RIVERSIDE demuestra en Madrid que está entre los grandes del Rock Progresivo

Crónica del concierto de RIVERSIDE y LESOIR en Madrid (sala La Paki, 9 de octubre de 2023)

RIVERSIDE sigue paso a paso, o mejor dicho disco a disco, imparables en su ascenso a lo más alto del Rock Progresivo (parece que a su líder no le gusta nada que les etiqueten como “Metal”) y con su último esfuerzo, “ID.Entity”, no parecen mostrar otra cosa que eso mismo, su consolidación entre los grandes baluartes europeos del género.

Es imposible, por mucho que hayan pasado siete años, obviar la ausencia del tristemente fallecido en 2016 Piotr Grudzinski pero han sabido reponerse a esta dura pérdida y “ID.Entity” no es sólo su último trabajo sino también el primero en el que Maciej Meller, su reemplazo, ha podido aportar al grupo en la composición. Esta noche le pude ver por primera vez también en directo y lo cierto es que cumplió sobradamente con su labor. No esperaba menos, lógicamente.

Sobresaliente actuación de LESOIR

Pero antes de comentar lo que nos ofrecieron los polacos durante las dos horas que estuvieron sobre el escenario de La Paqui hay que dedicar unas líneas a hablar de lo que nos deparó la actuación de LESOIR, desconocidos para mí (aunque ya tienen cinco discos y un EP en su haber y en 2019 acompañaron también a RIVERSIDE), encargada de abrir los conciertos de los liderados por Mariusz Duda.

El quinteto neerlandés saltó a escena a las 19:25 clavadas y, durante los tres cuartos de hora de que dispuso, se dedicó a dar cancha fundamentalmente a “Mosaic” (su último disco editado en 2020) y, cómo no, a una parte (la sección denominada “The Warning”) del tema de veinte minutos y veinte segundos editado el año pasado bajo el nombre de “Babel” recogido en el EP del mismo nombre.

Sin embargo, la banda fundada en 2009 por la vocalista (y multiinstrumentista) Maartje Meessen y el guitarrista Ingo Dassen está a punto de sacar un nuevo EP y, precisamente, arrancó su actuación con un tema de nuevo cuño como “Push Back the Horizon”, en la que escuchamos por primera y última vez a Maartje tocar la flauta travesera, dándole un toque muy peculiar al tema. De hecho aprovecharon para intercalar hasta tres nuevas composiciones entre temas de “Mosaic”, siguiente en sonar y que le da título al disco, donde la vocalista se colgó una guitarra acústica dejando patente sus dotes instrumentales además de vocales.

Mostrando su agradecimiento en cada intervención que hizo, Meessen nos presentó otro tema nuevo llamado titulado “You Are the World” para el que tomó posición frente a su teclado cantando desde allí mientras sus compañeros hacían coros, o incluso segundas voces, obteniéndose un resultado muy interesante. Por supuesto todo sonaba en vivo y en directo y la aportación de todos los integrantes del combo me pareció sobresaliente en todo momento.

Su música en estudio me había parecido bastante más calmada de lo que presencié y ganó mucha fuerza en directo. Prueba de ello podría ser “Someboy Like You”, en la que una vocalista emocionada y entregada hizo incluso “air guitar” y headbanging junto a Ingo en varios momentos. De hecho Maartje vivía y cantaba cada canción con una intensidad y expresividad muy por encima de la media de los cantantes del estilo y, junto a sus compañeros, se movía lo que el poco espacio que los instrumentos de RIVERSIDE les dejaba. Muchos grupos prog permanecen estáticos en directo pero no fue su caso haciendo que su descarga fuera, además de impecable, de lo más vistosa.

El sonido en este tipo de conciertos suele estar a la altura del tipo de música y, afortunadamente, esta noche no fue una excepción por lo que tanto las voces de Maartje, como de la guitarrista Eleën Bartholomeus y los coros del bajista Ingo Jetten, se distinguieron con claridad. Y no sólo las voces sino que las evocadoras melodías de las guitarras, los grandes solos y la sección rítmica compuesta por Bob Van Heumen y el citado Ingo Jetten corrieron la misma suerte. Todo estaba bien ecualizado y no opacó en ningún momento al resto de sonidos. No sufrieron para nada el sonido “telonero”.

Turno para la presentación del citado fragmento de “Babel” que, sinceramente, me dejó con ganas de más. Una pena que su labor de banda invitada les impidiera ejecutarla en su totalidad porque escuchándola después en mi casa me parece una composición soberbia. Tal vez en otra ocasión se dé esa oportunidad. Lo mismo opino de la calidad de la instrumental “Dystopia” que nos dejó la curiosa estampa de los músicos intercambiando sus instrumentos de modo que Eleën se colgó el bajo y Maartje la guitarra eléctrica de su compañera. Por su parte Ingo Jettel se sentó para tocar una “Pedal Steel Guitar” inicialmente y luego acompañó con una tercera guitarra al resto. Variada composición donde demostraron lo grandes músicos que son y que se pasó volando, y eso que dura más de siete minutos.

El tiempo se les estaba agotando a los neerlandeses y tan sólo les quedaban dos temas por tocar. El primero fue otro nuevo llamado “The Drawer”, continuista con el sonido definido en “Mosaic”, donde la rubia guitarrista se marcó un solo con slide, mientras que la final “Two Faces” podría servir perfectamente para representarlo. Desde el pausado inicio con Eleén y Maartje al teclado hasta el crescendo final, con la primera encargándose de la guitarra junto a Ingo mientras la vocalista fundadora elevaba su voz por encima del solo de su compañero. Gran colofón para una actuación que me convenció mucho más de lo esperado y grata sorpresa la de LESOIR a los que seguiré la pista.

RIVERSIDE, improvisación y genialidad

Increíble demostración de eficacia la demostrada en el cambio entre grupos ya que en menos de veinte minutos despejaron todo, hicieron las últimas comprobaciones y dejaron todo listo para que, también con exquisita puntualidad, se presentaran de nuevo en la capital RIVERSIDE. Con la sala mostrando un gran aspecto, aunque no agotaron entradas, los polacos demostraron el buen estado de forma en el que están tanto en estudio, y eso que a mí me dejó en las primeras escuchas un poco “frío” el último disco, (o “helado” si lo comparo con palabras mayores de su ya extensa discografía como “Anno Domini High Definition” o incluso obras más recientes, pero tremendas, como su predecesor “Wasteland”) como en directo. Esto último es algo fuera de toda duda para cualquiera que haya asistido a alguno de sus conciertos porque en ese ámbito nunca les he visto fallar. Tampoco lo hicieron en esta ocasión.

Gran ovación al tomar posiciones en el escenario primeramente Piotr y Michał (esbozando una especie de intro con teclado), luego el guitarrista Maciej y, tras un par de minutos, apareció Mariusz cuyo bajo anunciaba que “#Addicted” era la encargada de arrancar una velada en la que el cuarteto hizo lo que mejor sabe hacer. Transmitir emociones a través de sus canciones arropadas por un sonido brillante que, como con sus predecesores, no empañó en ningún momento su descarga sino todo lo contrario, la potenció.

Tras este primer y único recuerdo a su disco “Love, Fear and the Time Machine” siguieron echando la vista atrás para recalar en su ya lejano “Rapid Eye Movement” con la clásica “02 Panic Room”, recibida con gran júbilo por una audiencia que la tiene entre sus favoritas. No en vano lleva siendo fija en sus repertorios desde que fue editada en 2007. Y por mucho tiempo que así sea. Eso sí, como recalcó en alguna de sus múltiples intervenciones el bajista, ninguna de ellas fueron ejecutadas tal y cómo fueron grabadas exactamente sino que se permiten licencias, pequeños arreglos y variaciones alargando ciertas partes en directo porque así les gusta hacerlo. Esto fue una constante a lo largo del concierto y a algunos les gustará más, y a otros menos, pero así plantean sus actuaciones los polacos.

El grupo, como es habitual, estuvo concentrado en su labor instrumental y dejó que el peso de la interacción con el público recayera en Mariusz (y también lo asumió un sonriente Michał Łapaj aunque él no hablara entre canciones pero si conectó con gestos con la audiencia), al que vi, como siempre, muy simpático en sus intervenciones además de clavar sus partes vocales y demostrar lo buen bajista que es, ya sea usando la púa como tocando con los dedos. Eso sí, no sé si por el tiempo que hacía que no les veía pero en esta ocasión he de decir que creo que habló demasiado y no me terminó de convencer que se haya apuntado a la “escuela Akerfeldt” de comedia. En ocasiones tuvo gracia pero, en otras, me resultó bastante innecesario perder tanto tiempo en esas cuestiones o alargar la presentación de los temas como lo hizo.

El otro miembro fundador junto a Duda, el baterista Piotr Kozieradzki, se movió perfectamente entre la sutileza y la contundencia según fuera menester pero no le vi esbozar una sonrisa en todo el concierto y, solamente cuando se despidieron, pareció relajar su rictus impasible. Sin duda es el más serio del cuarteto pero quién sabe, lo mismo es un juerguista fuera del escenario… En el lado opuesto estuvo Michał Łapaj a los teclados, quien no paró de partirse de risa en todo momento no sé muy bien por qué, la verdad. Como dije antes, se mostró muy cercano con las primeras filas y gozó de un protagonismo total en numerosos momentos de la velada. Desde luego disfrutó mucho y su aportación me pareció llena de matices y calidad.

Respecto al “nuevo”, Maciej Meller, me reitero en lo que decía al inicio. Se le ve totalmente asentado en la formación, no sólo musicalmente sino también a nivel escénico e imagino que personal, porque le vi muy cómodo en todo momento tanto ejecutando sus partes en las nuevas composiciones como calzándose las botas de su antecesor con total solvencia en el resto de canciones que interpretaron. Eso sí, debe ser terriblemente tímido porque le vi totalmente en su mundo, casi siempre mirando al suelo o al mástil de su instrumento y, sólo al final, sonrió puntualmente y pareció relajarse.

No fue hasta la tercera canción del repertorio cuando pudimos escuchar la primera de las seis composiciones de “ID.Entity” que interpretaron esa noche y, teniendo en cuenta que el disco tiene siete, parece que los polacos tienen una gran confianza en lo que han grabado en dicho trabajo. Así pudimos escuchar “Landmine Blast”, con lucimiento del bajista en su parte final, y “Big Tech Brother”, en la que Mariusz fue el que recitó la locución inicial y en cuyo inicio Maciej dejó todo el protagonismo a sus compañeros quedándose detrás de su pantalla hasta que le tocó intervenir. La parte final mostró uno de los pocos momentos “estudiados” ya que él y Duda terminaron subidos a la tarima de la batería flaqueando a Piotr. Es una composición que podría calificar de “oscura” y en la que no les ha temblado el pulso a la hora de añadir lo que les ha venido en gana en pos de lograr su objetivo, no encorsetarse ni ceñirse a nada más que a sus inquietudes musicales, algo que redunda en cada tema de su último disco y que es digno de alabar.

Con las escuchas reconozco que me ha terminado atrapando “ID.Entity” (este tipo de música no suele ser de las que “entra” a la primera) pero no voy a negar tampoco que, en mi opinión, palidece ante cortes como “Left Out” del enorme “Anno Domine High Definition”, siguiente en caer, y cuya maravillosa melodía fue coreada con fervor por una sala rendida al buen hacer del cuarteto. Realmente emocionante. Por suerte no fue su única incursión en tal colosal disco y en la recta final también nos deleitaron con “Egoist Hedonist” para regocijo de los presentes que la recibimos con entusiasmo. Personalmente ese regusto ochentero en los teclados del tema sobre el bajo de Mariusz, directamente, me flipa.

Otra muestra de la versatilidad del combo fue la adaptación “libre” de “Post-Truth” en la que, como nos adelantó el locuaz líder en su presentación, añadieron fragmentos de otras canciones de su discografía aunque, obviamente, respetando la parte lírica. Es cierto que en la música progresiva la improvisación es más habitual que en otros estilos de Rock o Metal pero desde luego no es algo muy habitual y no les quedó mal en ningún caso. En palabras del vocalista, adoran hacer este tipo de cosas en directo así que nada que objetar.

No dejaron su última obra de lado ya que era el turno para la grandilocuente oda a la música progresiva (nada menos que trece minutos de canción) llamada “The Place Where I Belong” que, pese a su duración, no se hizo larga ni pesada porque me parece que aúna (casi) todos los elementos que definen la música de RIVERSIDE actualmente. El tema fluyo con una naturalidad pasmosa gracias en gran medida a unos excelentes y variados teclados de Michał. Enorme trabajo el suyo que no me cansaré de reivindicar aunque todos los integrantes del combo brillaron a su manera.

Nuevo y mordaz chascarrillo de Mariusz comentando que en vez de celebrar el décimo aniversario de “Shrine Of The New Generation Slaves” con una superedición de cinco discos, dos DVDs, libreto de más de cien páginas a un precio desorbitado habían decidido tocar esa noche un tema de él, desatando las risas. La elegida fue una sentida y pausada “We Got Used To Us” muy bien recibida por la sala y donde destacó la voz del bajista, excelso durante toda la noche en este aspecto también como ya comenté. Muy buen trabajo también de Maciej a la guitarra trasmitiendo mucho sentimiento en la ejecución.

La citada “Egoist Hedonist” dio paso al último tema de “ID.Entity” que sonó en la parte regular de su concierto. “Friend Or Foe” te dicen que pertenece a un grupo de la década de los ochenta y te lo puedes creer sin ningún problema, clara muestra de que no tienen ningún tipo de límite a la hora de componer o expresarse. Los puristas del género seguramente se rasgarán las vestiduras pero he de reconocer que es un tema que me encanta, supongo que porque me gusta también la música bailable de la década en la que crecí y me da lo mismo que sea de RIVERSIDE o de cualquier otro grupo tipo “One Hit Wonder” de los muchos que salieron en aquel momento. Grandes por asumir estos riesgos.

Tras ella abandonaron un par de minutos las tablas para el paripé de los bises que arrancaron con, ahora sí, la última representante que sonó esta noche de su última entrega. “Self-Aware” cierra “ID.Entity” e hizo lo propio con su presentación en directo a la que añadieron un pequeño fragmento en su parte final de “Driven To Destruction” para darle un toque diferente. Yo no la hubiera tocado en los bises pero con ello volvieron a dar muestras de lo que apuestan por su reciente obra.

Sin tiempo para mucho más, nueva presentación del grupo por parte del bajista, y suya a cargo del teclista, para cerrar su gran descarga con la corta pero alucinante “Conceiving You” del no menos alucinante “Second Life Sindrome”, que me retrotrajo a la primera vez que les vi, casi por casualidad, en la añorada Ritmo & Compás presentando esa joya precisamente y donde me conquistaron para los restos. Lástima que, en mi opinión, se pasaran de frenada alargándola hasta hacerme bostezar con el bautizado por Mariusz “Silent Scream” que consistió en hacernos susurrar un grito (si, tal cual lo leéis) tantas veces que me resultó tedioso. Entiendo que, como el público es el “quinto” miembro de Riverside, nos hiciera participar de algún modo pero no me gustó la manera en la que lo hicieron en este corte.

Única mácula que no empañó un concierto a la altura de muy pocos grupos y que volvió a dejar patente el gran nivel en el que se encuentran los polacos. Sin duda, RIVERSIDE sigue siendo una apuesta segura si te gusta el Rock progresivo o, simplemente, la música de calidad y, una vez más, lo volvió a demostrar.

Promotora: Madness Live!

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