Puede que te suene GURD. Es uno de esos grupos que, sin romper nunca en algo verdaderamente importante, lleva tantos años al pie del cañón que puede que hayas coincidido con ellos: un disco que cae en tus manos, una actuación como teloneros, un pequeño set a horas intempestivas (muy pronto o muy tarde) en algún festival europeo… El hecho es que este grupo suizo nació en 1994 y que algunos de sus miembros provenían del grupo de Thrash helvético POLTERGEIST, fundado en el 85. Así que algunos de los músicos que han grabado este “Never Fail” llevan en la escena casi tres décadas. Por esto saben tocar, conocen el oficio y no tienen a estas alturas ni demasiadas pretensiones ni el más mínimo ánimo de rendirse.
Bien por ellos aunque no creo que “Never Fail” les dé la oportunidad de dar el gran salto. Posiblemente nunca la tendrán tan cerca como en los 90, cuando formaban parte del roster de Century Media y cuando, sobre todo, el estilo que practican era una moda que saturaba el panorama metálico más o menos mainstream. GURD era, y es y de ahí no se ha movido ni un ápice, Thrash / Groove Metal al estilo noventero, una mezcla de Thrash clásico con Crossover, Hardcore y hasta una pizca de Nu Metal. Con una influencia masiva de PANTERA y todo lo demás que se puede suponer: MACHINE HEAD, PRO PAIN, un poquito de EXHORDER, otro de SLAYER, una pincelada de los BIOHAZARD menos callejeros, algo de THROWDOWN y un toque vagamente industrial a lo PRONG.
Lo dicho: un estilo que tuvo su momento. Un momento que aprovechó (al menos en nivel de ventas) pero que ya pasó. GURD, entre otras cosas porque tiene todo el derecho del mundo a hacerlo, no se mueve de esa veta estilística y eso le hace sonar un tanto a naftalina, ese toque anticuado que encuentras en lo que una vez percibiste como moderno pero que ya ni mucho menos lo es. O igual es una cuestión personal porque nunca me atrajo mucho esta corriente, pero el hecho es que me da la sensación de que (a diferencia de otros estilos) esta suerte de Aggro / Thrash / Groove Metal de los 90 no ha envejecido demasiado bien. Por eso “Never Fail” suena muy bien pero suena manido, pretende ser una explosión de energía que se queda en petardo inofensivo que se consume en unas poquitas escuchas. Y cuando se pone más thrasher suena poco más que como si SUICIDAL TENDENCIES tocara versiones tirando a aguadas de SLAYER.
Y el caso es que el disco tiene suficiente carga de riffs metálicos (algunos seriamente reciclados), ritmos masivos, solos bien insertados y hasta un cierre inesperado por épico y clásico: los casi siete minutos de “Velvet Apocalypse”, un bulldozer de cadencias envolventes y melodías cavernosas. El problema, o al menos mi problema, está en las partes más groovies, en los momentos en los que GURD se queda (como tantos y tantos…) en una versión de segunda de PANTERA y especialmente en los coqueteos con el Nu Metal que convierten casi en ruina canciones como la exageradamente repetitiva “Burn Yourself” o “Blame Someone Else”. E insisto en que quizá el problema sea mío: es muy difícil que me excite ahora lo que no me excitaba hace más de tres lustros.
No sé si a los seguidores más jóvenes, a la vista de cómo respiran las tendencias actuales, les atraerá demasiado un producto como “Never Fail” y tampoco sé si quedan demasiados nostálgicos del Groove Metal de los 90 y de todo lo que generó la explosión y combustión del fenómeno PANTERA. No hay nada intrínsecamente malo en la propuesta de GURD y “Never Fail” es un disco perfectamente correcto y de buen acabado. Pero el problema es que tampoco destaca nada, no hay nada sobresaliente ni nada que garantice que este disco vaya a durar meses (no digamos años) en la memoria colectiva de la escena Metal. Más bien creo que este es uno de esos discos que pasarán de puntillas y que aparecerán en un par de años en las secciones de ofertas de cualquier tienda de discos (todavía existen las tiendas de discos, ¿no?) de Europa. No es un disco pésimo, no es un disco notable: es un disco más. Aunque a GURD le servirá de perfecta excusa para seguir dando conciertos y prolongar una carrera a la que el grupo no tiene ninguna gana de poner punto y final. Y eso, y lo digo sin pizca de ironía, me parece estupendo y digno de elogio y reconocimiento. Lo cortés no quita lo valiente.
Juanma Rubio