BERRI TXARRAK - Haria

 

Variado y rabioso, esos dos adjetivos son los más adecuados para describir el último trabajo de los navarros BERRI TXARRAK, titulado “Haria” -El Hilo, en español-. El octavo disco de la banda se basa en un sonido moderno, en el que se engarzan elementos Grunge con otros más actuales. Por si estas no fueran ventajas suficientes, la producción de este nuevo álbum destaca por su pulcritud, dejando un sonido que encandilará hasta a los enemigos de este género.

BERRI TXARRAK se sacude de un latigazo la etiqueta Punk Rock pasando un Rock mucho más adulto, más elaborado y en el que la rabia no se confunde con la falta de elegancia. No en vano, la grabación en EE.UU. en el estudio de Ross Robinson, que ha servido a bandas como SLIPKNOT, es uno de los factores determinantes para elevar la nota de este disco. Esto unido al poso de la edad del único componente de la formación original, Gorka Urbizu (voz y guitarras), nos dejan un álbum que sorprenderá y agradará a propios y extraños.


Desde el primer acorde nos damos cuenta de que estamos ante un señor disco. “Sugea Suge” con un ritmo fácil y penetrante se aloja inmediatamente en tu columna vertebral. La limpieza de la descarga es total y sin dolor quedas enganchado por la curiosidad al resto del álbum. Tras éste, aún mejora el disco, “Albo-Kalteak” aúna las virtudes de la anterior con un ritmo mucho más vivo y furioso.

La tensión no decrece y con el tema-título, “Haria”, el ritmo no hace sino incrementarse. El trío se supera canción tras canción, pese a que cortes como éste puedan ser acusados por algún purista como comercial. Nada más lejos de la realidad, el tema encaja perfectamente dentro del concepto elaborado por el conjunto del álbum. De todos modos, cualquier duda queda disipada por los más duros “Guda” y “Lepokoak”, que siguen en el track list del compacto.

“Iralia” es el contrapunto a los anteriores. A medio camino entre la balada y un corte duro, solamente la suavidad del tono de Urbizu nos recuerda que estamos ante una, siempre presunta, lenta. Posiblemente, a estas alturas del álbum, era justo lo que hacía falta. “Harra” reanuda la dureza en el disco. Algo que se ve confirmado con “Makuluak”, un buen corte que se ve eclipsado al principio por una destartalada batería. Este borrón, de los pocos del disco, se ve rápidamente olvidado por un completo tema.


Sin tantos cambios y algo menos completa llega la descarga de “FAQ” que, pese a todo, resulta una canción bastante correcta, aunque no se puede decir que vaya a pasar a la historia. Más bruta, y ya cerca de la parte final, está “Non Bestela”, que deja claro que lo mejor del disco ya pasó. De aquí al final, el ritmo se ralentiza, terminando en un extraño corte que desempeña perfectamente su papel de epílogo psicodélico.

Nos encontramos ante un disco completo, novedoso y elegante. Toda una sorpresa en un tiempo en el que entre tanta sobreabundancia resulta complicado encontrar un álbum redondo que merezca la pena. No sigan buscando, lo tienen delante de las narices.

 

Carlos Camino

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