierto en Madrid (foto de Christian Bertrand por cortesía de Live Nation)

Crónica del concierto de GRETA VAN FLEET, BLACK HONEY y HANNAH WICKLUND en Madrid (Wizink Center, 4 de diciembre de 2023)

Amor u odio. En el mundo de la música siempre ha habido, y seguirá habiendo, grupos que despierten uno de esos dos sentimientos y, los melómanos empedernidos como es mi caso, nos podremos incluir en el grupo de los “admiradores” o “detractores” de tal o cual banda. Es algo que considero intrínseco a cualquier expresión artística y, en el peor de los casos, siempre he pensado que despertar animadversión es mejor que provocar la más absoluta de las indiferencias. La joven banda GRETA VAN FLEET no despierta indiferencia precisamente pero, desde sus inicios allá por el año 2012, carga con el estigma de clones de una de las bandas más grandes que ha dado el Rock.

¿Eso es bueno o malo? Pues cada uno tendrá su opinión pero es evidente que es un arma de doble filo ya que sonar como LED ZEPPELIN (pero ojo, no sólo los estadounidenses, que también hay bastante de otras grandes bandas de los 70 en sus influencias, me parece a mí) les ha puesto en el mapa increíblemente rápido y granjeado grandes audiencias. Pero, a su vez, también les ha convertido en el blanco de la ira de muchos que opinan que no tienen personalidad o que se les está regalando el éxito sin hacer prácticamente nada para merecerlo. Seguramente unos y otros tengan parte de razón pero es muy curioso cómo saltamos (muchas veces yo el primero) a la yugular de cualquier grupo que obtiene el éxito masivo como si quisiéramos negarles el derecho a ser conocidos y tuvieran que quedar relegados a audiencias de treinta personas como pretexto para alabar su música.

El Blues Rock de Hannah Wicklung da la sorpresa

Antes de comprobar cómo se desenvolvía el grupo de los hermanos Kiszka en la parada madrileña de su gira mundial iniciamos ese viaje a décadas pretéritas, que siempre suponen sus descargas, con una parada en 1969. Y digo esto porque la primera artista invitada de GRETA VAN FLEET, la joven Hannah Wicklung, perfectamente podía haber sido parte del cartel de Woodstock de ese año, tanto por imagen como por su música. Apenas tuvo tiempo para presentarnos su propuesta basada en el Blues Rock fundamentalmente (aunque tiene pinceladas de otros géneros aquí y allá como el Soul o el Jazz) pero, sin duda, creo que encajó perfectamente en el cartel del evento y consiguió captar nuestra atención ya desde la inicial “Hell In The Highway”.


Descalza, y con un atuendo hippie a más no poder, aprovechó sus 25 minutos de actuación para presentar su reciente EP titulado “Hell Hell In The Highway” con cortes como la homónima, una desgarradora “Hide And Seek” o la relajada “Witness”, donde además de demostrar su talento a la guitarra también lo hizo con el talkbox, enlazadas prácticamente sin respiro y cosechando bastantes aplausos a pesar de que para verla no había prácticamente nadie. Error en mi opinión porque creo que mereció mucho la pena descubrirla.

Pese a su juventud se la veía sobradísima y nada intimidada por el recinto o el gran escenario, no en vano lleva desde los nueve años de edad liderando sus propias bandas (ahí es nada) por lo que quedarse sola para interpretar sin el resto de músicos (los STEPPIN STONES) la emotiva “Songbird Sing”, adelanto de su inminente disco “The Prize” que anunció orgullosa que saldrá editado por su propia sello, fue para ella el pan nuestro de cada día. Magnífica voz llena de sentimiento la que mostró Hannah Wicklung, arropada tan sólo por su guitarra.

Con la banda al completo de nuevo sobre las tablas cerró una actuación que me dejó con ganas de mucho más, de la mano de un par de temas de su trabajo de 2018 sacado bajo el nombre de Hannah Wicklund & THE STEPPIN STONES. Las elegidas fueron “Strawberry Moon”, donde dejó patente su enorme gusto a la hora de crear solos, y “Bomb Through the Breeze”, la triunfadora para mí (si tuviera que decantarme por alguna de su escueto repertorio) porque es una autentica pasada de canción y colofón perfecto a un concierto sin fisuras que hubiera deseado que se alargara un poco más, y esto no suele pasarme muy a menudo.


A ver si alguien hace una oferta a Wicklund para que vuelva a presentar “The Prize” en condiciones en solitario porque en el escenario pequeño de una sala su música ganaría enteros. Grata sorpresa para empezar.

Los británicos BLACK HONEY, poco carismáticos

Si opino que la compositora de Carolina del Norte era una telonera más que adecuada para GRETA VAN FLEET debo admitir que BLACK HONEY me pareció totalmente lo contrario. Esto no es bueno ni malo para mí porque, en muchas ocasiones, he visto grupos muy diferentes estilísticamente que, dada mi amplitud de gustos, he disfrutado aunque nada tuvieran que ver con los cabezas de cartel. Lo malo es que no terminó de engancharme en ningún momento porque no me va demasiado el Indie Rock y ahí es, precisamente, donde podemos encuadrar el sonido del cuarteto británico en líneas generales. Tampoco es que tuviera un directo arrollador (y eso que contó con un juego de luces bastante variado y vistoso) que me dejara sin aliento y, aunque tuvieran espacio, los músicos no se movieron en exceso más allá de algo su vocalista Izzy Baxter Phillips en los compases finales.

Cinco minutos antes de la hora prevista aparecieron en escena los de Brighton bajo los acordes de “All My Pride”, una canción del EP “Headspin” y que también formo parte de su primer disco, en el que ya se podían apreciar los ciertos tintes “tarantinescos” que su música posee y que temas como “OK” de su reciente “A Fistful Of Peaches” se encargaron de corroborar, y donde tanto el guitarrista Chris Ostler como el bajista Tommy Taylor apoyaron en los coros. Unos coros muy presentes en sus canciones y que tuvieron bastante protagonismo (y se apreciaban perfectamente porque el sonido fue muy bueno igual que el de su predecesora) a lo largo de una actuación también muy escasa en duración y, porque no decirlo, en carisma.

Así, en tan sólo 35 minutos, BLACK HONEY presentó varias canciones de su último disco como “Charlie Bronson”, con Izzy sin su guitarra; o una pegadiza “Heavy”, cuyo estribillo debo reconocer que engancha; alternándolas con otras de sus otros dos discos editados como “I Like The Way To Die”, en la que Chris pidió palmas sin demasiado éxito; o “Run For Cover”, ambas de su anterior “Written & Directed”, y una anodina “Corrine” de su debut “Black Honey”. La verdad es que los temas no podían cansarte demasiado porque apenas duraban tres minutos pero no me estaban diciendo nada de nada y, aunque la voz de Izzy me pareció limitadísima (y más después de escuchar la de Hannah aunque esté feo comparar) es justo reconocer que es perfecta para el tipo de música de los ingleses.


También aprovecharon la coyuntura para presentarnos un tema nuevo (si no entendí mal) llamado “Lemonade” que lo siento pero, sin paños calientes, me pareció horripilante y al escucharlo en mi casa me ha parecido todavía peor que el día del concierto. Da lo mismo, está claro que no soy su público potencial pero ya digo, su actuación podría haberme parecido correcta o muy buena aunque no me gustara su música pero tampoco fue el caso. Creo que a los músicos de BLACK HONEY o les faltan tablas, o tal vez sean así de sosos, y eso que he leído que han mejorado mucho tras su gira como teloneros de ROYAL BLOOD…No quiero pensar cómo serían en aquella ocasión de ser cierta esa afirmación. Lo mejor que puedo decir de su concierto es que duró poco porque no me gustó nada. Qué le vamos a hacer.

Casi lleno en Madrid para GRETA VAN FLEET

Greeta Van Fleet en directo
Greeta Van Fleet en directo (foto de Christian Bertrand por cortesía de Live Nation)

Agotadas las entradas para su otra fecha española, parece ser que aún quedaban los últimos boletos disponibles para la capital. No sé si finalmente se agotaron o no el día del concierto pero visto el panorama durante los teloneros llegué a pensar en que lo de “últimas” era el típico reclamo para tentar a los indecisos de última hora pero no, es que el grueso del público apuró casi hasta el último minuto para entrar al recinto que, ahora sí, lució prácticamente lleno (aunque creo que no estaba abierto al máximo de su capacidad) para recibir a GRETA VAN FLEET.

Con todo el “secretismo” que la existencia de YouTube permite, el personal del cuarteto de Michigan no obstante se afanó en “blindar” el escenario para hacer los últimos retoques y preparar la salida de la banda alejada de las miradas curiosas. De ello se encargaron sendos telones laterales y otro frontal inmenso en el que, un par de minutos antes de las 20:45, proyectaron un logo mientras sonaba por la PA del recinto “Starcatcher Overture”, o lo que es lo mismo, esa pieza orquestal compuesta exclusivamente para servir de introducción a los conciertos de esta gira.

Como idea para crear ambiente me pareció acertado pero, tal vez, les ha quedado un poco larga y la impaciencia del público se hizo palpable. La tensa espera terminó, más de cinco minutos después desde que se hubieran apagado las luces, con la caída del telón dejándonos la estampa de Josh, Jake, Sam y Danny subidos en una pasarela en la parte trasera del escenario vestidos de lentejuelas y saludando a los presentes.


Pocos segundos tardaron en abandonarla para bajar al escenario a ritmo de “The Falling Sky”, con un sonido realmente bueno desde aquí hasta el final, y dejarnos el primer “petardazo”, inicial y literal, junto a las llamaradas finales que volverían a acontecer en varios momentos más de su descarga. Una descarga que desde su inicio apuntó maneras y dejó entrever los derroteros por los que transcurriría, por si alguien no sabía a lo que venía realmente. Y es que siempre he dado bastante importancia al hecho de saber a qué tipo de concierto se está yendo para evitar frustraciones posteriores o quejas sin demasiado sentido. El que esperara un espectáculo en el que tocaran los temas sin más y no se explayaran con alargamientos de ellos (necesarios o no, pero reconozco que tal vez demasiado largos en algunos momentos) o solos instrumentales infinitos es que no está al tanto de cómo plantean estos cuatro chicos sus descargas. Ese planteamiento es totalmente coherente con la música retro que practican, al igual que los grupos de los que bebe hacían décadas atrás. Pensar que iba a ser de otro modo es hacerse trampas al solitario y, seguramente, motivo de cierta decepción o incluso aburrimiento por parte de cierto sector del público e, incluso, prensa.

Por otro lado, que de sus siete primeras canciones sólo tuviera cabida una de discos anteriores a “The Battle at Garden's Gate”, la magistral “Highway Tune” (si no la hubieran tocado sí que hubiera sido un bajón considerable ya que fue uno de los grandes momentos de la noche y la que les puso en el mapa musical a principios de 2016), también daba pistas, si es que alguien que quisiera saber qué tocaban no lo sabía, de que apostaban con fuerza por sus dos últimos trabajos y dejaban muy de lado los primeros para desgracia de muchos, entre los que me incluyo, todo sea dicho. Tanto fue así que de “Anthem Of the Peaceful Army” no tocaron nada y de su primer EP “Black Smoke Rising” tan sólo la citada y la que le da título, encima en formato acústico.

El magnífico nivel de Josh Kiszka

Josh Kiszka de Greta Van Fleet
Josh Kiszka de Greta Van Fleet (foto de Christian Bertrand, Live Nation)

Si te gusta “Starcatcher” seguro que disfrutaste tanto como yo de “The Indigo Streak”, aunque ya empezaran las improvisaciones instrumentales de Jake (sobretodo suyas), Sam y Danny, o esa genialidad que es “Meeting the Master” iniciada con Sam al teclado y Jake a la acústica rindiendo homenaje a THE BEATLES con su “Norwegian Song” sirviendo de introducción. Sensacional Josh en esta canción aunque, realmente, mantuvo un nivel excelso durante todo el concierto. Eso sí, es innegable que tuvo muchos momentos de descanso para su voz a lo largo del mismo.

En esta primera parte del concierto, acompañando a la presentación de estos tres temas del nuevo disco, tuvimos también un importante repaso al anterior en forma de “Built By Nations”, “Heat Above”, donde llegaron las primeras rosas blancas tiradas por el vocalista a las primeras filas, y “Broken Bells”. GRETA VAN FLEET las clavó todas, como las demás por otra parte, y es que la banda ya estaba “caliente”, que venía muy rodada, se estaba gustando y estaba convenciendo.

Tras, seguramente, el momento de mayor comunión ente público y banda de la velada de la mano de la citada “Highway Tune”, para la que Sam volvió a colgarse el bajo (lo cierto es que lo tocó menos que el teclado), Danny Wagner tuvo sus minutos de protagonismo con un solo de batería extenso pero bastante variado e imaginativo. He llegado a leer a alguien tachándolo poco menos que de mediocre. Cualquiera que me conozca sabe que no soy partidario de este tipo de solos pero decir que el baterista de GRETA VAN FLEET es mediocre es faltar a la verdad porque su actuación estuvo a la altura de lo esperado y no tuvo nada que envidiar a la de los sus compañeros.

Con Sam, al teclado de nuevo, y Josh solos en escena, una prescindible versión para mí del “Unchained Melody” inició la parte acústica del concierto. Tan sólo constó de tres temas, la ya mencionada versión de Hy Zaret & Alex North, “Waited All Your Life” y la sensacional “Black Smoke Rising” que, si he de ser honesto, hubiera preferido en versión eléctrica pese a que les quedó increíble en este formato y Josh estuvo estratosférico en ella arropado por los coros de sus hermanos y de Wagner, quién también salió para tocar la mandolina junto a los hermanos Kiszka. Pelos como escarpias. En esta parte Josh estuvo bastante locuaz entre temas pero es cierto que, aunque lo intentó a lo largo de toda la actuación, creo que sus intervenciones no terminaron de conectar con la audiencia, y mira perseveró…

Sam Kiszka de Greeta Van Fleet
Sam Kiszka de Greeta Van Fleet (foto de Christian Bertrand por cortesía de Live Nation)

Rosas blancas y más partes instrumentales de GRETA VAN FLEET

Nuevo trío de piezas de “Starcatcher”, más rosas blancas para las primeras filas de Josh subido a hombros de un miembro de su equipo y más momentos instrumentales que seguro terminarían por desquiciar a más de uno (y de dos).

El primero de esos momentos fue el solo interminable de Jake en “Faith Of The Faithful” a cuyo término una introducción instrumental de teclado, guitarra y batería muy, muy larga dio paso a “Sacred the Thread”, cantada por Josh con una especie de túnica blanca (el cambio de vestuario del vocalista fue una constante) que era para verla. La tercera en discordia fue “The Archer”, cantada por Josh a torso descubierto y con final alargado en el que Jake volvió a ser el protagonista tocando por la pasarela trasera prendida en llamas. Por muy pesado que se hiciera, efectista quedó, desde luego.

Tras ella abandonaron el escenario para acometer los bises de rigor tras dos horas sobre las tablas, que no está nada mal.

Con la parte de atrás del escenario simulando un cielo estrellado aparecieron todos menos Josh para marcarse otra versión. En esta ocasión fue “Rhapsody In Blue” de George Gershwin que, sinceramente pasó sin pena ni gloria. No así “Light My Love” porque es una gran canción, lo que no sé es si era el momento más adecuado para otro tema lento cuando nos acercábamos al final, por muy bien que quedara el escenario teñido de los colores del arcoíris, tras otra explosión, durante la misma.

El último cartucho de los hermanos Kiszka y Danny Wagner parecía también obvio si habías mirado el listado de canciones de “Starcatcher”. Efectivamente, su “hasta pronto” vendría en forma de “Farewell For Now” dejando la imagen de los gemelos agarrados mientras uno cantaba y el otro tocaba la guitarra. Es un tema que seguro que en Norteamérica queda genial como colofón pero en España somos más de cerrar con canciones más enérgicas y hubiera preferido otra de su primera época, de las muchas que se quedaron en el tintero esa noche, por mucha cortina de chispas que hubiera al final.

Que nadie piense que no me gustó el concierto porque me pareció una pasada y me dio lo que esperaba de GRETA VAN FLEET. Lo que pasa es que soy un inconformista musical nato y me da un poco de rabia las grandes canciones que se quedaron sin tocar cuando rozaron los 140 minutos sobre las tablas. Me tocan un “Safari Song” en los bises y cierran con “When The Curtain Falls” (el nombre también es muy apropiado creo yo) y las sensaciones finales de muchos asistentes hubieran sido otras y habríamos sacado a hombros no sólo Josh, al resto también. De cualquier manera no queda duda de que estamos ante una banda que da conciertos como lo que es. Enorme.


Promotora: Live Nation

Más sobre GRETA VAN FLEET en su web oficial.

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