Crónica del concierto de VOLBEAT, SKINDRED y BAD WOLVES en Barcelona (10 de noviembre de 2022)
Los seguidores barceloneses de VOLBEAT han tenido que esperar tres largos años para reencontrarse de nuevo con la formación danesa. La banda liderada por Michael Poulsen ha aprovechado bien este periodo de tiempo, resurgiendo de sus cenizas a nivel discográfico con la publicación de un gran “Servant Of The Mind” en el que han vuelto a endurecer su sonido y que les ha valido para recuperar sensaciones tras varios trabajos un tanto decepcionantes. La presentación del disco llegaba por todo lo alto, con una actuación en un recinto de mayor aforo al que los de Copenhague están acostumbrados en la Ciudad Condal y bien escudados por SKINDRED y BAD WOLVES.
BAD WOLVES, poco tiempo bien aprovechado
Los encargados de abrir fuego fueron los estadounidenses BAD WOLVES, quienes disfrutaron de una corta media hora que les sirvió como tarjeta de presentación ante el público barcelonés.
La banda arrancó enérgicamente su fugaz actuación de la mano de una “Sacred Kiss” en la que dejaron claro que les encantó la pasarela central que lleva VOLBEAT para su actual gira. Los que más provecho le sacaron fueron el vocalista Daniel "DL" Laskiewicz y el guitarrista Max Karon, quienes apenas se movieron de ahí, buscando el calor del escaso público que se acercó a verlos, durante las ejecuciones de “Killing Me Slowly” y “Lifeline”.
BAD WOLVES continuó su actuación a ritmo de Metal Alternativo, desempolvando composiciones propias como “Never Be The Same” o “If Tomorrow Never Comes” que no desentonaron con la metalizada versión de “Zombie” de THE CRANBERRIES que se marcaron y que les sirvió para conectar con el público de una vez por todas.
Tras el caluroso aplauso que recibieron por parte de los asistentes, pusieron fin a su concierto con la ejecución de una contundente “I’ll Be There” con la que se despidieron, citando en el puesto del merchandising a todos aquellos quienes quisieran una foto con la banda.
SKINDRED revolucionó al público en Sant Jordi Club
Turno para SKINDRED. Los británicos aportaron el toque de color al cartel con su peculiar y atrevida mezcla de Metal con estilos tan dispares como el Reggae, el Hardcore o el Nu Metal.
Rápidamente se hicieron con las riendas del escenario gracias al buen saber hacer sobre las tablas de Benji Webbe, el hiperactivo vocalista de la formación, quien consiguió que meneáramos el culo hasta los más reacios con la propuesta de la formación de Gales. Supieron poner patas para arriba un Sant Jordi Club un tanto desangelado a nivel de asistencia de la mano de cortes como “Under Attack”, “Ratrace” o “That’s My Jam”.
La locura continuó cuando fusionaron “Jump”, el gran éxito de VAN HALEN, con “Jump Around” de HOUSE OF PAIN, en la que nos dispararon a discreción con una ráfaga de samples que dejaron descolocado a más de uno. Tras ello, aprovecharon la ocasión para presentar un nuevo tema llamado “Smile Please” al que le siguió una reivindicativa a la par que potente “Kill The Power” que arrancó los bailoteos del público barcelonés a la vez que coreaban el pegadizo estribillo de la canción. “Nobody” se erigió en uno de los momentos más potentes de su actuación, con un Benji que no paró quieto ni un solo segundo, convirtiéndose en el maestro de ceremonias de SKINDRED, metiéndose al público en uno de sus bolsillos, de los que no dejó de sacar pañuelos de colores a lo largo del repertorio.
Los de Newport terminaron su concierto con la ejecución de una “Warning” que llegó tras sonar un fragmento de “War Pigs” de BLACK SABBATH que provocó que los presentes cantaran a pleno pulmón, emulando a OZZY OSBOURNE, aquello de “generals gathered in their masses”.
Tras ella dieron por finiquitado un show tan descarado como provocativo, de esos que pueden llegar a pillarte a pie cambiado o descolocado en algunos momentos si no consigues entrar en su juego. Por momentos no sabes si estas en un concierto de Metal, de Reggae o en medio de la sesión de un DJ, pero esa es la gracia de SKINDRED y los de Benji Webbe saben bien como jugar sus cartas, teniendo suficiente personalidad propia como para arrollar con cualquier tipo de público que se les ponga por delante y conseguir eso no es tarea sencilla. No dejaron a nadie indiferente.
VOLBEAT reina en Barcelona
Pasaban unos minutos de la hora prevista cuando se apagaron las luces del recinto y los miembros de VOLBEAT subieron sobre las tablas de un Sant Jordi Club, a medio gas, que les recibió con un caluroso aplauso de bienvenida.
Los de Copenhague iniciaron su repertorio con una magnética “The Devil's Bleeding Crown”, aderezada por los cañonazos de confeti, a la que le siguieron “Pelvis On Fire” y “Temple Of Ekur”, una de las mejores composiciones de “Servant Of The Mind”, su última entrega discográfica. Tras ella, los asistentes les brindaron la primera gran ovación de la noche.
Michael Poulsen tenía un pie de micro instalado en el borde de la pasarela, por lo que tuvo total libertad de movimientos para aventurarse por ella, arengando al público junto a un sonriente Rob Caggiano al que se le ve disfrutar de su etapa junto a VOLBEAT, gozando de cada segundo de actuación.
Por otro lado, teníamos a un comedido Kaspar Boye Larsen al bajo, quien midió más sus movimientos y pasó gran parte de la actuación en el escenario, escudando a un Jon Larsen que aporreó incansable los timbales de su batería, ubicada sobre una gran plataforma formada por unas pantallas.
El público premió a VOLBEAT con un fervoroso aplauso tras la tripleta inicial y casi sin tiempo para coger oxígeno, los daneses arremetieron con una “Lola Montez” que puso a los asistentes a cantar a pleno pulmón junto a Michael. Tras ella, rebajaron la intensidad con una “Last Day Under The Sun” a la que le siguió “Fallen”, con dedicatoria al padre del vocalista y que se convirtió en el único tema que nos ofrecieron de un “Beyond Hell / Above Heaven” del que obviaron grandes clásicos como “The Mirror And The Reaper”, “7 Shots”, “16 Dollars” o “A Warrior’s Call”. Ciertamente, no me gustaría estar en la piel de los de Dinamarca cuando confeccionan sus repertorios.
Michael Poulsen se colgó la guitarra acústica para interpretar en solitario unos breves amagos de “I Only Want To Be With You” y “Ring Of Fire” que sirvieron de preludio para una magistral “Sad Man’s Tongue” que revolucionó el Sant Jordi Club. Sin bajar el listón, continuaron con una “Wait A Minute My Girl” en la que lanzaron globos gigantes al público y en la que contaron con la aparición de el dueto ZZ BOTTOM, quienes se encargaron de las partes de piano y saxo, ataviados como si fueran los mismísimos ZZ TOP, arrancando un gran aplauso de los asistentes. La jugada fue acertadísima y se agradece que no llevaran esos instrumentos grabados como hubiesen hecho otras bandas.
La intensidad del concierto no paró de crecer y crecer gracias a la ejecución de piezas como una “Black Rose”, en la que Michael pidió aplausos para BAD WOLVES y SKINDRED, la enérgica “Shotgun Blues”, “Seal The Deal” o la poderosa “The Devil Rages On”. VOLBEAT le dio bastante cancha a su reciente “Servant Of The Mind”, álbum en el que confían ciegamente y que juntamente con canciones de “Seal The Deal & Let’s Boggie” y “Outlaw Gentlemen & Shady Ladies” se convirtieron en la columna vertebral del repertorio de los rockeros daneses. Precisamente, las siguientes en caer fueron canciones pertenecientes a esos álbumes como “Lonesome Rider”, “Slaytan” o una coreadísima “Dead But Rising”, tras la que abandonaron el escenario.
VOLBEAT no se hicieron de rogar, volviendo rápidamente a las tablas de la mano de “The Sacred Stones”, una canción que a pesar de ser nueva ya huele a clásico. A continuación, los técnicos volvieron a colocar el piano en uno de los laterales del escenario y volvieron a aparecer en escena ZZ BOTTOM para interpretar la poderosa, festiva y rocanrolera “Die To Live”. Los de Copenhague recibieron un gran aplauso, otro más, y esté se fusionó en una emotiva “For Evigt” en la que quedó altamente demostrado el enorme nexo que tiene el combo danés con sus seguidores. La banda se despidió victoriosa tras una gran ejecución de “Still Counting”, tomándose su tiempo para despedirse y lanzar púas, muñequeras y parches de batería al público barcelonés.
VOLBEAT se vació con una gran descarga en la que, a pesar de que cada vez se echan de menos más temas clásicos, se posicionaron como uno de los candidatos más solventes para hacerse con el trono el Rock - Metal cuando las viejas glorias ya no estén. Pensándolo bien, quizás no deberíamos esperar a que las leyendas desaparezcan y deberíamos mirar hacía adelante como están haciendo en el resto de Europa, donde los de Michael Poulsen llenan grandes pabellones y encabezan festivales desde hace años.
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