La banda de Death Metal Melódico RISE TO FALL lanzó al mercado el pasado mes de septiembre su nuevo trabajo, "Into Zero", el cuarto de la formación vizcaína, que empezó su andadura discográfica diez años atrás con su potente debut, “Restore The Balance”.
Nada más y nada menos que tres años después de la publicación de "End Vs Beginning" están de vuelta para ofrecernos una obra compuesta por doce temas, grabados en los Chromaticity Studios, que siguen los patrones del Melodeath de corte más moderno. Las pistas han sido mezcladas y masterizadas en los Hansen Studios por el aclamado productor danés Jacob Hansen, quien ha conseguido una producción muy pulida y potente como suele ser habitual en él.
Arranque apabullante de "Into Zero"
“The Descendant” se abre paso, tras una breve introducción con ciertos aires electrónicos, a través de unos riffs afilados y una base rítmica muy potente que dejan el camino libre para que Dalay Tarda nos noquee con sus voces desgarradas que se han convertido ya en marca de la casa, desembocando en un estribillo con unas melodías tremendamente adictivas cantadas con voces limpias.
Tras un inicio brillante, el pulso del álbum no decae y la banda da fe de que actualmente se encuentra en un momento muy dulce de la mano de otra gran composición como es “In The Wrong Hands”. La siguiente en deleitarnos es “Acid Drops”, cerrando el gran trío de cortes que abren “Into Zero” y que fue elegida, creo que muy acertadamente, como primer adelanto del trabajo, derivando en un videoclip muy logrado.
No temáis, ya que después de ese inicio apabullante, RISE TO FALL mantiene el nivel, y de qué manera, de la mano de “House Of Crosses”. El tema desprende ese aroma tan característico de Gotemburgo y, si no fuera porque conozco al grupo desde hace tiempo, no podría creer jamás que una banda vasca compondría un tema que suene tan cercano y que beba tan directamente del sonido del Modern Melodeath que surgió a raíz de la evolución de lo que mundialmente se conoce como “Gothenburg Sound”.
RISE TO FALL prosigue impetuoso su camino con una de las canciones más pegadizas del redondo, estamos hablando de “Virgin Land”, un auténtico temazo que atrapa con sus ritmos machacones y penetrantes hasta llegar de nuevo a un estribillo magnífico, de esos que permanecen dando vueltas en tu mente durante horas después de escucharlo.
La intensidad de "Into Zero" se rebaja en “The Empress”, una composición más lenta en la que brillan las voces limpias y que da un punto de variedad al conjunto del trabajo. Tras este momento de desconexión en cuanto a caña, vuelven a repartir cera con ”Temptation Feeds On Our Weaknesses”, donde las guitarras de Hugo y Dann dan lecciones acerca de cómo riffear si tienes una banda de Melodeath. Tras la estela de este último corte encontramos “Zero Hour”, una composición que trae a la cabeza a los suecos IN FLAMES de la época del “Reroute To Remain”.
A medida que me acerco a la recta final del trabajo, la consistencia del mismo me atrapa y no puedo dejar de pensar en las horas de tiempo que debió invertir la formación para pulir cada uno de los arreglos del disco; los músicos de RISE TO FALL deben haber sudado sangre para conseguir un producto de esta calidad. Justo ahí es donde nos damos de bruces con “Effects Of The Terrestrial Syndrome”, donde la voz rasgada de Dalay Tarda se adapta como un guante a las guitarras punzantes de este corte, llegando de nuevo a un estribillo con voces limpias que corona este corte.
Los tres últimos temas bajan un tanto la intensidad del trabajo y es que tanto en “Survivor”, como en “Game Of Appearances” y “White Canvas”, encontramos a RISE TO FALL en una tesitura menos agresiva y más enfocada hacía las melodías. En ellas podemos encontrar solos de guitarra deliciosos y unas líneas vocales que no se quedan precisamente atrás, pero, a decir verdad, echo de menos un cierre de disco con alguna composición más poderosa y arrolladora.
RISE TO FALL crece
Con este "Into Zero" la formación vizcaína ha facturado un trabajo corto y directo, repleto de composiciones consistentes y con mucho gancho, cosa que me lleva a considerar que, tras cuatro obras de estudio y después de haber compartido escenario con bandas del calibre de BIOHAZARD, SOILWORK o AMON AMARTH, los vascos han llegado a su madurez compositiva.
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