Noche de domingo para disfrutar de un buen pack de bandas de Metalcore, cada una con sus particularidades, compuesto por TRIVIUM, CALIBAN y UPON A BURNING BODY, con media entrada en la sala y la ausencia de AS I LAY DYING, grupo que lleva un tiempo perdiéndose la parte española de sus giras europeas, habrá que imaginar que por un alto caché que elevaría los precios de las entradas, ya de por sí inexplicablemente más caras que en el resto de Europa. Sea como fuere, los conciertos merecieron muchísimo la pena pero, antes de narrar lo acontecido, disculparnos por la falta de material fotográfico para complementar la crónica, pero la promotora no nos concedió pase de fotos.
Llegamos a la sala, bien nutrida de público, para ver las últimas canciones del grupo de Deathcore UPON A BURNING BODY, otro de esos grupos de nombre compuesto, fiel a la tradición de su género, y que tampoco dejó un gran poso salvo el demostrar su potencia y hacer notar que tenían algunos aguerridos seguidores. A destacar también su curiosa indumentaria, con chalecos y camisas grises -excepto la del cantante , blanca-, con un estilo a lo mafioso.
CALIBAN, grupo con el que podía haber ciertas susceptibilidades debido al recuerdo de algún nefasto show, se mostró esta vez, afortunadamente, como un gran grupo en todos los sentidos. Los alemanes presentaban su último trabajo “I Am Nemesis”, uno de sus mejores discos hasta la fecha, con especial incidencia en la interpretación de sus canciones. Andreas Dörner estuvo muy bien escoltado en ese cometido por las voces más guturales del bajista Marco Schaller y las limpias del guitarrista Denis Schmidt, lo que aportó mucha variedad a su concierto. Además, los miembros del grupo a veces se subían por unos cubos cuyas caras frontales formaban el nombre de CALIBAN, aportando vistosidad a su aplastante show, que arrancó con “Dein R3.ich” y pasó por cortes tan bestias como “It’s Our Burden To Bleed” o “We Are The Many”, que fue dedicada al recientemente fallecido Mitch Lucker, cantante de SUICIDE SILENCE, y que participó en la grabación del tema. Aquí Andreas hizo cantar al público el “Are You Fucking Kiddin Me” y hasta se bajó del escenario para cantar con la primera fila de la audiencia.
“I Will Never Let You Down”, de “The Opposite From Within” propició uno de los numerosos wall of death de la noche, dando lugar también a un circle pit y a que los asistentes pudieran mover los brazos de un lado a otro como si de un concierto pop se tratase. El taladrante “Davy Jones” también animó al los asistentes más fogosos para poguear, así como “24 Years”, un corte del también reciente álbum “Say Hello To Tragedy”, en el que los gritos combinados de los vocalistas dieron mucho juego. La sorpresa, entre comillas, fue el “Sonne” de RAMMSTEIN que CALIBAN versioneó en su “Coverfield”. Sorpresa porque en un set corto se podía pensar que dejarían de lado cualquier versión, pero desde luego su agresiva aproximación al clásico del grupo de Metal Industrial gustó mucho.
El final lo pusieron otros dos cortes de “I Am Nemesis”, las impactantes “Memorial” y “The Bogeyman”, con la que pusieron patas arriba La Riviera haciendo realizar al público un impresionante circle pit alrededor de la zona central de palmeras de la sala, que fue divertidísimo de ver. Así los germanos pusieron punto y final a una actuación genial dando las gracias al público.
Los estadounidenses TRIVIUM siguieron la fiesta en su condición de cabezas de cartel justo después de sonar “Hallowed Be Thy Name”, arrancando, como no podía ser de otra forma, con un espectacular “In Waves” ante el que los fans se volcaron completamente, para seguir con “Like Light To The Flies”, donde ya se vio la importancia de la voz del guitarrista Corey Beaulieu, sobre todo, y del bajista Paolo Gregoletto, como apoyo al frontman Matt Heafy, quien, por cierto, no paró de escupir en todo el show. Y sin parar, una constante a lo largo de todo el concierto, el grupo encadenó otro corte del “Ascendancy”, “Rain”. En fin, un inicio que fue como un tiro, sin frenar para nada, como una estampida de búfalos, que sólo se detuvo para que Matt, en castellano, presentara al grupo: “Buenas noches, somos TRIVIUM, ¿qué pasa Madrid?”
Después, doble recordatorio de “Shogun” con la pegadiza “Into The Mouth Of Hell We March”, y, de nuevo sin interrupciones -tremendamente encomiable esto-, “Down From The Sky”. Tras un cambio de guitarras (otra constante de la velada) y un pequeño paro producido por algún tipo de problema técnico, que Matt solventó con humor, “Entrance Of The Conflagration” de su “Crusade”, un corte muy METALLICA que incluyó de regalo un wall of death, y unas palabras dedicadas a la comida y chicas españolas.
“Black” y “The Deceived”, sazonada con circle pit, también sonaron seguidas, y “Watch The World Burn” y “A Gunshot To The Head Of Trepidation” abrieron camino a “Ember To Inferno”, único guiño a su debut discográfico, y tras el típico “oe, oe, oe, oe” iniciado por la banda -algo que nunca me ha parecido apropiado-, sonó “Built To Fall” en el que Heafy paró, en un gesto que le honra, para hacer una llamada a seguridad y recogieran a la gente que estaba haciendo stage diving.
Se acercaba el final del concierto, del tirón ¡y sin bises! con “Dying In Your Arms”, su clásico “Pull Harder On The Strings Of Your Martyr”, “Torn Between Scylla And Charybdis” -y la gente ya cantando por su cuenta el “oe, oe, oe, oe, Trivium, Trivium”- y la despedida que supuso “Throes Of Perdition” y la lluvia de puas.
En definitiva, un grandioso recital de TRIVIUM, con una manera de tocar sin apenas pausas, para ofrecer casi todas las canciones seguidas, sin bises ni añadidos, centrándose en la música y en una interpretación abrumadora. Algo que el público madrileño, y me consta que el de resto de citas españolas, agradeció especialmente.
Enrique Herrero