"The Quest": Crítica del disco de YES

Portada de The Quest de YES

"The Quest" supone el retorno de Billy Sherwood a YES

Seguramente muchos fans de YES pensaron que la banda daría carpetazo final a su extensa y exitosa carrera tras el fallecimiento de su fundador y carismático líder, el bajista Chris Squire, en 2015 víctima del cáncer. Squire, que luchó duro contra la maldita enfermedad, encomendó a sus amigos y compañeros de fatigas en la banda que continuaran sin él y que dieran su puesto de bajista al talentoso músico norteamericano Billy Sherwood, quien ya fuera miembro de la banda como músico de apoyo a finales de los 90. Y así es como, parón pandémico incluido, llegamos a “The Quest”, el nuevo trabajo de los colosos progresivos británicos. Un disco muy especial en muchos aspectos que paso sin más a comentaros.

Siempre conscientes de que lo musical ha de ir acompañado de un gran trabajo de arte visual que refuerce el mensaje del disco, YES ha vuelto a encargar el arte gráfico al legendario Roger Dean, quien firma una obra serena, evocadora y enraizada en su característico estilo de naturalismo mágico que tantas grandes portadas ha dado a bandas como ASIA o URIAH HEEP. La faceta visual, por tanto, está más que resuelta y en lo relativo a la producción sonora, el peso del trabajo ha recaído en el experimentado Steve Howe, que en este trabajo ejerce de líder de la banda con notable resultado.

Ayudado por Curtis Schwartz como ingeniero de sonido, Howe tuvo que trabajar con sus compañeros de banda en la distancia compartiendo archivos digitales debido a las restricciones globales provocadas por la pandemia del Covid-19. Así y todo, el trabajo está perfectamente cohesionado y el sonido es de verdadero lujo. Otro de los aspectos más notables de “The Quest” es el peso específico que han ganado tanto Sherwood como Jon Davison (vocalista) en tareas compositivas siendo coautores de algunos de los mejores temas del disco.


La inclusión de Billy Sherwood al bajo y el crecimiento creativo de Jon Davison garantizan la supervivencia de YES para los próximos años

En concreto, y entrando ya en harina, el tema de apertura, “The Ice Bridge” está firmado por Davison y el teclista Geoffrey Downes y es, en mi opinión, de lo mejorcito que ha hecho YES en los últimos 20 años. Los colosales teclados de apertura y el bajo pulsante de Sherwood, que clava el sonido clásico de Squire, dan paso a un riff infeccioso de Howe y este a la cálida voz de un Davison totalmente asentado en la plaza de cantante. Es verdad que siempre será comparado con el inigualable Jon Anderson, pero en este disco destapa sus esencias compositivas y demuestra por qué es digno sucesor del legendario vocalista. La canción es dinámica, matizada en mil detalles de una riqueza deslumbrante y ofrece un espectacular duelo de solos entre Howe y Downes que demuestra que la banda tiene aún mucho que decir en el mundo del Rock Progresivo.

“Dare To Know”, firmada en solitario por Steve Howe, es más pausada y melancólica gracias a los juegos de voces entre Davison y el propio Howe, que no es que sea un gran vocalista, pero cumple de sobra con el papel de segunda voz. La inclusión de la FAME´S Studio Orchestra, siguiendo los arreglos de Paul K.Joyce, enriquece la canción hasta elevarla a un nivel de excelencia propio de las bandas más grandes. El deseo de Geoffrey Downes de dar a sus teclados un toque “retro” se nota claramente en esta canción si nos fijamos en el sonido de su Hammond y de los pianos eléctricos que ha elegido para la ocasión. La coda final acústica nos envuelve en una bruma melancólica marcando lo que será el devenir de casi la totalidad de lo que resta del disco, algo que en mi opinión lastrará el resultado final. Pero de eso hablaremos un poco más adelante.

Davison y Sherwood se alían en la creación del siguiente corte del disco, “Minus The Man”, una canción que nos habla de la inteligencia artificial y la progresiva deshumanización del mundo en que vivimos. De nuevo se usan pistas de apoyo grabadas por la FAME´S Studio Orchestra y el resultado es una pieza de tintes cinematográficos en la que destaca el excelente solo de guitarra de un Howe desatado, que se ha echado la banda a los hombros y que mantiene viva la llama de la leyenda junto al incombustible, aunque físicamente mermado, batería Alan White.


El tema más extenso del disco es “Leave Well Alone” y lo firma en solitario Steve Howe dando un pequeño impulso dinámico al disco. El uso de diferentes instrumentos de cuerda enriquece una canción de extensos pasajes instrumentales en los que lamentablemente no encontramos la brillante inspiración de otros tiempos. Y es que el disco empieza aquí a perder fuelle. No es que sea mediocre ni muchísimo menos, pero es que el listón tan alto puesto por “The Ice Bridge” no es igualado en ningún momento del resto del disco.

Tras el fallecimiento de Chris Squire, Steve Howe se ha echado YES a los hombros liderando el proyecto

“The Western Edge”, firmada por el tándem creativo Davison - Sherwood, nos reengancha con un disco que empezaba a languidecer bajo la batuta compositiva de un Howe demasiado introspectivo. El mayor dinamismo rítmico y las armonías vocales de Davison y el propio Billy, que debería cantar más en la banda, hacen que la canción tenga una gran frescura. Dice Davison que tanto él como Sherwood grabaron las voces por separado y que en ocasiones armonizan perfectamente mientras que en otras quedan descolgadas dando al tema un aire de mayor frescura. Lo suscribo totalmente y diría que esta canción es de las mejores del disco gracias también al soberbio trabajo en la slide guitar de Howe.

“Future Memories” es obra en solitario de un Davison en estado de gracia creativa y es un claro ejemplo de que su plaza no está adjudicado por azar o capricho. No sólo es un excelente vocalista, estamos también ante un músico de cuerpo entero capaz de componer piezas tan sugerentes y bellas como esta en la que la guitarra acústica juega con melodías medievales mientras la slide guitar de Howe pinta matices aquí y allí dando a la partitura una riqueza magistral.

“Music To My Ears”, firmada por Howe en solitario, nos ofrece un dueto vocal entre Davison y Howe en el que cada vocalista aporta un tono propio que empasta bien con el del otro aunque hay que decir que Howe es mucho más brillante en el manejo de las seis cuerdas de su guitarra que en el de las dos cuerdas de su garganta. No es que cante mal, pero su timbre no tiene el encanto de las voces de Davison o el propio Sherwood. La canción, sin embargo, es realmente buena, con una progresión melódica muy pegadiza y unos arreglos de teclado y percusión sobresalientes.


El final de "The Quest", en su edición sencilla, lo pone “A Living Island”, otra composición de Davison, acompañado en esta ocasión por un Geoff Downes algo más ausente en este disco que en trabajos anteriores de la banda. Aún así, su piano suena grandioso en esta canción escrita por Davison en su domicilio de la isla de Barbados. Todo un canto a la naturaleza y a su preservación que se entremezcla con el homenaje a los héroes de la pandemia que han demostrado que no somos islas ajenas los unos de los otros, sino que somos una comunidad humana que debe avanzar junta.

En el disco extra se incluyen tres temas adicionales: “Sister Sleeping Soul”, la única colaboración entre Davison y Howe que se resuelve con elegancia acústica en su mayor parte y que acoge un delicado solo de teclado de Downes; “Mystery Tour”, todo un homenaje al legado eterno de THE BEATLES en música y letra y “Damaged World”, otro esfuerzo en solitario del maestro Howe que abunda en el tono melancólico general del disco dejando al oyente con la sensación de que el disco ha ido de más a mucho menos de manera progresiva.

“The Quest” es un buen disco, mejor que sus predecesores “Heaven And Earth” y“Fly From Here”, aunque aún está por ver si las valiosas aportaciones de Davison y Sherwood a la banda cobrarán aún mayor protagonismo en futuras producciones, y de momento habrá que esperar para ver su resultado en directo. De momento este vigésimo segundo disco de YES nos deja un sabor dulce y ganas de más.

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Reseña
Nota
8
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Desde los 15 años enredo con las letras y las palabras para intentar describir la inmensa sensación de felicidad que me provoca el Rock. He hecho radio, fanzines en papel (sí, viejuno que es uno...) y desde hace unos años colaboro en esta apasionante aventura llamada HELLPRESS. El Hard Rock y el Heavy Metal clásico son mis pasiones aunque también me emociona el Progresivo y algunos sonidos extremos. Desde hace tres años canto en Electric Funeral-Black Sabbath Tribute y ahora también en Black Mamba. La Música es el Latido del Universo.
the-quest-critica-disco-yes"The Quest" es el vigésimo segundo disco de los veteranos reyes del Rock Progresivo YES, en nueva demostración de talento y maestría.

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