"Nada Que Oír", el enérgico primer disco de BARRACÜDA

Nada que oír, disco de BARRACÜDA
Nada que oír, disco de BARRACÜDA

Un primer larga duración cargado de Punk, mala leche y acidez

Una de esas cosas que me gusta hacer, a modo de ejercicio personal, cuando recibo el disco de una banda que desconozco -como es el caso de BARRACÜDA y su "Nada Que Oír"- es desplastificar el CD en cuestión, observar la portada, con su ilustración o fotografía, mirar el logo de la banda con cierto detenimiento si este es mínimamente curioso o llamativo y, finalmente, leer los títulos de las canciones que contiene el álbum.

Tras toda esta suma de detalles y elementos a tener en cuenta, intento descubrir o imaginar mentalmente cuál puede ser el estilo en el que se mueve la banda antes de introducir su disco en mi reproductor de música. Por lo que a mí respecta, esta es una labor bonita y, por momentos, entrañable que suele venir asociada a ese pequeño subidón o momento ilusionante que nunca deja de aparecer cuando llega nueva música por descubrir.

Como ha ocurrido con BARRACÜDA, la banda que me ha hecho llegar “Nada Que Oír”, su primer larga duración tras dos EPs editados anteriormente, mi tampoco excesivamente sesudo análisis ha tenido algunos aciertos y algunos errores, he de admitir.


Por una parte, si nos fijamos en la insignia del trío de Ciempozuelos, vemos lo que podría ser la espina de una piraña, un concepto sugerentemente agresivo que, al verse acompañado por la imagen de un individuo escuchando música con sus auriculares, esgrimiendo un gesto también poco apacible y estando a punto de de ser devorado por las llamas de lo que parece ser un estallido, ha provocado que me traslade hasta esa contundente escena de Punk/Metal que había en Euskadi y alrededores a mediados de los 90, acordándome de agrupaciones como FLITTER. Pues, en este caso, no tenemos ni lazos euskaldunes ni especial rastro de Metal, pero, eso sí, Punk, mala leche y acidez hay un rato en el trabajo de estos madrileños.

BARRACÜDA y su poder sónico

Solo hace falta prestar atención al primer tema que entra por nuestros oídos al poner a rodar el disco para percatarse de que la calidad del sonido es bastante buena y, casi con toda seguridad, va a ser algo que marque el devenir del álbum. El grupo apuesta por la potencia, un sonido más bien grueso y por ese arquetipo de base rítmica donde se da rienda suelta a que, especialmente, la pegada de la batería tenga mucha presencia y se halle constantemente en primer plano. Hablamos de ese sonido de batería impetuoso que se puede ver en muchos discos de Hardcore Melódico, estilo que abraza de soslayo BARRACÜDA, o en agrupaciones como BOIKOT, DESAKATO o el material más reciente de LA POLLA.

"Nada Que Oír" camina entre el Punk Rock y el Rock Urbano

Los madrileños, a decir verdad, y a pesar de la fornida presentación de su sonido, se deslizan plácidamente a caballo entre el Punk Rock y el Rock Urbano, pero siendo un Rock Urbano que, aunque pueda y deba recordar a agrupaciones como LEÑO, se mueve en una esfera más abrumadora en lo que al sonido se refiere y, por ende, más combativa. Por otra parte, nos podemos encontrar un singular abanico de temáticas tratadas en las letras. Por un lado, hay cierto espíritu de cachondeo, así como mucho ánimo de reivindicar el ambiente de bar, como sucede en “Yo Ya Lo Dejo”, una simpática vacilada etílico-festiva en la que aparece Pulpul de SKA-P añadiendo su reconocible voz, o en “Yo Soy De Bar”, cuyo doble pedal de batería al arranque llega a recordar y mucho al del inolvidable “Overkill” de los ya extintos MOTÖRHEAD.


Por otra parte, también parecer haber espacio para el humor cargado de acidez en “Vete”, cuya letra nos sitúa en el escenario de un tipo que conoce a una chica en un bar y que, al cerciorarse de sus preferencias al ir a votar, básicamente no quiere volver a verla. Podríamos intuir, sin arriesgar mucho, las preferencias políticas de la chavala en cuestión.

Humor, pero también seriedad, en las canciones de "Nada Que Oír"

Dejando de lado el espíritu más juerguista y canalla, que también se puede percibir en “El Atraco” -una especie de Rock N' Roll potente y a la vieja usanza pero con un sonido revitalizado que, quizá, podría haber escrito BURNING hace décadas-, la banda también se pone seria con piezas como “Paraíso Natural”, donde se le atiza sin pudor a la ya lejana invasión por parte de conquistadores españoles a tierras, por aquel entonces, indígenas en América y a las consecuencias de todo aquel polémico movimiento colonialista. La misma solemnidad y postura reivindicativa aparece en “Inmigrante”, cuyo título habla por sí solo, o en “De Qué Les Sirve”, donde se ovaciona a la clase trabajadora.

En definitiva, BARRACÜDA ofrece con su primer largo un trabajo bastante bien definido en los estudios BulletProof de Alcorcón, así como entretenido, dinámico y, por momentos, variado que sabrá apreciar todo aquel al que le llame la atención toda esa escena callejera y de claro perfil español que desde hace años, décadas más bien, no deja de ver crecer su cosecha con nuevas y, a veces, interesantes agrupaciones como la aquí presente.


Discográfica: Lengua Armada

Más información sobre BARRACÜDA y "Nada Que Oír" en su página de Facebook.

Reseña
Nota
7
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Licenciado en Comunicación y redactor en varias webs especializadas en Rock y Metal desde hace más de una década, plataformas que me han servido, al igual que el actualmente aparcado mundo radiofónico, para darle rienda suelta a mi creatividad enfocada a una de mis grandes pasiones: la música. A su vez, soy un gran entusiasta del cine en todas sus vertientes, especialmente en la rama dedicada al terror, fantasía y ciencia-ficción.
barracuda-nada-que-oir-critica-discoBARRACÜDA ofrece con su primer largo un trabajo bastante bien definido en los estudios BulletProof, así como bastante entretenido, dinámico y, por momentos, variado

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