Crónica del concierto de POWERWOLF, DRAGONFORCE y WARKINGS en Barcelona (21 de noviembre de 2022, sala Razzmatazz)
Muy lejanos, o eso parece, quedan ya los tiempos de restricciones en los conciertos. Apenas sin darnos cuenta, hemos pasado de estar sentados en sillas y con la mascarilla puesta a colmar salas con capacidad para unas dos mil personas aproximadamente. POWERWOLF, acompañados por DRAGONFORCE y WARKINGS, estuvo muy cerca de colgar el cartel de entradas agotadas en la puerta de la sala grande de Razzmatazz un lunes. Hecho que, a priori, era todo un reto de conseguir si echamos un vistazo al apretadísimo calendario de conciertos que nuestro país está acogiendo en un otoño de infarto. Afortunadamente, un sequito de entregadísimos seguidores de los lobos abarrotó el recinto para presenciar la gira de presentación de “Call Of The Wild”.
WARKINGS se hace notar con efectivos estribillos
Los componentes de WARKINGS, que venían a presentar "Morgana", se subieron al escenario cuando pasaban diez minutos de las seis de la tarde de un lunes. Enfundados en sus vistosos disfraces arrancaron su actuación a ritmo de “The Last Battle” ante una sala a medio llenar que no tardó en conectar con la propuesta festivalera y sus canciones de estribillos facilones y pegadizos. Fueron desgranando cortes como una “Spartacus”, en la que apareció en escena Secil Sen para meter sus guturales o “Maximus”.
La sala se fue llenando paulatinamente, sorprendiéndome la fogosa respuesta de la audiencia ante piezas como “Monsters”, “Fight” o “Hephaistos” y siempre me quedará la duda de si realmente WARKINGS tiene tantos seguidores en nuestro país o si, por lo contrario, los estribillos directos y resultones de la formación propiciaron que muchísima gente los cantará a pleno pulmón. No suele ser demasiado habitual que un grupo tan desconocido como WARKINGS obtenga una reacción tan desmesurada por parte del público barcelonés, hecho que me sorprendió gratamente.
El estribillo austero y machacón de “Sparta” y el Power Metal de manual de “Gladiator” hicieron las delicias de unos asistentes que jalearon a WARKINGS desde el principio hasta el final de una actuación tan fugaz como efectiva que no dejó indiferente a nadie.
Los centroeuropeos saben bien como jugar sus cartas, son tan efectivos como festivaleros y ya sea por su música o por sus disfraces, no dejaron a nadie indiferente.
El salón de máquinas recreativas de DRAGONFORCE
Turno para unos DRAGONFORCE no escatimaron en escenografía para la ocasión. Además de lucir un gran telón que cubría la parte trasera del escenario, los londinenses colocaron una gran tarima que elevaba la impresionante batería de Gee Anzalone hasta lo más alto de la sala Razzmatazz. Por si eso fuera poco, colocaron dos máquinas recreativas gigantes a cada lado de escenario en las que se proyectaban imágenes de videojuegos clásicos en los que aparecían los miembros de la banda ilustrados como personajes de 16 bits.
DRAGONFORCE arrancó su espectáculo de la mano de “Highway To Oblivion” con un sonido un tanto irregular que fue mejorando a medida que fueron despachando temas como “Three Hammers” o “Fury Of The Storm”.
Herman Li y Sam Totman no tardaron demasiado en subirse encima de las máquinas recreativas para el deleite visual de unos asistentes que enloquecieron frente la entrega y posturitas infinitas de una formación que se presentó por primera vez en nuestro país con Alicia Vigil al bajo.
Los británicos levantaron por primera vez el pie del acelerador durante la interpretación de una “The Last Dragonborn” que propició que el público coreara con intensidad el nombre de la banda una vez finalizada. A continuación, se desató la locura colectiva cuando Marc Hudson anunció que la siguiente canción que iban a ejecutar no era otra que la cover del “My Heart Will Go On” de Celine Dion. La acelerada versión del tema central de "Titanic" elevó la temperatura de una sala grande de Razzmatazz, que ya lucía a rebosar, hasta su punto de ebullición.
“Cry Thunder” fue una de las composiciones que sonaron con más empaque de su repertorio. El público, entregadísimo en todo momento, llevó en volandas a unos DRAGONFORCE que no pararon quietos ni un solo segundo sobre las tablas, incitando a sus seguidores con cada carrera, con cada salto, con cada gesto con sus instrumentos.
Solo quedaba un tema en el repertorio y todo el mundo sabía que no podía ser otra que la archiconocida “Through The Fire And Flames” con la que lo gozaron tanto la banda como el público, en el que se convirtió en uno de los conciertos más intensos y divertidos que recuerdo de DRAGONFORCE.
POWERWOLF: lobos entregados al directo
El cambio de escenario entre DRAGONFORCE y POWERWOLF se amenizó viendo como retiraban las máquinas recreativas gigantescas de los londinenses y empezaban a preparar todo el atrezo que llevan los lobos. Como viene siendo habitual, sonaron clásicos del Heavy Metal por los altavoces de la sala, pero en este caso todo lo que se pudo escuchar fueron versiones que el combo germano grabó en su día para su álbum “Metallum Nostrum”.
Las luces de la sala se desvanecieron, provocando el griterío de una Razzmatazz llena hasta la bandera, a la vez que los miembros de POWERWOLF fueron desfilando uno a uno, saludando victoriosos desde la pasarela ubicada entre la batería de Roel van Helden y los teclados de Falk Maria Schlegel. Acto seguido, nos miraron desafiantes tras ocupar sus posiciones y dieron el pistoletazo de salida con una poderosa “Faster Than The Flame” a la que le siguieron la pegadiza “Incense & Iron” y una “Cardinal Sin” incendió los ánimos de los asistentes, quienes cantaron sin cesar el gran estribillo que atesora.
La tripleta inicial fue apabullante y casi sin dejarnos tiempo para coger oxígeno nos arremetieron con una enérgica “Amen & Attack” en la que Falk Maria hizo su primera excursión para picar a los seguidores de las primeras filas.
Acto, seguido, nos presentaron otra de las nuevas, la elegida fue una melódica “Dancing With the Dead” que dejó al público coreando el nombre de la banda alemana. Tras ella llegó el turno de una gran “Armata Strigoi” con la que se metieron a todo el público en el bolsillo y que provocó que vitorearan de nuevo el nombre de la formación.
Attila Dorn hizo aullar como un lobo al público barcelonés antes de interpretar una “Beast Of Gévaudan” a la que le siguió una “Stossgebet” en la que se elevó una gran cruz iluminada en la parte trasera del escenario.
A continuación, dispararon a discreción con uno de sus clásicos más recientes, me refiero a una “Demons Are A Girl's Best Friend” que cantaron alegremente todos los presentes. Tras la interpretación de “Fire and Forgive” llegó el momento de rebajar la intensidad de su actuación de la mano de una “Where The Wild Wolves Have Gone” en la que contaron con órgano barroco que colocaron en el centro de las tablas y con el que Falk Maria interpretó el tema, bien escudado por Attila.
“Sainted By The Storm”, su single más reciente, propició un cambió de telón y desembocó en una “Army Of The Night” que se convirtió en uno de los momentos álgidos de la velada, o de la misa metálica como a POWERWOLF les gusta referirse a sus conciertos. Sin embargo, “Blood For Blood (Faoladh)” me pareció uno de los pasajes más flojos de la actuación, pero fue enmendado rápidamente con una emotiva interpretación de una “Let There Be Night” que cerró su actuación tras una hora y media intensísima en la que POWERWOLF desgranaron un tema tras otro sin apenas descanso.
Durante su retirada los asistentes volvieron a corear el nombre de POWERWOLF. Llegué a perder la cuenta de las veces que esto ocurrió a lo largo del concierto y justo entonces, esos gritos se fusionaron con “Agnus Dei”, la introducción que abría el disco “Blood Of The Saints” publicado en 2011. A continuación, todos sabíamos bien que se venía una demoledora “Sanctified With Dynamite” a la que le siguieron “We Drink Your Blood” y una “Werewolves Of Armenia” que supuso el final de una más que intensa actuación de una hora y tres cuartos de duración en la que poco se le puede reprochar a unos entregadísimos POWERWOLF.
Bueno, siempre se puede sacar algo de punta, que no toquen absolutamente nada de “Lupus Dei” y que de “Bible Of The Beast” tan solo desempolven una canción debería estar penado con el pecado capital. El combo alemán apuesta fuertemente por su material más reciente, que precisamente es el que los ha llevado a llenar los recintos más grandes de su historia. Eso es innegable.
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